Maycol Lautaro Luján tenía 18 años, iba a cumplir los 19 en noviembre, pero una imprudencia le costó la vida. El joven fue baleado en la cabeza por su padre, de 51 años, al ser confundido por un ladrón cuando estaba en el techo de su casa ubicada en el barrio Villa 9 de Julio de la ciudad de Córdoba. Al darse cuenta de lo ocurrido, el hombre trasladó a su hijo al Hospital de Urgencias de la capital de Córdoba, donde permaneció internado hasta que esta madrugada falleció.
El confuso episodio que terminó con la vida del Maycol ocurrió alrededor de las 5 de la madrugada del miércoles. El dueño de la vivienda estaba durmiendo y escuchó ruidos, razón por la cual buscó su carabina calibre 22, salió del lugar y cuando vio una “silueta humana que bajaba”, gatilló sin dudarlo ni mediar ningún tipo de palabra. El supuesto ladrón cayó herido y cuando el hombre se acercó al cuerpo, descubrió que se trataba de su hijo de 18 años.
Según las primeras versiones, el muchacho se encontraba con amigos en el techo de su vivienda cuando su padre le disparó. Según el sumario policial, al declarar ante los pesquisas, el hombre dijo que no sabía que su hijo y los amigos estaban en el techo, por lo que creyó que se trataba de un delincuente que pretendía ingresar a robar a la casa.
Al llegar al lugar, el personal del servicio de emergencia encontró al chico tirado en el piso con un tiro en la zona del cráneo: Maycol presentaba una herida de arma de fuego en la cabeza en la parte parietal posterior y fue trasladado al Hospital de Urgencias de la capital de Córdoba, donde le terminaron diagnosticando "muerte cerebral irreversible" y terminó falleciendo durante esta madrugada.
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El acusado fue inicialmente imputado por el fiscal de Instrucción a cargo de la causa, Horacio Vázquez, por lesiones graves por uso de arma de fuego, pero luego de la muerte del joven mutó a presunta comisión del delito de "homicidio agravado por el uso de arma de fuego" y ordenó su detención. En ese sentido, el fiscal aclaró que la figura es "por el resultado que ha tenido el hecho".
A su vez, sostuvo que aún "no se cuenta con elementos de prueba para imputarlo por homicidio calificado por el vínculo". "Todo es materia de investigación", señaló. El funcionario precisó que esa figura "necesita un plus, el cual es saber que la persona sepa a quién mata, y todavía no se sabe si él sabía que estaba matando a su hijo". Según relató un familiar, habían sufrido robos anteriormente y por esta razón el padre del chico tenía en su poder una carabina de calibre 22.
Este trágico desenlace se dio a 22 años del caso de Sebastián Sánchez Esprel, el nene de 8 años asesinado por un vecino que lo confundió con un ladrón. El autor del crimen había sido Ángel Darío Fontana, en ese entonces de 29 años, quien el 2 de enero de 2000 le disparó en la cabeza al menor cuando regresaba a su casa junto a un primo, caminando por un baldío situado en los fondos de su propiedad.
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Esprel volvía de la casa de su tía, donde vio el primer tiempo del partido por el Preolímpico de fútbol entre Argentina y Brasil, cuando Fontana le disparó en repetidas ocasiones desde una ventana. Cuando corroboró que se trataba del hijo de sus vecinos, intentó reanimarlo y pidió ayuda desesperadamente, pero ya era tarde y uno de los disparos le ocasionó el trágico final. “El peor castigo para mí va a ser llevar la cruz de haber dejado a un chico sin vida”, dijo al ser arrestado.
De acuerdo a su declaración, su casa en construcción de Villa Amaducci había sido varias veces “visitada” por delincuente y que, por esa razón, disparó. El medio bahíense, La Brújula 24, informó que Ángel Darío Fontana fue condenado a 8 años de prisión por el homicidio de Sánchez Esprel, pero la sentencia recién quedó firme el 16 de agosto de 2011 cuando la Corte Suprema de Justicia convalidó el fallo de primera instancia que dictó el Tribunal Criminal Nº 1 de Bahía Blanca.