Leandro Sacco, conocido entre sus amigos y familiares como "Leo", había desaparecido de la localidad de San Francisco, Córdoba, el 16 de agosto pasado, el mismo día que la madre de una adolescente de 17 años denunció que el joven había drogado y violado a su hija horas antes.
De acuerdo con la denuncia, Sacco y la joven se subieron a su auto -un Reanult Scenic negro- luego de estar juntos en un local para ir a dar una vuelta, compraron una cerveza a la que -se presume- el denunciado le agregó una pastilla (Clonazepam) para luego cometer el abuso en pleno estado de inconsciencia de la mujer. Tras el hecho, el supuesto abusador dejó a la joven en la zona céntrica de San Francisco.
En ausencia del principal sospechoso, los padres del presunto agresor designaron como defensor al abogado Mario Ruiz, quien en varias oportunidades prometió presentarlo ante la fiscalía de Delitos Complejos. Esto, claro está, nunca ocurrió. En tan solo tres de los casi seis meses que el joven de 24 años se mantuvo prófugo, se llevaron a cabo más de 20 allanamientos ordenados por la Fiscalía de Delitos Complejos de San Francisco, a cargo del fiscal Bernardo Alberione.
La justicia lo buscó por todos lados: en la casa de sus padres, en la de su abuela, en la Iglesia Evangélica "Jesús Salva" de la que es pastor el padre del joven y en domicilios de personas cercanas, como amigos, no solo en la localidad de San Francisco, sino también en Sacanta. Todos resultaron negativos, pero las autoridades secuestraron teléfonos celulares, memorias, pendrives y otros elementos de interés para la causa que ya fueron analizados.
Con esto, se intentó determinar si hubo complicidades o colaboración del entorno de Sacco para facilitarle su huida. De hecho, el 25 de agosto, 10 días después del denunciado ataque sexual, fue detenido Víctor Hugo Sacco (64), padre del agresor, luego de amenazar al fiscal Alberione en medio del allanamiento a la casa de su madre en barrio Roca. “Díganle a Alberione que a donde lo encuentre, lo mato”, dijo.
Luego de ser liberado, el pastor sostuvo: "Imagínese, allanaron la casa de mi madre en barrio Roca, entraron, rompiendo la puerta, ¿cómo quiera que me ponga? Pero nunca fue mi intención agraviar a nadie. Mi madre tiene 92 años, está inválida, no sé cómo hizo para tomar el teléfono y llamarme. Me avisa que le estaban rompiendo toda la casa, voy para allá y cuando llego, ella me pregunta '¿Víctor qué pasa?', vinieron filmando lo que hacían".
Según había denunciado, los agentes "entraron sin testigos, por eso rompen lo que quieren". "No se tiene que actuar así, están desorientados y lo hacen de una manera violenta y grosera. Cuando entro, me doy con todo ese desastre, se me 'volaron un poco los pájaros', porque me molestó la situación. Me enojé, porque la vi a mi madre postrada, vi cosas que realmente eran terribles. Porque lo hicieron en la casa de mi madre fue tremendo", destacó.
Dos meses después, el 27 de octubre, Interpol emitió una alerta roja y desde el inicio de la investigación, desde el entorno del fiscal señalaban que el papel religioso de su padre podría haberle otorgado al joven un “paraguas” de protección que no suele ser habitual habitual en estos casos. "Se trabaja en la cadena de encubrimiento, se están analizando los elementos secuestrados en los últimos ocho allanamientos realizados", había dicho dijo Alberione.
Finalmente después de estar 175 días prófugo, Leandro Sacco fue capturado por la Policía Bonaerense, tras ser interceptado en la esquina de Alberdi y Guardias Nacionales, ciudad de San Nicolás. “Estaba solo cuando lo detuvieron, en la vía pública, caminando y no ofreció resistencia. Había cambiado su identidad y mintió en los datos personales, pero con sagacidad de personal policial de San Nicolás lo pudieron identificar”, precisó el fiscal.
El joven tenía el pelo teñido de rubio y le dio un nombre falso a los efectivos de la Comisaría 1° de la zona. Acorralado por los efectivos y asustado por la situación, dio su verdadera identidad y ahí los agentes comprobaron que tenía un pedido de captura activo. El acusado fue trasladado hacia San Francisco para una serie de trámites procesales y luego derivado, por protocolo Covid-19, a la Unidad de Contención de Aprehendidos (UCA) en la ciudad de Córdoba.
Allí deberá realizar una cuarentena para luego ser indagado por el fiscal. “En octubre pasado, la fiscalía se hizo presente en esa ciudad donde el comisario inspector Diego Rodríguez se quedó trabajando en ese lugar y a partir de ahí nos fuimos acercando hasta llegar a la detención cuando la policía de Buenos Aires lo identifica y lo detiene. Policía de la Provincia y Policía Federal colaboraron con mucha predisposición”, sostuvo Alberione.
Si bien presentaba algunos cambios en su fisonomía, los investigadores aclararon que permanecía "reconocible". “Hubo una actividad desplegada a efectos de ocultarlo, cambiaba de teléfono celular, de lugar y había borrado sus registros en las redes. Fue un trabajo muy duro hallarlo. No sé cómo se ocultó este tiempo, pero quienes lo ayudaron deberán dar cuenta de lo que hicieron”, sentenció el fiscal.