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Tenía cáncer, sus médicos le dieron la espalda en pandemia y murió: "La dejaron morir"

Se cumplieron dos años de la muerte de Gabriela Cano a causa de la negligencia de los médicos del Hospital de Clínicas.

por Alejo Paredes

29 Julio de 2022 08:00
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Fue un miércoles lluvioso, poéticamente idóneo para la angustia que se vivía a espaldas de la Casa Rosada, en la histórica Plaza de Mayo. Allí, a pesar de la llovizna, el frío y el mal clima, se encontraban firmes pese a la adversidad Norma Fernández y Jorge Cano junto a familiares, amigos, allegados y distintas organizaciones civiles de madres y padres que perdieron a sus hijos debido a actos violentos.

Para ellos no era un día más. Ese 27 de julio, pero del 2020, su hija, Gabriela Cano, murió después de sufrir el destrato, la frialdad y la poca humanidad de los médicos del Hospital de Clínicas, que la habían tratado hasta ese momento del tumor en el cuello del útero que le fue diagnosticado en 2019 y que, cuando más los necesito, le dieron la espalda excusándose en los protocolos impuestos por el propio nosocomio producto de la pandemia del COVID-19.

BigBang estuvo ahí para acompañarlos y hablar con ellos. Jorge nos contó que Gabriela tenía 31 años, amaba las películas de Disney, disfrutaba del tiempo con sus sobrinos y le encantaba pasar el rato con Mili, la menor de sus tres hermanos. La joven soñaba con ser kinesióloga y vivía con él, ya que se había separado de Norma hace un tiempo. "No sabés el vacío que se siente. Mi hija me tenía que enterrar a mi y no yo a ella", nos cuenta conmovido.

En mayo de 2019, su ginecólogo particular del Hospital de Wilde le pidió a la Gabriela que se sometiera a unos controles médicos debido a que creía que algo andaba mal. Como el Hospital de Wilde no contaba con Oncología general, su familia la llevó al Hospital de Clínicas, donde fue sometida a distintos estudios, incluido una biopsia, que arrojó como resultado cáncer de cuello uterino. 

El mismo día que recibió los estudios que confirmaban su enfermedad, en mayo de 2019, a Gabriela la derivaron al área de Oncología Ginecológica del quinto piso del Hospital de Clínicas y, en ese momento, empezó a ser paciente de ese lugar. La joven de 31 años fue sometida a un tratamiento que contó con Quimioterapia, Radioterapia -con rayos por fuera para que no afectaran el riñón que le había sido trasplantado en 2016 a causa de la insuficiencia renal originada por una enfermedad que la aquejó desde su niñez- y Braquiterapia, con rayos "por dentro" que reducen el tumor inmediatamente. 

Aquellos tratamientos terminaron a fines de febrero de 2020, semanas antes de que estallara en el país la pandemia del coronavirus. La doctora vio los resultados y le dijo que no se veía el tumor en las últimas tomografías que se hacían junto a la Braquiterapia. A raíz de la buena noticia de que el tumor se había reducido hasta el punto de no aparecer en las tomografías, el equipo del Hospital de Clínicas la "felicitaron". Además, le advirtieron que la quimioterapia no le había afectado físicamente y que debía comenzar un control periódico y prolongado durante los próximos cinco años para evitar que haya un retroceso.

Ella y su mamá salieron del nosocomio celebrando las buenas noticias. A partir de ahí, Gabriela debía hacerse controles una vez por mes, al año cada seis meses y así durante los próximos cinco años. En aquel momento, Norma pidió turno para su hija para el mes de abril, sin esperarse que explotara en el país, y en el mundo entero, la pandemia del coronavirus que afectó drásticamente un sistema sanitario que ya venía dañado y muy deteriorado desde hace años en la Argentina. Fue entonces que empezaron los problemas: la secretaría del Hospital les pidió aguardar los "supuestos" 15 días de cuarentena y les postergó el turno. 

Desde el hospital -le aclaró Norma a BigBang- les dijeron podían esperar por tratarse de un control y no de una urgencia. "No volvimos porque no estaban dando turnos por la pandemia, creyendo que iba a ser corta como todos pensamos. Pero el 21 de abril Gabriela ya venía de muchas noches sin dormir, sufriendo mucho. Entonces ese día decidimos llevarla al Hospital de Clínicas para que la viera su equipo y cuando llegamos, nos cruzamos con uno de los médicos del equipo que bien conocía la historia clínica de ella, Sebastián Alessandría. Él directamente nos echó del hospital sin siquiera darse vuelta para ver a la paciente de la que yo le estaba hablando", contó.

A partir de ahí, Gabriela empezó con los problemas, muchos dolores y comenzó a sentirse mal los primeros días de abril. Todo fue paulatino. Le dolía el ciático y se levantaba con dolores fuertes. A pesar de los problemas de salud que enfrentaba, siempre se mostró "contenta" e iba a trabajar con "mucho ánimo". Sin embargo, todas las noches se levantaba con fuertes dolores. Todo esto se estiró hasta el 21 de abril del 2020, cuando Gabriela pasó una de las peores noches que incluyó pérdidas de sangre importante. "Alessandría me cortó, nos echó del hospital y nos dijo que fuéramos a otra guardia porque el hospital estaba abocado a la pandemia", detalló Norma.

Si bien era una paciente de riesgo en caso de contraer COVID-19, no solo por sus problemas oncológicos, sino porque había sido trasplantada años atrás, decidieron acudir al Hospital de Clínicas. Fue entonces que todo comenzó a complicarse cada vez más. Cuando llegaron fueron sometidas al protocolo de aquella época y les marcaron que debían dirigirse al piso quinto. Allí se cruzaron con Sebastián Alessandria, que era integrante del equipo médico que la había atendido en 2019. Norma se acercó para hablar con él, le explicó lo que le estaba pasando a su hija, pero el médico ni siquiera se dignó a dirigirle la palabra. "Al Hospital de Clínicas no volvimos más porque directamente se nos echó", relató Norma.

Lo primero que hizo Norma al salir del nosocomio, entre lágrimas y angustiada por todo lo que estaba ocurriendo, fue llamar al ginecólogo particular de Gabriela, quien la trasladó al Hospital de Wilde a pesar de que no contaban con las herramientas para tratar su estado. "Cuando llegamos a casa con ella muy mal, nos comunicamos vía Messenger (de Facebook) porque no había otra forma con la jefa del servicio, Adriana Bermúdez, que me repitió lo mismo que el doctor: que había hecho muy bien en no atenderla porque el Hospital, por orden de dirección del Hospital, estaba abocado solo a la pandemia", agregó la mamá de Gabriela, mientras sostenía una foto de ella reclamando por justicia.  

Ya en el Hospital de Wilde, a Gabriela la subieron en silla de ruedas, la revisaron, le aplicaron un calmante y notaron que tenía el abdomen rígido e inflamado. Mejoró ese día, pero al día siguiente empezó otra vez con mucho dolor. Fue en completo estado de desesperación que Norma pudo contactarse a través de Facebook con Adriana Bermúdez, jefa del área de Oncología Ginecológica del quinto piso del Hospital de Clínicas.

A través de la red social, le escribió: "Me siento dolida y decepcionada por el maltrato que recibimos, fuimos porque no teníamos otra opción. Estamos hablando de una paciente oncológica que se siente muy mal". La respuesta, tan insensible como la del primer médico, fue: "Tiene que buscar algún otro hospital que la atienda. De ninguna manera debieron permitir que subieran al quinto piso. Solamente se atiende COVID".

Le contó a Bermúdez lo que había ocurrido y resaltó que la médica le respondió que el doctor "había actuado correctamente" porque ellos tenían dirección de no atender a nadie que no sea por COVID. Mientras tanto, la pérdida de sangre no cesaba, comenzó a tener erupciones y llagas en la zona pélvica. En el Hospital de Wilde no la podían tratar, necesitaban que la vea el equipo que la atendió desde el primer día y en un lugar de mayor complejidad. 

Por esta razón, Norma sostiene que su hija "sufrió una discriminación sanitaria". "Es insólito lo que ocurrió porque un hospital de tres cuerpos con la dimensión que tiene el Hospital de Clínicas y con tantos servicios no puede ser que el servicio de oncología no tuviera el lugar para poder asistirla o, al menos, decirnos qué hacer cuando ellos tenían todo el resumen de la historia clínica y sabiendo bien el caso", insiste Norma.

El 12 de mayo, Norma volvió a escribirle a la responsable de Oncología Ginecológica del Clínicas insistiendo para que examinaran a su hija y ofreciéndose a pagar "lo que sea" por una consulta particular. La respuesta fue breve. "Seguimos igual", le dijo la médica. Ya el 10 de junio, desesperada por el delicado estado de su hija, volvió a mandarle un mensaje: "Mi hija está con problemas serios asociados a su enfermedad. No entiendo el abandono a una paciente".

Ya no hubo respuestas, hasta que el 8 de julio, le envió: "Mi hija Gabriela no volverá a atenderse con ustedes porque cuando más los necesitó no la asistieron. Ella se encuentra en el Hospital Rossi de La Plata y necesita un resumen de la historia clínica. Por favor, ¿me lo pueden enviar?". No sólo no recibió contestación alguna, sino que Noma fue bloqueada por la doctora Bermúdez. "Le insistí por varios días y le escribí hasta que un día me bloqueó", relató.

Gabriela Cano, de 31 años, murió el 27 de julio. El 13 de julio de 2020 fue el punto de no retorno: ya no podía comer, todo lo vomitaba y le costaba ir al baño. Pasó tres meses enteros yendo de un lado para otro donde solo "la emparchaban": "Desde ese entonces comenzó a deambular de lugar en lugar, de hospital en hospital. Estuvo internada unos días en la clínica de la UOM por la obra social, muy mal atendida porque la ingresaron como si tuviera COVID". 

Cuando a Gabriela le dieron la espalda desde el Hospital de Clínicas, deambuló por el Sanatorio de la UOM, en Avellaneda. "La hisoparon, la dejaron sola en una habitación, la hicieron padecer sola porque ni siquiera se podía incorporar. Nos llamaba por teléfono pidiéndonos por favor que la saquemos de ahí porque la estaban dejando morir. El 14 de junio del 2020, cuando cumplió 31 años, fuimos a firmar para sacarla de ahí y justo, casualidad, nos dijeron que dio negativo de COVID", reveló.

Luego pasó por el Hospital de Wilde, estuvo internada en su domicilio y finalmente fue tratada el13 de julio al Hospital Rossi de La Plata, gracias a que una de sus primas era instrumentadora ahí. Allí finalmente falleció aquel 27 de julio de 2020 pasadas las 20: tuvo unas convulsiones, fue atendida por los médicos que retiraron a los familiares de la habitación y al rato confirmaron la muerte de la chica de 31 años. "Gabriela involucionó, cada vez era peor su situación. Es más, hasta creemos que ese alta fue ficticia, porque que un médico de un equipo de oncología nos diga que la paciente está diez puntos y que a los tres meses se muera por metástasis, realmente caben dudas", denunció Norma.

Los últimos días de Gabriela fueron en familia. De hecho, lograron que su abuela paterna pudiera ingresar al Hospital Rossi para poder ver a su nieta. "Ella pensó que eran dolores del ciático o quería autoconvencerse de eso. Sufrió muchísimo, no queremos dar detalles de esos últimos días. En el Rossi la ingresaron con todo el amor, todo su equipo se comportó de diez. Esos 14 días la acompañamos, le hicieron todos los estudios y el oncólogo nos pidió una copia de la historia clínica. Llamé, me comuniqué al servicio del Hospital de Clínicas y la secretaria lo llamó al médico de guardia y resultó ser Alessandría. Cuando se acercó al teléfono me pidió que la lleva a Gabriela para ver lo que tenía", contó. 

Los médicos del Hospital Rodolfo Rossi le pidieron a Norma si podían conseguir por sus propios medios la historia clínica de su hija. La razón que le dieron fue que si ellos la pedían formalmente al Hospital de Clínicas, por motivos de protocolo iba a demorar y Gabriela la necesitaba de urgencia. La angustiada mamá habló con Alessandria, cuatro días antes del fallecimiento, y el médico le dijo que "no". Según Norma, les pidió que a Gabriela la lleváramos el martes, pero a Gaby ya se le había agotado el tiempo. "Ni loca Gabriela va a volver a pisar ese hospital y le dije que Gabriela se estaba muriendo. Como mi voz se había alzado con toda razón, me cortó el teléfono", sumó. 

El hermano de Gabriela, enfurecido, fue al Clínicas a buscar la historia clínica en dos oportunidades diferentes. Volvió con media carilla escrita por el propio Alessandria, con una letra "ilegible" que ni siquiera el especialista del Hospital Rossi de La Plata que estaba atendiendo a la joven en ese momento pudo entender. "Ella falleció un día lunes, 27 de julio. Ese día iban a hacerle un estudio súper invasivo y nosotros les dijimos que no porque estaba sufriendo un montón. Gabriela tenía miedo a morirse, todo el tiempo repetía que no se quería dormir porque se moría y era controversial. por un lado decía que cuando saliéramos de ahí iba a hacer tal cosa u otra", afirmó, entre lágrimas, Norma.

Según su mamá, Gabriela quería "autoconvencerse" de que podía salir adelante, pero aclaró que ella sabía que el final estaba muy cerca. "La luchó hasta el último minuto que tuvo convulsiones. Con mi nuera habíamos bajado a comprar un agua y cuando subimos vimos corridas y a mi hijo, el hermano, abrazado a ella. Falleció en los brazos del hermano. Todo esto, toda esta injusticia, por dos hijos de puta que no supieron ni siquiera respetar el juramento hipocrático. Se cagaron en todo y en nuestra hija", manifestó la mujer, dándole la espalda a la Casa Rosada, rodeada de su familia y con el deseo imperturbable de conseguir la justicia que tanto anhela por su hija. 

Desde el estudio de los doctores Verónica Ottaviano y Santiago Ruíz Rocha se iniciaron acciones legales contra los médicos del Hospital de Clínicas, Alessandria y Bermúdez por "incumplimiento de los deberes de funcionario público y por abandono de persona seguido de muerte". La denuncia penal ingresó el 14 de octubre de 2020 en las fiscalía de Buenos Aires con el número de ingreso 680116/2020. La misma quedó en manos de la Fiscalía N°13 y el Juzgado N°18. Pero el informe de una perito complicó las cosas, ya que estableció que Gabriela no tenía una expectativa de vida alta más allá del trato de los profesionales médicos.

Detrás cámara, Norma le explicó a este sitio que había dejado todo en manos de la Justicia, decidió abandonar las marchas en reclamo por la muerte de su hija porque le hacía "muy mal" recordar todo lo ocurrido, pero que el informe "vergonzoso" hecho por la perito le devolvió las fuerzas para seguir luchando. "La Justicia no es justa en nuestro país y muy lenta. La perito forense que estudió las historias clínicas de todos los lugares que estuvo Gabriela tuvo el tupé de hacer un informe vergonzoso donde culminó diciendo que de todas maneras Gabriela se iba a morir. Todos algún día nos vamos a morir, el tema es de qué manera murió Gabriela. Ese fue el problema", disparó Norma.

Afortunadamente, la causa se desarchivó, aunque no avanza. Con respecto a la causa civil, Norma denuncia que desde el Hospital de Clínicas existe "complicidad" porque están "cubriendo" a los médicos denunciados. "Nosotros nos negábamos a hacerla porque dijimos que Gabriela no tenía un precio. Pero ahora vemos que el presidente sí le puso precio a la muerte de todos en pandemia. Porque el presidente sí sacó un préstamo y pagó por ese 14 de junio en el que festejaba el cumpleaños de su mujer sin ningún protocolo mientras que nuestra hija y muchos más estaban muriendo. Evidentemente hay un precio y sí, que lo paguen. Nada nos va a devolver a nuestra hija...", sostuvo. 

Por la causa civil tuvieron dos audiencias en plena pandemia, vía Zoom. De acuerdo con Norma, Bermúdez acusó un "malestar" y dejó a su representante legal. Alessandria siempre estuvo con la cabeza baja, no dijo ni una palabra y no llegaron a un acuerdo, razón por la cual la mediadora pidió que siga el juicio. Cómo la causa civil siguió su curso, Alessandria declaró días después que jamás estuvo en el hospital, que Gabriela nunca fue ese día y que ella tenía un turno programado al que no se presentó. A partir de estos dichos, los abogados le dijeron que era necesario que tuviera un apoyo más fuerte con el psiquiatra y el psicólogo.

Resulta ser una obviedad que la visita de Gabriela no quedó registrada en un informe porque no quisieron atenderla, pero su llegada sí quedó registrada por las cámaras de seguridad y da la causalidad que las ventanillas de entrada estaban vacías por pandemia. De acuerdo con la mamá de la víctima, el hall estaba vacío, había un médico y una mujer que les hicieron la preguntas típicas en pandemia, les pusieron alcohol y les marcaron el camino que estaba señalado con cinta en el piso para llegar al ascensor que las llevara al quinto piso. "No estaba lleno el hospital, por eso las cámaras de ese día tienen que mostrar ese momento, si es que el hospital no los cubre", denunció. 

Finalmente, Norma reveló que tras el fallecimiento de Gabriela se contactó la representante legal del Clínicas con ella para pedirle que fuera a la dirección del hospital a declarar todo lo que quisiera sobre los dos médicos que habían rechazado atender a su hija. Le dijeron que querían hacerles un sumario administrativo debido a la cantidad de reclamos que tenían en contra de la Dra. Bermúdez. "Me querían usar de chivo expiatorio para echarla o suspenderla. Ni siquiera tienen los órganos bien puestos para hacerlos ellos sabiendo de los casos que la doctora tiene en contra. Tiene más de 80 comentarios donde dicen barbaridades en contra de esta doctora", sentenció. 

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