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Santos cobraba US$ 3.000 por encuentro sexual VIP, pero a "sus chicas" les daba 300

Para la fiscalía uruguaya, el manager detenido era un activo participante en el negocio de la trata de personas con fines de explotación sexual.

01 Noviembre de 2017 16:57
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Llevaba a las chicas a fiestas, negociaba con los clientes las tarifas, intercambia mujeres con otros dos uruguayos, que se encuentran detenidos. Para la Justicia de Uruguay el empresario Leandro Santos tenía una activa participación en una organización dedicada a la prostitución vip y a la trata de personas y que tenía sus bases en Buenos Aires, Montevideo y Punta del Este.

Santos fue detenido el martes y llevado ante el juez federal Claudio Bonadio, quien le notificó del pedido de extradición de Uruguay. El abogado Fernando Burlando pidió su excarcelación, al que se opuso el fiscal Federico Delgado, por lo cual ahora deberá resolver el juez si queda detenido mientras se desarrolla el juicio.

El manager ya había sido detenido en 2012 por pedido de la Justicia de Uruguay, que luego no sostuvo el pedido de extradición. Ahora el fiscal especializado en Crimen Organizado de Uruguay, Carlos Nigro, volvió a solicitar la extradición del manager, al considerar que fue parte de los mismos delitos cometido por los uruguayos procesados y detenidos en el país vecino. La Justicia lo acusa concretamente de “trata de personas”, con fines de explotación sexual.

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La Fiscalía sostiene que uno de los integrantes de la red reclutaba a las chicas en Uruguay y se las enviaba a Santos a Buenos Aires. A las jóvenes se les prometía participar en programas de televisión, eventos comerciales y desfiles de modelos. Pero cuando llegaban a Buenos Aires les decían que tenían que participar en orgías, encuentro sexuales con empresarios y ejecutivos. Según la acusación, Santos cobraba 3.000 dólares por cada encuentro, pero a las chicas sólo les daban 300.

“Es importante señalar que la televisación, la participación en eventos, y los títulos de belleza eran el mayor objetivo, en tanto todos ellos eran estándares a tener muy en cuenta para la cotización de las modelos en la prostitución vip, de la cual tanto S como A obtenían beneficios económicos directos, más el primero que el segundo, ya que este último admite que en algunos casos su beneficio fue el canje de modelos para prostitución que le llevaba a S, y este le enviaba una modelo de renombre para desfilar en Uruguay”, dice la Fiscalía en su requerimiento.

En la acusación, también se relata uno de los casos de engaño a los que fue sometida una de las modelos. “En una de esas ocasiones, fueron a la casa de un amigo de ellos desde donde supuestamente iban a bailar, pero L (S) les dio de beber y les planteó para lo que realmente habían sido llevadas, diciéndoles que había US$ 300 para cada una, teniendo todas relaciones”, consigna el expediente.

Santos durante su traslado en los tribunales federales.

En la causa también se consignan los testimonios de dos chicas, quienes viajaron hasta Buenos Aires con la promesa de participar en un evento en una disco en Palermo y luego de un desfile en Las Leñas. Pero todo era un engaño, cuando llegó Santos les dijo que tenía que participar en una orgía multitudinaria.

“Al llegar a dicha ciudad, permanecieron todo el tiempo con A, quien no las dejaba salir solas, hasta dormía en la habitación con las mismas. Llegó L S, las evaluó físicamente y allí les dijeron que no irían al desfile sino a una fiesta, donde deberían mantener relaciones sexuales con hombres. Estas, si bien accedieron en ese momento, no sabían que la supuesta fiesta era en puridad una orgía, organizada en una especie de galpón en la zona de Palermo, donde según relatan en forma coincidente, había muchas más mujeres que hombres, camas por todos lados a la vista para practicar sexo a la vista de todos y donde se practicaba sexo grupal o shows eróticos. Antes de entrar un empleado de L S les dio U$S 300 a cada una con la cual se sintieron obligadas a quedarse”, consigna el requerimiento de la fiscalía uruguaya.

Santos con su staff de modelos.

Una de las jueza que intervino en la causa se refirió a las promesas de trabajo que les hicieron a las jóvenes cuando iban a viajar hacia Buenos Aires y que terminaban en el ejercicio de la prostitución: “Es cierto que sí que aceptaron mantener relaciones sexuales por dinero, pero no en las condiciones en que luego ello se verificó o lo hicieron engañadas bajo la meta de llegar a ser modelos famosas y la premisa que es es la única forma de lograrlo. Una fórmula muy vieja de engaño pero que al día de hoy sigue vigente”.