El robo del cuerpo del pequeño Ciro Aranda del cementerio de Otamendi conmocionó a la opinión pública no sólo por lo macabro del caso sino porque no era el primero en el pueblo: meses antes, el cadáver de otro nene, Matías Fernández, había aparecido a la vera de un arroyo luego de ser sustraído del mismo camposanto.
López, el sepulturero detenido.
Y ahora, finalmente, la justicia dio un importante paso hacia la resolución del caso: la detención de Carlos López, quien trabajaba como sepulturero en el lugar y ya había sido separado de su cargo en abril luego de que se lo investigara por la desaparición del cuerpo de Matías.
La principal sospecha de la fiscal Ana María Caro es que el hombre robaba los cadáveres para utilizarlos en rituales de santería. Varios hallazgos apuntalan la teoría.
Así, según consingó el portal Infobae, en allanamientos practicado en las casas de López y de su madre se encontraron muñecos con la boca cosida, osos de peluche, pequeños objetos atados con cintas, imágenes de San La Muerte, y estatuillas y estampitas de santos católicos en una urna negra. Además, se halló en poder del sepulturero un rosario que sería el mismo que la familia de Ciro depositó en el féretro del niño.
El pequeño Ciro murió a principios de diciembre.
El hogar de López, además, poseía un ambiente al frente donde sólo había una mesa y una cama. Varios testigos, en este punto, señalan a esa habitación como posible escenario de ritos involucrando a niños, por lo cual la Justicia podría iniciar una investigación paralela por abuso. En ese sentido, en la casa también se hallaron volantes de Missing Children con fotos de chicos desaparecidos.
La clave: probar el robo
Mientras López permanece en la cárcel de Batán y se negó a declarar, la fiscal Caro busca imputarlo por robo si efectivamente se prueba que el rosario encontrado en su casa pertenecía al ataúd de Ciro.
La madre de Ciro, consolada por los vecinos.
La razón para intentar probar esta figura legal es que los delitos de profanación y robo de cadáver son contravencionales, y no serían suficientes para mantenerlo tras las rejas.