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Quién es Facundo Guita: la historia del peligroso estafador que no deja títere con cabeza

Aprendió todas las tonadas del país y la uruguaya. Se hace querer y ¡plop!, te caga.

por Daniel Riera

07 Mayo de 2020 11:00
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Facundo Guita es un cagador. Te hace un truco de magia, un chiste, te cae simpático y cuando confiaste, plop, te cagó. "Caí en el cuento del tío, la verdad que me saco el sombrero. Me están llegando noticias de todos lados de gente a la que cagó. Es un artista. Vos mirá que yo soy repillo y re desconfiado, pero el tipo es habilísimo", cuenta a BigBang Jerónimo Burgos, dueño del comercio marplatense Almacén de Milanesas.

Guita se le acercó con el cuento de que era un uruguayo varado en Mar del Plata por la cuarentena. Le pidió ayuda, Jerónimo se la dio. "Un día compró un alfajor, me pidió un cuchillo, lo partió en cinco pedazos, les dio uno a cada uno de los empleados. Así nos compró a todos". Jerónimo se había hecho amigo de Facundo, le había dado alojamiento, trabajo en su local, le había comprado ropa y zapatillas. Hasta que un día, el martes 6 de mayo, el "uruguayo"  se fue al almacén y no volvió más. Se había llevado el dinero con el que Jerónimo debía pagarle el sueldo a todos sus empleados.

-Lo sádico es que no roba de caño, roba a la gente que lo ayuda. A mí me la puso con mucha guita, me empomó. Estuve casi un mes con este flaco, prácticamente conviviendo, era parte de la familia. Él sabe imitar perfectamente las tonadas de todas las provincias, habla guaraní perfecto, un día nos mostró. Con eso va inventando. No creo que la pase bien porque tiene un trastorno de personalidad fuerte, no puede tener amigos.

Tal vez pienses que debe ser fácil para la policía localizar al personaje en Mar del Plata, que no puede salir por la cuarentena. Bien: estás equivocado. Porque Facundo Guita invirtió 20 mil pesos de la plata que se había robado para irse a Buenos Aires en un taxi. No tenía permiso de circulación, pero le dijo al taxista que su madre había muerto y que viajaba a su entierro. Le dijo lo mismo a los cinco controles que se cruzó en la ruta. Les dio lástima. Les cayó simpático. Jerónimo lo supo porque se lo contó el propio taxista, que cuando se enteró del caso por la televisión marplatense, comprendió que había llevado al estafador.

Jerónimo dice que tras la difusión de su caso, recibió mensajitos de Ecuador, de Colombia, de gente  a la que Facundo Guita (parece un chiste su nombre, pero es verdad) había cagado a lo largo de todo el planeta. Porque a Facundo Guita le gusta viajar e ir cagando gente de aquí, gente de allá, gente de todos lados.

-En una feria artesanal de Jujuy conoció un loquito que ahora vive en Tailandia, un artesano que trae piedras de todo el mundo. Lo invitaron a comer un asado y se terminó robando la camioneta con un montón de piedras que valían un huevo -describe Jerónimo, que tranquilamente podría armar un grupo de Whatsapp con gente estafada por Facundo Guita. Como su propia hermana, a quien le robó el sueldo y el aguinaldo. Como su novia.

Como el pampeano Joaquín Morán. 

-Es preferible que te agarren por la calle y te roben, a que te roben de este modo -relata Joaquín a BigBang, todavía dolido por los hechos. El año pasado yo estaba viajando de mochilero, ya estaba regresando, llegué a Puerto Madryn procedente de Ushuaia. El primer día en Madryn lo conocí, estuvimos acampando cuatro días en la playa, conocí a una piba por una aplicación, pegamos buena onda, salimos una noche, fuimos a un bar los tres juntos, porque yo no lo quería dejar tirado. Al tercer día esta piba, que es tatuadora, nos invitó a quedarnos unos días en su casa. Ella nos había prometido que nos iba a regalar un tatuaje. Llegado un momento yo me quería ir y Facundo me insistía en que nos quedemos hasta que la piba nos hiciera el tatuaje.

Para entonces, Joaquín habían decidido seguir desde Puerto Madryn hasta Las Grutas, de mochilero con su nuevo amigo. Mientras estuvieron en lo de Indi, que así se llama la tatuadora, hacían pan relleno para juntar fondos, hacían magia en los bares, Facundo hacía malabares con fuego. Facundo le enseñó algunos trucos a Joaquín. Les iba bien en Puerto Madryn, hacían 800/900 pesos por día. "Eso es lo sorprendente, que no necesitaba la plata". 

-En el momento en que nos decidimos a hacernos el tatuaje, él estuvo insistiendo para tatuarse él primero, pero después decidió que no, que no lo tatúen a él primero. Me pidió prestada la mochila, y me dijo que iba al banco a buscar 300 pesos que me debía y volvía. Pasaron las horas y no volvía. Lo busqué por Facebook porque él no tenía celular, y cuando lo busco ya había eliminado la cuenta. Ahí tuve una sensación rara, no podía creer que se estuviera mandando alguna. Volvimos a la casa, bastante asustados porque ya habían pasado cuatro horas. Me había robado toda mi ropa, la mochila con mis cosas, la PlayStation a la piba, dos celulares, un disco rígido, unas joyas...  Seis días antes a mí me había desaparecido una GoPro, y nunca se me había ocurrido sospechar de él. Cuando él desvalija la casa de Indi, yo hice un posteo contando lo que me había pasado, y ahí se contactaron comerciantes de Puerto Madryn contando que él les había ofrecido la GoPro. Y también me contactó la hermana, y me contactó una novia que había tenido en Jujuy. ël me decía que había tenido una novia en Jujuy y me hablaba con tonada jujeña, permanentemente. Pero no era jujeño: es porteño.

Le robó a la hermana, a la novia, a gente que lo levantó en la ruta en Córdoba, a unos chicos que hacían circo en Tigre les robó la camioneta. 

Cuando la publicación de Joaquín se viralizó, Facundo Guita abrió una nueva cuenta en Facebook diciendo que se iba a quitar la vida, que estaba con mucha culpa por lo que le había hecho a Joaquín. Mientras tanto, le mandaba mensajes por privado amenazándolo de muerte. 

 

Hizo la denuncia a la policía. Le dijeron que no tenía que confiar en la gente. Le dijeron que su amiga Indi era una pelotuda por haberle dado alojamiento. Se les cagaron de risa.

Ahora, Facundo Guita seguramente se guardará un tiempo hasta que otra vez decida usar su carisma, hacerse amigo de alguien, ganar su confianza y desvalijarle la casa, robarle la camioneta, dejarlo en pelotas y hacerlo sentir un robo mucho más doloroso que un asalto a mano armada. El del amigo que te defrauda, el que te obliga a desconfiar del prójimo. Por la Guita.

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