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"Tenía un olor a podrido bárbaro": la bronca de Beatriz Verger, otra víctima de Lotocki

La ex paciente se operó en Colombia para sacarse los biopolímeros que el cirujano le inyectó.

por Agustín López Paunero

04 Julio de 2023 10:45
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El mundo está a las puertas de una nueva pandemia: la de los biopolímeros. Estas sustancias plásticas prohibidas para su uso en cirugías estéticas, como el metacrilato, con el cual inyectó el médico Aníbal Lotocki a Silvina Luna hace más de 10 años, y por el cual la ex Gran Hermano hoy padece un delicado estado de salud y está internada en la terapia intensiva del Hospital Italiano desde el 13 de junio.

Lamentablemente, no fue la única víctima de este falso cirujano plástico. Otra de ellas es Beatriz Verger, una mujer que hace 12 años se operó los glúteos con él. En la pandemia le estalló el malestar y hace pocos meses se hizo la primera operación en Colombia para sacarse el material tóxico con el cual la intervino Lotocki. "Que lo metan preso de por vida. Que en vez de estar pagando, arreglando, haciendo callar a la gente, que le pague a las chicas que no se pueden operar", es el deseo que manifestó hacia él.

"No puedo creer que siga trabajando. Se le murió una persona, no pidió perdón. Silvina está en esta situación, tampoco pidió perdón ni se acercó al Hospital para ver si la familia necesitaba algo. Queríamos hacerlo nosotras y no lo hace él. Es una locura, no entiendo a la Justicia, no entiendo por qué no le sacan la matrícula para que no siga trabajando. Porque se va cambiando de lugar y sigue trabajando con una impunidad terrible. La verdad no lo comprendo", protestó ante BigBang.

La mujer estuvo la semana pasada en A la tarde, por América TV. Allí pudo brindar su testimonio y, al mismo tiempo, ver con sus propios ojos cómo funciona el entramado de Lotocki. "Es todo plata, obviamente. Cuando fui al piso y estaba (Luis) Ventura, le dije a mi amiga: 'Si habla está todo bien, pero si se calla es porque le pusieron plata'. Y de hecho se calló: 'No voy a hablar de este tema', que esto que lo otro. De igual manera, la gente que pueda defender a Lotocki, tarde o temprano la va a pagar. Hay un karma. Todo se paga en esta vida. No se puede tapar el sol con un dedo. Está visto que está apoyado, que paga a los jueces, senadores", denunció.

"¿Tantas causas archivadas tenés? ¿Cómo puede ser que tanta gente te denuncie y las causas están paradas?", se preguntó Verger. "Igual que los cheques sin fondo, tiene cualquier cantidad. Tenemos que ser inteligentes, está poniendo la plata afuera. Este tipo se vuela en cualquier momento. Yo no puedo creer que los jueces sean tan estúpidos, la verdad no lo creo", opinó la mujer.

"Si el tipo está poniendo tanta plata, pero tanta, para callar a Ventura, para que no se hable en algunos medios, los jueces, que no los callás con 10 mil dólares. ¿Por qué no le ponés la plata para pagarles a las chicas, que por lo menos se puedan hacer una de las cirugías?", insistió Beatriz.

La ex paciente de Lotocki también contó cómo fue el día que el profesional de la salud la intervino con material tóxico. "El día que me tocaba ir, fui, le di el dinero, me dio una pastilla, me dijo que era para tranquilizarme, pero a mí me durmió. Y cuando me desperté ya estaba, no sé si inyectada, o como lo haya puesto", recordó. "No sé cómo un médico puede poner una sustancia a una persona dormida, con la que sabés que tarde o temprano vas a terminar matándola. No entiendo cómo se le ocurre, qué se le pasa por la cabeza", remarcó Verger.

"Hay chicas que les despierta enseguida y otras que no. Esto puede despertar a los dos años, a los cinco, a los 10, a los 15, y hay margen hasta los 20. Pero llega un momento en el cual eso revienta y se te esparce por todo el cuerpo", explicó Verger sobre el peligro del metacrilato y otros biopolímeros.

Verger se operó en Colombia, uno de los pocos países del mundo que tiene una legislación que prohíbe por completo el uso de metacrilato y otros biopolímeros. "Fue abierta de toda la cintura. Estaba bastante complicada. A mí me llegó al músculo del glúteo. Ahora estoy en recuperación y tengo que ver si migró a las piernas. Que el problema ahí es que no te las pueden operar. Entonces, con el tiempo, te las tienen que cortar", reveló.

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Además la mujer contó que no sólo con una intervención se limpia la zona. "Esto no sale al 100 por ciento del cuerpo. Se puede sacar un 60 como mucho, si te hacés dos o tres", explicó. "Como yo hace 10 años que lo tengo, si llega al torrente sanguíneo, por más que yo me opere, llego grave. Y en algún momento voy a estar igual. Y llega una edad límite en la que no te podés operar más", agregó.

"El médico me dijo que, cuando me abrió, tenía un olor a podrido bárbaro, que no entendía cómo pude viajar en el avión, que no sabía si la contaba si pasaba un mes más", señaló Verger. "Hasta que no revienta todo en tu cuerpo no te das cuenta el veneno que tenés. Yo me di cuenta en la pandemia, y se me hizo difícil porque no podía ir a los médicos, estaba muy encerrada la gente", añadió.

En esos años de encierro por el Covid-19, fue que por un accidente, Verger descubrió el mal que estalló en su cuerpo. "Yo tengo un perro terranova grande, lo saqué a pasear y en un momento me tiró de la correa y me caí. Eso hizo que explotara lo que tenía en los glúteos. Porque tenía como dos pelotas número cinco que con el golpe se rompieron. Y obviamente, de ahí se fue a otras partes", relató.

"No me podía sentar. Un año estuve durmiendo boca abajo, y al hacerlo, todo el material se va para adelante. Esto migra por todos lados. Acá el problema es que hay que hacerse una resonancia magnética, para ver cómo va migrando. Porque, tarde o temprano, todas las personas que se hayan puesto esta sustancia, ya sea mujer, hombre, travesti, van a pasar lo que le pasó a Silvina. Todas vamos camino a eso, porque lo primero que agarra son los riñones", pronosticó Verger.

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Por otro lado, la mujer que se operó en Colombia recordó cómo fue el pago que le hizo por la intervención a Lotocki. "Fuimos varias amigas. Todos pagamos en negro. Él no te da comprobante, factura, ninguna clase de papel. No te cuenta, no te dice lo que te va a poner. Si me lo hubiera dicho, me iba", declaró. "A mí no me puso metacrilato, me puso otra sustancia. Yo al día de hoy no sé qué me puso" sumó.

Al mismo tiempo, Verger vive con mucha sensibilidad lo que está atravesando en su internación Silvina. "Me pone muy mal lo que atraviesa. Es un ser humano como todos, pero es una chica pública, dulce, que no tiene maldad", opinó. Por otro lado, también sabe que el futuro que le espera no está muy lejos de eso. "Me pone mal las que van a venir. Yo misma puedo llegar a pasar esto, que es lo que me viene para un futuro. Ahora entiendo por qué las chicas se desesperan, algunas tratan de suicidarse y otras lo hicieron. Porque lamentablemente, Lotockis hay en todos lados", aseguró.

"La cabeza, llega un momento, que te agarra tanta desesperación por tantos dolores. Con el Síndrome de Asia llega un momento en el que tenés 36 dolores juntos. Imaginate, si te duele la cabeza y estás mal. Eso te lleva a un grado de desesperación que sos capaz de hacer cualquier locura. Imaginate, Silvina está internada en terapia intensiva y súper dolorida. Está sedada con un montón de cosas y tiene dolores. Es como que te estuvieran descuartizando viva", describió.

Luego de haberse informado tras su operación en Colombia, Verger también advirtió sobre las falsas soluciones que muchos profesionales de la salud presentan como alternativas y que no son tan efectivas como dicen. "Que las chicas no caigan en los médicos que ofrecen sacar esta sustancia con lipoaspiración. No se saca así. Es gastar un dinero que no te sirve de nada. Con las cánulas te pueden meter más adentro el producto. La única manera de sacarlo es hacer una cirugía abierta", informó.

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Beatriz todavía no sabe cuánto de la sustancia tóxica extirpó de su cuerpo la operación en Colombia. Lo sabrá luego del resultado de la próxima tomografía computada que se hará desde la columna hasta las rodillas. Además restan estudios para ver el estado de sus riñones, pulmones y el calcio en sangre. La pesadilla que comenzó hace más de una década continúa. "Por más que nosotras hubiéramos querido operarnos, no era para pasar este dolor. Es un material tóxico que te llega al corazón o a la cabeza, y te morís de un infarto. Esto camina todos los días. Y ni te cuento si te agarrás una bacteria", lamentó.

Aunque la perspectiva no sea optimista. No todo es pesimismo en lo que vive Verger. "Hay chicas que apenas operadas tienen complicaciones. Por ese lado es como que tuve un Dios aparte, porque estuve 10 años", reconoció. "Cada despertar tenemos que agradecer estar vivas", concluyó.

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