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Recaudación, muerte y cocaína: habla un arrepentido de la mafia de La Salada

BigBang entrevistó con uno de los recaudadores del sector de "La Ribera", que hoy fue desalojado. Contó cómo era el trato con Castillo, cuánto se cobraba cada puesto y denunció el vínculo con las drogas.

22 Junio de 2017 14:51
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Fueron apenas tres meses, pero en ese lapso vio y escuchó decenas de situaciones ilegales puertas adentro -y afuera- de La Salada, la megaferia que en las últimas horas quedó en el ojo de la tormenta luego de la detención de Jorge Castillo, el administrador de uno de los sectores más amplios, en el marco de una causa donde se lo investiga por asociación ilícita.

Accedió a conversar con BigBang bajo el estricto anonimato y relata cómo era el día a día en uno de los sectores más calientes de Lomas de Zamora.

 

Su tarea consistía en cobrar por los puestos que se ubicaban en uno de los sectores “enemigos” a Castillo. Trabajaba con los puestos de La Ribera, que hoy fueron desalojados con más de veinte camiones de la municipalidad. En esa época, dice, eran más de 5.000, pero él estaba a cargo de unos 300. “Cobrábamos por los puestos, por el alquiler, por la seguridad y la limpieza: todo lo que se puede cobrar, lo cobrábamos”, le cuenta a este medio.

Micros y puestos. La Salada es una de las ferias más importantes de América Latina.

La suma que hace no es para nada menor. En los tres meses que trabajó allí, cada puesto pagaba unos $ 120 diarios sólo por poder ubicarse. Después pagaban por todo lo demás. “Una vez pusieron una ambulancia, que en realidad era una camioneta vieja que ni andaba, la pintaron de blanco y pusieron una cruz roja. Por eso también se cobraba”, relata a BigBang.

Un fin de semana cercano a las fiestas de fin de año llegó a tener en sus manos más de $ 200 mil. Era la recaudación de apenas 12 horas de trabajo. La feria no sólo mueve mucho dinero puertas adentro: también afuera, en la calle. Cada lugar en el que se pueda instalar un puesto, por más pequeño que sea, es la posibilidad de recaudar dinero.

Por esa razón, las peleas no tardan en llegar. En esa época Castillo ya era el “rey” de Punta Mogote, la feria que administraba. Al arrepentido que le cuenta a BigBang su historia no le llamó demasiado la atención la caída del zar de La Salada, aunque cree que, tarde o temprano, terminará libre: “En cana sólo caen los perejiles”.

Castillo fue detenido en su hogar de Luján, investigado por asociación ilícita.

Varios años después de haber trabajado en aquella feria le cuenta a BigBang que el trato con Castillo era para unos pocos. “Es un círculo muy cerrado -describe-. Tenía su mano derecha y un hombre de seguridad, apodado "El Francés", que lo acompañaban a todos lados. Él ponía la cara, pero su gente era la que hacía la logística de todo”. Castillo era el rey, el zar, el hombre que monitoreaba todo. El trato era ínfimo, sobre todo porque el sector de Castillo quería apropiarse de La Ribera. “Quería cubrir cada vez más territorio”. Cree, a su vez, que con Castillo no se metía nadie porque es un hombre de múltiples contactos políticos y policiales.

Sólo en el lapso que trabajó en el sector callejero de la feria ilegal más grande de América Latina vio decenas de delitos. “Hubo muchos problemas y muchas muertes”, señala. Dice que entre septiembre y diciembre de 2011 hubo, en La Salada, unos 15 muertos. “Los pibes se baleaban constantemente”, recuerda.

Desalojo. El sector de La Ribera era administrado por barras vinculadas al fútbol.

Pero además, denuncia que Castillo no sólo estaba vinculado al negocio de los puestos en Punta Mogote. “Era común ver salir a los de seguridad de Castillo con diez o doce bolsos con plata, pero también con drogas, que llegaban en los colectivos de dos pisos”, dice, y remata: “Parte del narcotráfico se maneja desde ahí adentro”. No se trata de un dato para nada menor, sobre todo si se tiene en cuenta que los investigadores creen que la detención de ayer es sólo la punta del ovillo de algo mucho, mucho más grande.

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