En las últimas horas, la causa por el asesinato de Fernando Báez Sosa, que se encuentra en la instancia de apelaciones, dio un giro inesperado. ¿El motivo? Hugo Tomei, abogado todavía de los siete jóvenes oriundos de Zárate condenados por el homicidio, presentó una serie de estudios médicos que se le realizaron a Fernando aquella madrugada del 18 de enero del 2020 en el hospital de Villa Gesell.
La presentación judicial busca que la Cámara de Casación revea si efectivamente Fernando murió por la patada final que ejecutó Máximo Thomsen, tal y como se incluyó en el fallo del Tribunal de Dolores, o si el joven pudo haber muerto por impericia médica.
Después de tres años, en febrero del 2023, el Tribunal Oral en lo Criminal N°1 de Dolores, condenó a Máximo Thomsen, Ciro Pertossi, Enzo Comelli, Matías Benicelli y Luciano Pertossi a prisión perpetua por el delito de homicidio doblemente agravado por su comisión por alevosía y por el concurso premeditado de dos o más personas en concurso ideal con lesiones leves; y a Ayrton Viollaz, Blas Cinalli y Lucas Pertossi a 15 años de cárcel como partícipes secundarios del mismo delito.
A pesar de la condena, ambos abogados y la Fiscalía decidieron apelar. Por el lado de Fernando Burlando, quien representa a los padres de la víctima, sostiene que todos los involucrados en la golpiza deberían tener la misma condena: prisión perpetua. Pero, por el lado de Hugo Tomei, se pidió nulidad, ya que planteó que no está probado que Fernando murió específicamente por el golpe de Thomsen. El abogado, además, ratificó que ni los fiscales, ni Fernando Burlando pudieron probar si el fallecimiento se dio a causa de la golpiza o de un golpe en especial.
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Entre otras cosas, Tomei indicó que el reporte de la autopsia estaba mal hecho y que muchas cosas no se especificaron en su totalidad. Entre ellas, ratificó que el mismo fallecimiento se pudo haber producido por el RCP mal hecho o por responsabilidad de la médica emergentóloga, Carolina Giribaldi Larrosa a pesar de haber declarado que cuando arribó al lugar, la víctima ya no tenía pulso.Lo cierto es que hoy en día, el caso está en casación, es decir, que después de la primera condena está a la espera de que la misma quede firme o no, pero, un giro en los estudios realizados a Fernando Báez Sosa en la misma noche de su muerte, podría cambiar todo.
Después de tres años, por primera vez, fueron integrados al expediente, a pedido de Hugo Tomei, los resultados de los primeros estudios que le hicieron a Fernando en el hospital municipal Arturo Illia, luego de la golpiza y podría determinar finalmente la causa principal del fallecimiento.
Los mismos, incluyen un estudio de sangre, un electrocardiograma, una serie de tomografías computarizadas de cráneo, cuello, tórax, abdomen y pelvis.
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El análisis reveló que dentro de su cabeza, se halló una “imagen espontáneamente hiperdensa rellenando los surcos corticales, valles silvianos, cisternas peritroncales, ventrículos laterales y centrales extendiéndose a conducto ependimario y espacio epidural”. En la misma línea, el especialista que se hizo cargo del estudio, firmó que existía una “hemorragia subaracnoidea bilateral que ocupa todas las cavidades ependimarias, sin evidencias de lesiones óseas de origen traumático”.En el tórax había “signos claros de aspiración de fluidos y signos de ahogamiento con ocupación de la tráquea, bronquios principales, lobares y segmentarios, así como de las estructuras alveolares parahiliares” y también se detectó “abundante contenido entérico o de ingesta líquida en cavidad gástrica y abundante contenido gaseoso en intestino delgado y marco colónico”.