por Daniel Riera
03 Agosto de 2020 15:51
Luego de haber trabajado 42 años en Pami, Patricia Fernández accedió a un retiro voluntario y se compró una casa prefabricada, aprovechando que tenía un terreno en Villa Elisa. La "casa prefabricada" es esas maderitas que ves arriba. A Patricia la estafaron. Esta es la historia de una estafa.
-Les di todo lo que tenía. Ahora tengo hipertensión y antes estaba perfecta de salud. Un ser humano no puede aguantar tanta angustia -cuenta Patricia. Y agrega: "Necesito hacer pública la historia, a ver si consigo al menos recuperar el dinero, para comprar otra cosa".
-¿Cómo empezó todo?
-Hace un año contraté a una empresa llamada "Crecer", que hacía Viviendas prefabricadas Premium. Según el contrato, en 45 días, como todas las viviendas prefabricadas, como El Tilo, como La solución, como todas esas, me iban a entregar la vivienda. La ventaja que tenía esta empresa, supuestamente, es que me la iban a entregar "llave en mano". Es decir, totalmente terminada, con grifería, con pisos, todos.
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-¿Qué les pagó?-Les entregué a modo de anticipo 500 mil pesos, que eran 10 mil dólares en ese momento, pero yo se los di en pesos porque ellos me dijeron que necesitaban comprar los materiales. El precio total de la propiedad era $1200.000, es decir 500 mil pesos de adelanto y 55 cuotas de 120 dólares, más o menos era así. Yo les entrego los 500 mil pesos y dicen que empezaban la construcción. Esto fue en agosto de 2019. La construcción se inició en septiembre. Ellos se demoraban porque decían que no podían traer los materiales, siempre una excusa...
-Hasta que arrancaron.
-Finalmente arrancaron en septiembre pasado. La construcción se inicia con materiales de muy mala calidad, cosa que me extrañaba, pero como no soy arquitecta dejé que la construcción avance. Lo que se llama la "platea", los cimientos de la casa, se hizo con adobe más o menos . Yo no entendía nada, hasta que un día empíezo a sospechar... Mi terreno está en Villa Elisa, partido de La Plata, en un barrio que se llama El Ríncón. Un lugar muy abierto, donde los vientos son bastante fuertes. Unos vecinos me dijeron Mirá, con estas maderitas la casa se te viene abajo. Yo no entendía nada y la construcción seguía. Primero pusieron las maderas, que era lo que sostendría después las paredes de Durlock, y el tronco cabañero, porque mi casa iba a ser una cabaña. Cuando empiezan a colocar el tronco cabañero las maderas se empiezan a mover, porque estaban sostenidas con clavos muy chiquititos. Ahí los llamo y les digo “Esto no puede seguir así”. Llamo a un arquitecto que es conocido mío, llamo a un constructor, y todos me dicen “Esto se te viene abajo, porque no sostiene nada”.
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-Un desastre.-Sí, pero yo mientras tanto, seguía comprando materiales por mi lado, porque ellos nunca traían nada. O sea, se necesitaban las vigas para el techo: fui y las compré yo, que tengo la boleta. Se necesitaba la pintura para recubrir el tronco cabañero para que no se abiche, iba y la compraba yo. Necesitaban clavos y los compraba yo, porque el dueño de la empresa, Kevin Ugolini, nunca apareció. Aparece cuando yo lo llamo y le digo "Vení a ver cómo está la casa porque esto se cae".
-¿Y apareció?
-Apareció con el constructor, Bernabé Díaz. Al constructor, además, yo le había dado cuatro mil dólares para que me hiciera un cerramiento, el cerco, y un canil para los perros. Lo terminé denunciando por estafa porque directamente desapareció con toda la plata. Así que le hice una denuncia en la DDI de Brandsen.
-¿Y qué pasó el día que aparecieron los dos por la "construcción"?
-A todo esto ya habían pasado ocho meses y se suponía que la casa me la daban a los 45 días. Ugolini me dijo que me quedara tranquila, que eso se iba a "sostener de otra manera". Hasta que un día hay una tormenta muy fuerte con vientos huracanados, que tira dos paredes abajo. Para mí era un peligro, porque en ese momento yo no tenía ni cerrado el terreno y había chicos que venían a jugar. Si se les caía la casa encima ibamos a tener un problema, iba a a tener un problema yo, porque la damnificada de la casa era mía, no era de ellos. Tuvimos que tirar todo abajo y a partir de ahí empezó mi pelea, diciéndoles que por favor me devuelvan la plata porque no se había hecho nada. Y ellos un día "Sí, te vamos a dar", otro día "No te vamos a dar", otro día "No, ahora no tenemos..."
-Siempre una excusa distinta...
-Siempre. Yo quise hacer algo más económico ahora, dije Bueno, basta con esta gente, pero para eso necesitaba que me devolvieran la plata. La primera vez que hablé con este Kevin, me dijo "No va a haber problema, perfecto, hablo con mis socios..."
-¿Cuántos socios tiene?
-Supuestamente son cuatro. Kevin me dijo "Yo no te puedo dar más de 150 mil pesos, por el resto hablá con mis socios..." A mí no me correspondía, porque el trato lo había hecho con él, pero igual los llamé". Un socio me cortó, me decía "No te escucho, no te escucho"... Otro me dijo "Yo no tengo nada que ver, hablá con mi abogado", y llamé al teléfono que me habían dado y no atendía nadie. Luego me enteré que esta gente está denunciada por una estafa muy grande con una concesionaria de autos en Castelar. La concesionaria de autos tenía la misma dirección legal que la empresa de viviendas. Ahora tienen otra, porque se van mudando de un año para el otro, van cambiando de empresa...
-¿Y empresa de viviendas no tienen más?
-Con respecto a las casas, la única estafada soy yo . Mirá cómo me hicieron caer: ellos muestran tres casas que habían hecho y resulta que eran tres casas propias, a mí me las muestran como casas vendidas a clientes. Y yo caí. Vi fotos de tres casas bien hechas y creí que la empresa era confiable. El nombre de la empresa, además, es el mismo de una empresa de Córdoba que no tiene nada que ver. Los costos eran más o menos los mismos que de otras empresas del rubro, y te la daban llave en mano, eso significa que te la dan totalmente terminada, o sea que ganaba tiempo.. A mí eso me funcionó, me tentó. Después pude comparar mi contrato con otros y me di cuenta de que otras empresas de prefabricadas hasta te dicen cuáles son los materiales a utilizar. Ellos no, no detallaban nada. Yo reconozco que era inexperta, porque era era la primera casa de mi vida. No me asesoré, lo reconozco, pero confié en la gente.