por Alejo Paredes
31 Julio de 2020 15:02Dolor, angustia y mucha bronca. Esto sienten los familiares de Catalina De Gracia, los cuales desde hace más de dos años se encuentran luchando para conseguir justicia por su hija.
La menor, de tan solo 5 años, falleció producto de una neumonía, agravada por la tardanza en la realización de los estudios y la falta de un diagnóstico prematuro de parte de los médicos que la atendieron.
La batalla judicial de los papás de Catalina, que aun perdura como el dolor de la partida de la nena, comenzó el 14 de noviembre 2017. Durante la mañana de aquel martes, la pequeña “Cata” comenzó a manifestar fuertes dolores de panza, muchas náuseas y picos de fiebre que alcanzaban los 40 grados de temperatura.
Por esta razón, sus padres decidieron trasladarla al Hospital Justo José de Urquiza, ubicado en Concepción del Uruguay, Entre Ríos.
Según le explicaron a este portal, antes de llegar a la guardia le habían enviado mensajes a la pediatra de cabecera de la nena, la Dra. Cecilia Morel, pero la profesional les aclaró que no la podía atender porque se encontraba de viaje en Buenos Aires.
“En la guardia la miraron así nomás y le tomaron la fiebre”, recordó su padre, Cristian, en diálogo con BigBang.
Durante su relato, el hombre -visiblemente conmovido al recordar los últimos días de su hija- explicó que ese mismo martes, y a pesar que la nena temperatura de la nena se movía entre los 39 y 40 grados, le dijeron que debían esperar 48 horas: “Nos mandaron a casa, nos dijeron que tome Ibuprofeno y nos dijeron que capaz estaba incubando algo”.
Sin embargo, el cuadro de Catalina no solo nunca mejoró, sino que comenzó a empeorar rápidamente. “En la guardia nos dijeron que tenía un poco roja la garganta, que su panza estaba blanda y que le demos Ibuprofeno cada 8 horas. Pero a la mañana del miércoles le volvimos a mandar mensajes a su pediatra porque no le bajaba la fiebre”, contó Cristian.
Como no recibieron respuesta de su pediatra, quien seguía fuera de la provincia, decidieron trasladar una vez más a la menor a la guardia del Hospital durante la tarde. “Le volvieron a tomar la fiebre, le volvió a dar 40 grados, le dieron otra vez Ibuprofeno, nos dijeron que todo era normal y nos volvieron a mandar a nuestra casa”, sumó el papá de la nena.
En ese sentido, resaltó que ya su hija no comía y que apenas ingería líquido: “Catalina seguía inapetente y su estado general no mejoraba. La segunda médica que nos atendió (no era la misma del día martes) nos manifestó que había que esperar 48 horas más, que siguiera con el Ibuprofeno y dieta, y que era normal que no comiera por su estado febril”.
Pero la salud de la nena seguía complicándose: el jueves a la tarde volvieron a llevarla al Hospital Justo José de Urquiza porque tenía “39.7 de temperatura y ya no comía nada”. “Catalina dejó de comer, solo tomaba agua y se quedaba acostada, a pesar de que siempre era una nena imperativa que siempre jugaba. Lo único que quería era estar acostada”, contó Cristian, muy angustiado.
Esta vez, la menor fue atendida por el Dr. Calivari, quien tan solo al verla les explicó que su hija no se encontraba en buen estado: “Nos dijo que no le gustaba el color de la nena y que por el color seguramente estaba anémica. En ese momento, ordenó que se le realicen análisis de sangre en el mismo laboratorio del hospital”.
En ese sentido, el profesional sugirió hacerle cultivos y distintos análisis a Catalina que dieron como resultado el recuento de glóbulos rojos “un poco alto”. “Pero siempre lo mismo, que nos volvamos a casa y que sigamos con el ibuprofeno. Siempre el mismo relato, que todo era normal, que había que esperar 48 horas”, siguió con su descargo Cristian.
Y sumó: “Cuando Calivari ve los análisis le llama la atención el alto grado de anemia que tenía la nena y nos sugiere que se lo digamos a su pediatra. Le decimos que su pediatra no se encontraba en la ciudad y entonces ordena una serie de análisis más que son urucultivo, sedimentos de orina y placa de torax. La placa se la hacemos en el hospital y los otros estudios en el laboratorio”.
Pero a la noche de ese mismo jueves, una vez más Catalina tuvo que ser trasladada al hospital porque volaba de fiebre y ya no caminaba. “Una médica de guardia le suministró un inyectable para bajarle la fiebre y nos dijo que al otro día le hagamos los estudios. Pero la fiebre nunca bajó y al otro día (por el viernes 17 de noviembre) la nena ya no camina”, contó su papá.
Y continuó: “Volvemos al hospital para hacerle la placa y la pediatra de guardia nos dice que la placa muestra que tenía mucho moco en sus pulmones y que se descartaba la infección urinaria. Entonces nos receta el jarabe Macromax para eliminar ese moco y que le diéramos 5 miligramos cada 24 horas. Le dimos el jarabe a la tardecita noche, pero todo empeoró”.
Según le detalló a este portal, el cuerpo de Catalina comenzó a cambiar: “Pasó de la fiebre a estar helada. Se le estaban poniendo moradas las manos y sus labios y su cuerpo estaba frío. Le mande una foto a su pediatra diciéndole que estaba preocupada por cómo estaba y no me respondió. Por lo que una vez más decidimos llevarla al Hospital”.
Al encontrarse con la guardia desbordada, la familia decidió llevarla a la Maternidad de Concepción. “Ahí le conté todo a la pediatra que estaba de guardia en ese momento y al verla nos dice que hay que internarla porque tenía un virus. Nos dijo que no podían internarla porque no tenían internación y nos derivó una vez más al Hospital Justo José de Urquiza”, señaló Cristian.
Al llegar, la pequeña de cinco años fue puesta en observación, le querían sacar sangre y poner suero, pero -según el relato de su papá- no podían porque no encontraban sus venas: “Nos informan que tenían que derivarla que podía ser Paraná o Concordia y que su cuadro era grave. Nos sacan de la guardia porque le iban a hacer una ecografía y más análisis”.
En ese sentido, explicó que la médica les pidió que fueran a la casa a prepararle el bolso a la nena porque su estado era gravísimo y no podía ser tratada en ese nosocomio, aunque según denuncian sus padres todo se trató de una farsa para “deshacerse del problema”. “Nos dicen que estaba muy delicada, muy comprometida y que la teníamos que trasladar”, explicó.
Y continuó: “Tenía sepsis y por su complejidad había que trasladarla, pero se querían sacar el problema de encima. Nos mandaron a mi casa y durante el camino, mi cuñada nos dijo que nos diéramos prisa. Y al volver, nos llevan a una sala y nos informan que había fallecido por un paro a raíz de una pericarditis. Dicen que le pincharon su corazón y salía agua”.
La causa caratulada como “mala praxis” quedó en manos de la fiscal María Graciela Occhi, quien según los padres de Catalina “poco hizo” para que la investigación avance. “Hicimos la denuncia, se secuestró la historia clínica, que estaba manipulada, pero hasta el día de hoy ni siquiera imputaron a un solo médico. Tampoco se tomaron en cuenta ni una sola prueba”.
Según explicó Cristian De Gracia, hasta el día les siguen diciendo que no saben qué le pasó a la nena. “Pero el papel de la casa velatoria dice que el causal de muerte fue una neumonía que se confirmó con la autopsia, donde señala que se hubiera evitado con antibiótico y un diagnóstico a tiempo”, sostuvo el papá de Catalina, con la voz entre cortada.
En este contexto, remarcó que la autopsia se demoró 9 meses con el argumento de que el Forense Luis Eduardo Moyano buscó ayuda de la pediátrica la doctora, Ivana Mansilla, para llegar a una conclusión. El informe indicó que Catalina falleció a causa de una falla Multiórganica producto de una Neumopatía. Al mismo tiempo, aclaró que “el deceso pudo haberse visto influenciado por la tardanza en la realización de los estudios complementarios que hubieran permitido ampliar el contexto diagnóstico ante la inespecificidad de los síntomas que muestran las consultas”.
Actualmente, la causa se encuentra en manos de la Corte Suprema de Justicia. “La propia fiscal se opuso para que la causa no vaya a la Corte Suprema junto a los abogados de los médicos. Un juez de garantía dictaminó que vaya a la Corte. Ya está en manos del cuerpo médico forense, pero quedó suspendida por la pandemia”, detalló Cristian.
Y concluyó: “La fiscal pidió una ampliación de la autopsia, se mandó a hacer una junta médica a Concordia y ahí se dictaminó que los médicos que atendieron a Catalina se ajustaron al protocolo infantil. Que hicieron ´bien´. Por eso tuvimos que poner un perito de parte, nos querían archivar la causa y cerrarla. Da la casualidad que no había registro en los horarios que nosotros entrabamos y nos íbamos en las cámaras de seguridad del Hospital. No se tomó en cuenta nada”.
En esa línea, resaltó que la pediatra Morel negó que los padres de Catalina la hayan querido contactar. “Dijo que no lo hicimos a pesar de que tenemos los mensajes y fotos que le mandamos. Si bien todo estaba presentado en la causa (cámaras teléfono mensajes), la fiscal solo tomó en cuenta la HC, manipulada por los mismos médicos, de mi nena”, sostuvo.
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Y finalmente reveló que su hija menor, Zoe, de por entonces un año, sufrió la misma enfermedad que había terminado con la vida de su hermana tan solo una semana después.“La semana posterior empezó con los mismos síntomas, pero decidimos llevarla a Paraná, donde le hicieron los mismos estudios que dieron que tenía neumonía, lo mismo que Cata. Se la medicó y gracias a Dios está con nosotros. Eso también está en la causa, para que vean la diferencia. Pero la fiscal nunca lo tomó en cuenta. Cata tenía toda la vida por delante, era súper sana, alegre y juguetona. Tenía todas las vacunas y estaba re contenta porque era ´grande´ y empezaba el primer grado. Te parten en mil pedazos, tenemos que seguir por Zoe, pero estamos con ayuda psicológica para poder levantarnos cada día”.