19 Octubre de 2015 15:01
La Cámara Federal de Casación Penal confirmó hoy las penas a los diez miembros de una familia, condenados por el secuestro y muerte de Matías Berardi en 2010 en la ciudad bonaerense de Benavídez, y ordenó investigar a la única joven, entonces menor de edad, que había sido absuelta por el “beneficio de la duda”.
Matías tenía 16 años cuando fue raptado asesinado.
Los jueces de la Sala III de Casación Liliana Catucci, Eduardo Riggi y Mariano Borinsky ratificaron el fallo del Tribunal Oral Federal de San Martín, que dictó condenas a prisión perpetua para cinco de los acusados y penas de entre 18 y 24 años para el resto.
Algunos de los condenados, una familia de terror.
Pero coincidió en el planteo de la familia de Matías Berardi, que entonces tenía 16 años, para que fuera enjuiciada una undécima integrante del clan, sospechada de haber sido la "cuidadora" del adolescente mientras estuvo en cautiverio y una de las que gritó que el menor era un "ladrón" cuando el chico trató infructuosamente de escapar.
El caso
Matías fue secuestrado en la mañana del 28 de septiembre de 2010: había ido a bailar a la Capital Federal, bajó de una "combi" que lo dejó en el cruce de las rutas 26 y Panamericana, en Pilar, y fue sorprendido cuando estaba a punto de tomar un remís hasta su casa, en Ingeniero Maschwitz.
La familia de Matías, arrasada por el dolor.
Un grupo de personas lo obligó a subir a uno de los dos autos lo llevaron, prisionero, a un galpón de herrería, en Benavídez, donde fue retenido y ocultado por los moradores de la vivienda, Richard Fabián Souto y Ana Cristina Moyano, y sus familiares, Jennifer Stefanía Souto Moyano, Celeste Verónica Moyano y Néstor Facundo Maidana" mientras exigían 30 mil pesos de rescate, recordó el fallo.
Fuga, captura y muerte
Ya por la tarde, "ante un descuido de sus vigiladores", Matías "salió del galpón, trepó por el portón de entrada salió a la calle, y pidiendo sin éxito ayuda a los vecinos que encontró a su paso, inició una carrera desesperada para alejarse del lugar, lo que no logró".
Mientras Matías pedía ayuda a los vecinos, las mujeres de la familia Celeste Moyano, Ana Moyano y Jennifer Souto dieron aviso al resto y comenzaron a gritar que el chico era un ladrón.
El cuerpo fue hallado en Campana con un balazo en la espalda.
"Pese a las súplicas del joven que con desesperación rogaba por su vida", Matías fue llevado hasta la localidad de Campana donde lo hicieron arrodillarse con un disparo intimidatorio y luego le pegaron un balazo por la espalda.
Una menor partícipe a juicio
La Cámara de Casación hizo lugar al pedido de la querella para analizar la responsabilidad de la única absuelta: la hija del matrimonio que lo tuvo cautivo y luego salió a buscarlo.
La joven decía que no sabía de lo que había pasado y que estaba en el colegio al momento de los hechos, pero testigos la vieron salir de la herrería detrás de Matías gritando que la habían querido robar.
Se le ha reprochado haber actuado como 'custodia', 'vigiladora', 'cuidadora' del secuestrado durante su estadía en el galpón donde era guardado, e intervenido en su recaptura junto a su madre, hermana y tía cuando pretendió huir de la herrería y fuera señalado por éstos como un burdo ladrón.