Nunca pensó que podía vivir semejante pesadilla. Camila Álvarez tiene 25 años y sufrió un calvario durante meses por la violencia de género que ejerció su novio. Hace pocas semanas, Matías Isaurralde, que tiene 19 años y salió con ella durante seis meses, la secuestró, golpeó, acuchilló y violó. De milagro Camila sobrevivió y ratificó su denuncia en la UFI Nº 8 de Violencia Familiar y de Género de Lanús.
La Justicia le dio un botón antipánico y dispuso una restricción de acercamiento, tras una primera denuncia de la víctima en la Comisaría de la Mujer de Remedios de Escalada. Pero, el temor aún no se fue. “Todavía tengo miedo de que aparezca para lastimarme. Tengo miedo de lo que pueda hacerme”, asegura Camila.
En diálogo con BigBang, Álvarez contó: “Empecé la relación con él hace seis meses. En principio iba todo bien. Era un amor. Siempre me tuvo como una reina. Era machista en algunas cuestiones. Pero no lo tenía en cuenta. De a poco fueron cambiando algunas cosas y yo no lo llevaba el apunte. Empezó con tirones de pelo. Siempre lo encontraba revisándome el celular. Con el tiempo yo dejé de ver a mis amigas".
Y completó: "Él me llenaba la cabeza contra mis amigas, me aisló de ellas. Hasta que las dejé de ver. Otras veces contestaba los mensajes haciéndose pasar por mí y después los borraba. Entonces no me daba cuenta. O me eliminaba los mensajes de mis amigas. Yo iba a bañarme, él hacía eso y yo nunca me enteraba de que me escribían. Así empezó todo. Todos los días me revisaba el celular, me hackeaba las cuentas y desde el día 1 de la relación, tenía mi ubicación. Me prohibía salir a tomar algo y era ir del trabajo a mi casa, con mi hija o con él".
- ¿Cuándo fuiste consciente de la violencia?
-Todo se fue agravando cada vez más. Primero empezó con una tirada de pelo. Después un empujón. Más tarde venía la reconciliación, el amor, planear irnos de viaje. Así llegó el viaje a México. Nos fuimos el 4 de marzo y fue el comienzo de la violencia extrema.
- ¿Qué pasó?
-Nos fuimos con un grupo de amigos de él. Él me maltrataba todo el tiempo en público y en privado. Me convirtió en el hazmerreír de sus amigos. Me hacía sentir celosa todo el tiempo por las cosas que decían. Además había ido una chica más, que era la novia de un amigo de él y me prohibió que hable con ella. Me decía que la chica era una puta, que lo hacía quedar como un gil al novio y que yo no iba a hacerle eso a él. Tampoco quería que estuviera todo el tiempo con él pero cuando estaba me volvía loca. Yo ya tenía naturalizada la violencia.
- ¿Qué te hacía?
-Me empujaba todo el tiempo. Pero decía que era un chiste. O íbamos al mar e intentaba ahogarme. Yo pensaba que lo hacía porque era más chico que yo, más inmaduro y que lo hacía por eso. Hasta que un día se enojó, agarró un vaso de un trago que estaba tomando yo y me lo tiró en la cara. Otro día se enojó porque decía que no le daba bola, se acercó y me tiró arena en la cara y el cuerpo para que no pudiera tomar sol. Y todo se agravó unas horas antes de que me tomara el vuelo de vuelta a Argentina. Era sábado a la noche, volvía al otro día. Me había torturado desde la mañana. Me había revisado el celular, subía fotos a mis historias de Instagram sin mi permiso, se burlaba de mí.
- ¿Qué sentías en ese momento?
-No me daba cuenta. Quería mantener la relación con él en un lugar de tranquilidad. Yo venía de una relación de ocho años y hacía poco que me había separado. Entonces quería ir de a poco y cuidar todo. Pero él me obligaba a subir fotos con él.
- ¿Qué pasó cuanto tenías que volver?
-Ese día sábado, como tengo a mi hija de 5 años, le mandé un mensaje al papá, para saber cómo estaba mi nena. Él ya sabía que no la estaba pasando bien el viaje, me dijo que me quedara tranquila, que la nena estaba bien y que hablábamos cuando llegaba a Argentina. Me entré a bañar y cuando salí, él me había revisado el celular y vio esa charla. Me rompió la ropa interior, me gritó: “Sos una puta de mierd...”, que con esa ropa iba a ir para “c...” con mi ex. Después de eso, sacó toda mi plata de la caja fuerte, mi pasaporte y el celular. Me rompió el celular en mil pedazos, ese fue el primer celular que me rompió. Ese día intervino la Policía en el hotel, me cambiaron de habitación y a las horas vino a pedirme que lo perdone.
- ¿Pudiste viajar?
-Sí, pero él había roto mi pasaporte así que tuve que llamar a la Embajada para que me tramiten uno provisorio. Así me pude volver. Después me terminó confesando que lo que él quiso hacer fue dejarme aislada en México, sin pasaporte, ni plata. Quería que me las arreglara sola y que no pudiera volver. Después de eso me di cuenta que estaba toda golpeada porque me había revoleado y empujado por todas partes.
- ¿Se reconciliaron en Argentina?
-Lo vi pero ya no era lo mismo. La vuelta a Argentina fue el 15 de marzo. El miércoles previo a Semana Santa le dije que no quería estar más con él. Al otro día, salí con unas amigas a tomar algo. Él se apareció en el bar. Tenía mi celular hackeado y veía mis mensajes. Me agarro y me obligaba a irme con él. Hizo un escándalo. Le dije que no me iba a ir. Cuando me di cuenta, me había robado la cartera con toda mi plata, mi celular y mis documentos. Salió corriendo, lo persiguieron los patovicas, le dijeron que me devolviera la cartera y él gritaba: “¡Sos una puta! ¡Dejaste sola a nuestra hija!”. Yo con él no tengo ninguna hija. Me dio la cartera. Pero antes de dármela, agarro mi celular y lo rompió contra el piso.
- ¿Y cuándo se volvieron a ver?
-Pasaron los días y me escribió pidiéndome disculpas. Yo caí en eso y le creí. Me dijo que ya sabía que se había terminado todo pero que quería devolverme una plata que le había prestado. Vino a mi casa y empezó mi calvario. Lo dejé entrar, llevé a mi hija al colegio y cuando volví había revisado mi celular. Me acusó de haber estado con un chico que era amigo mío, me empezó gritar “puta”, me empezó a pegar piñas en la cabeza hasta que quedé inconsciente.
- ¿Cómo siguió?
-Caí al suelo y no me podía levantar. No veía nada. Era todo negro. Me gritaba que me levantara pero yo no podía. Hasta que dijo: “Hija de puta, vas a ver cómo te despertás con esto”. Agarró un cuchillo y me lo clavó en la pierna. Empecé a sangrar. Pero no reaccioné y él se asustó. Fue a buscar algodón y me lo puso en la nariz porque me salía sangre por ahí también. Le dije que llamara a mi mamá, que no iba a hacer ninguna denuncia pero que le dijera que viniera. No me podía mover de los golpes. Estaba mareada. Él quería que me fuera a la casa de él. Hasta que me pude parar. Cuando me puse de pie, me agarró del cuello, me dijo que cómo le podía hacer eso y que iba a ser de él o de nadie más.
- ¿Cuánto duró todo eso?
-Empezó a pegarme a las nueve de la mañana y todo terminó a las tres de la tarde. Me pegaba. Me violó. Me obligó a tener relaciones sexuales diciéndome: “Si vos quedás embarazada, cerrás tu Instagram, cambiás tu número y te quedás conmigo para toda la vida”. A la tarde, intenté escaparme. Agarré las llaves y salí corriendo. Pude salir a la calle. Me arrancó las llaves y se las llevó. Me dijo que me fuera para el local de la madre. Yo le hice caso porque sé que está armado y le tengo miedo. Los padres me dijeron que hiciera la denuncia. Le dije que sí y le pedí que me devolviera el celular porque el tercero que había comprado en menos de un mes. Él apareció a la tarde. Cerca de las 18.30. Me dijo que subiera al auto. Yo salí del local de la madre y me subí. Me empezó a gritar: “¡Hija de puta!” y a pegar. Me pude escapar de nuevo. Después de eso, hice la denuncia con toda mi familia.
- ¿Tu familia se enteró en ese momento lo que te había pasado?
-Sí, porque durante todo ese día, él le había respondido a mi mamá y a mis amigas haciéndose pasar por mí. Les dijo que estábamos tomando un café. Hasta que se dieron cuenta que algo raro pasaba porque me cerró todas las sesiones de todas las redes. Me había hecho desaparecer de todos los grupos y de Instagram. En el I-Cloud borró todas mis fotos, incluso las de mi hija, y me dejó solo las que tenía con él. Fue un calvario. Y tengo mucho miedo.