16 Febrero de 2020 13:13
Mientras las 10 rugbiers imputados por el crimen de Fernando Báez Sosa continúan tras las rejas, sus familias enfrentan las consecuencias de sus actos criminales.
Así, de acuerdo a Clarín, los familiares de Juan Guarino y Alejo Milanesi, los dos acusados liberados, evitan declaraciones y se mueven con extrema discreción. “Es muy difícil todo esto. Tengo que ayudar a rearmar a mi hijo. Él no hizo nada, pero el golpe es muy grande. Está triste y desorientado", le señaló al diario el padre de Guarino.
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Paralelamente, las redes sociales de varios de los involucrados y de sus familias fueron cerradas, y algunas familias dieron de baja sus números de teléfono fijo. Además, en varios de los domicilios se tomaron medidas extremas, quitando los timbres y permaneciendo con las persianas bajas a toda hora.
Renuncias y cierre de locales
Luego del homicidio de Fernando, trascendió que Rosalía Zárate, madre de Máximo Thomsen, había renunciado a su puesto de Secretaría de Obras Públicas de la Municipalidad. Sin embargo, varios aseguran que en realidad continúa trabajando desde su hogar en espera de que la situación se normalice.Leé también | Los rugbiers y los 6 agujeros negros en la investigación por el homicidio de Fernando Báez Sosa
La familia de Ciro y Luciano Pertossi, propietaria de talleres mecánicos, los cerró. El padre de los hermanos, además, pactó una suma de dinero con la empresa Toyota, donde trabajaba, para renunciar.
Los vecinos de Zárate, mientras tanto, se muestran en desacuerdo con la falta de comunicados oficiales de la Municipalidad. Por ahora, se dispuso el cierre de todos los boliches y la suspensión de las fiestas públicas, que podrían incluso alcanzar a los corsos.