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Tenía neumonía y murió porque contrajo un virus intrahospitalario: su familia denuncia mala praxis y abandono de persona

La víctima tenía 57 años. Había sido y mal diagnosticada por la clínica en donde se internó al principio. Luego la obra social no se hizo cargo de ningún tratamiento.

06 Mayo de 2020 16:28
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Ariel Martinelii tenía 57 años. En Navidad tuvo que ser internado de urgencia en San Pedro por una neumonía que no se terminó del curar del todo. Su familia se asustó ante la noticia. Estaba  bajo un coma farmacológico pero estaban seguros de que saldría de ese problema de salud.

Lo hizo pero lo que no sabían era que cuando abriera sus ojos empezarían los problemas con la clínica que derivarían en su muerte. Dos días después de recuperar el conocimiento, Martinelli volvió a entrar a un coma inducido por un virus intrahospitalario en el Sanatorio Coopser.

La lejanía con sus familiares, todos viven en el AMBA, hicieron que buscaran tramitar con su obra social, FATSA, el traslado hacía algunas de las clínicas que tiene esa prestadora en territorio porteño. La eterna promesa del traslado continuó durante días. Sin embargo, de repente las autoridades del sanatorio echaron a Martinelli del lugar y lo mandaron a un hospital mental en donde no tenía todos los insumos necesarios para que lo traten.

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En tiempo récord su familia logró acomodarlo en una clínica en Rosario y allí no sólo empezaron los problemas con la obra social sino que además descubrieron que en el Sanatorio Coopser no le habían practicado ningún estudio de rutina aun cuando estuvo varios días en coma inducido. Pero no sólo eso, tampoco lo habían medicado de acuerdo a la situación en la que se encontraba.

“Lo llevamos a Rosario y ahí nos enteremos de que no le habían hecho ningún estudio en la clínica. Ni siquiera le habían dado anticoagulantes por lo que descubrieron que tenía todo el corazón necrosado (con las aterías tapadas)”, le dijo a BigBang su hermana, María.

Allí es cuando el cuerpo médico de la clínica en Rosario decide que la única solución posible era operarlo y colocarle seis estents. Sin embargo, no llegaba la autorización de la obra social.

Ante la falta de esa cobertura la familia se hizo cargo por su propia cuenta de los gastos en la clínica, que fueron unos $200.000 aproximadamente, pero los costos de la operación eran demasiado elevados como para que los pudieran costear de su propio bolsillo. Cada estent, por ejemplo, tienen un costo de USD 3.000.

Ante esa situación la familia decidió que, con el aval de los médicos, aguardara medicado en su casa a que la obra social habilite la operación. Una vez que comenzó la pandemia del coronavirus (Covid-19) generó que la operación nunca se concretara.

“La obra social jamás nos dio una respuesta. Siempre nos decían que ya iban a estar los papeles, que ya se iban a autorizar, pero nunca sucedió”, agregó María.

Mientras tanto Martinelli se encontraba bajo el estricto control de sus familiares que todo el tiempo verificaban que estuviera bien. Sin embargo, el domingo no respondió ni a los mensajes, ni a los llamados. Por eso le pidieron al empleador de él que, ya que era de San Pedro, se acerque a ver si estaba bien.

El lunes por la mañana esta persona llegó a la casa de Martinelli, tocó timbre, golpeó la puerta, lo llamó, espero ver alguna respuesta. Al no tenerla le avisó a sus familiares que llamaría a la policía. Los efectivos rompieron la puerta y encontraron el cuerpo de Ariel sin vida tirado en la cama. Había sangre en el cuarto y en el baño. “Se descompensó y murió”, cuenta en llanto su hermana. 

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La imposibilidad de enterrarlo por la pandemia hizo que tuvieran que cremarlo. Por protocolo recién el sábado tendrán las cenizas de Martinelli y esperaran a que se termine la cuarentena para poder enterrar sus restos junto a sus padres. Pero ese no fue el último episodio de la mala praxis y abandono de persona que denuncian por parte del Sanatorio Coopser. 

Luego de que un tuit de la hermana de la víctima (que se desempeñó durante varios años como productora de radio) se volviera viral la jefa de terapia intensiva del Sanatorio, Romina Savoy, le envió una carta documento a la hermana de la víctima por el tuit que había escrito.