12 Diciembre de 2024 15:05
Carteras de señoras mayores, celulares a desprevenidos, entraderas en la madrugada y robos piraña. Lejos de las historias de Robin Hood, quien robaba a los ricos para darle a los pobres, la inseguridad en el conurbano bonaerense golpea a quienes menos tienen por encima de los demás, de acuerdo a los cientos de casos que se denuncian y se viralizan en redes sociales a diario con videos de cámaras de seguridad.
Es que mientras que quienes día a día deben salir a trabajar para sobrevivir, otro sector más acaudalado se refugia en los barrios privados y cerrados, al margen de la posibilidad de enfrentarse a este tipo de delitos que apunta siempre al laburante. Es por eso que crece la bronca contra la delincuencia que amenaza y amedrenta asalariados en las paradas de los colectivos, pero que no se anima a las lujosas cuatro por cuatro ni a los objetivos más poderosos.
Un ejemplo de esto se vio durante la mañana del último miércoles, cuando cerca de las 9 un grupo de vecinos de Loma Hermosa, en el partido bonaerense de Tres de Febrero, capturó, golpeó y desnudó hasta los calzoncillos a un motochorro que intentó llevarse una cartera, y hasta arrastró por el piso a la mujer que se resistió. El hombre de 37 años, que no tenía antecedentes, fue entregado a la Policía Bonaerense y salió en libertad a las horas por pedido del fiscal Fabricio Iovine, titular de la UFI N°1 de San Martín. Su cómplice huyó en el vehículo.
En los diferentes videos que aparecieron se ve cómo el delincuente se baja de la motocicleta en la calle Brasil, entre Río de La Plata y Lavalle, y va hacia una mujer de musculosa y pantalones cortos. La resistencia de ella la llevó a aferrarse el bolso contra su abdomen, mientras el identificado como Alejandro A. tiraba y zamarreaba para liberarla. El momento más duro fue cuando puso su pie izquierdo contra ella como para usarlo para finalmente arrancarle el botín.
En ese momento fue que llegó el primer vecino justiciero, quien comenzó a tirarle golpes de puño con su mano izquierda mientras que con la derecha lo tiraba hacia abajo desde el buzo. Este valiente señor fue fundamental para que el desenlace de la historia no sea fatídico para la mujer. Luego de eso, y en el medio del forcejeo, lo tumbó con una barrida de esas que se hacen poniendo una pierna detrás y empujando.
Así lo sostuvo en el piso repitiendo golpes contra la cabeza del ladrón. Lo hizo el tiempo suficiente como para que en los siguientes segundos llegaran dos y tres vecinos más. Tras eso, una docena salió de sus casas y se sumó a la venganza que se le aplicaba al delincuente. Sin embargo los golpes cesaron cuando llegó la segunda persona, casi como si fuera una demostración cabal de que esa violencia fue con el objetivo de que no se escape.
Según el relato de testigos, los vecinos procedieron a dejarlo en calzoncillos mientras esperaban a la ya llamada Policía Bonaerense. Finalmente, aunque fue imputado por el delito de robo simple en grado de tentativa, terminó liberado por la Justicia, tras que se comprobara que carecía de antecedentes penales.