08 Agosto de 2022 19:39
Era una noche tranquila y llena de alegría en la provincia de Córdoba. Miguel Alejandro Molina, un chico de 18 años, se preparaba para disfrutar de una fiesta en la casa de un conocido. Durante toda la semana había esperado el encuentro realizado en la noche del sábado.
Llegó hasta el lugar acompañado por un amigo. Nadie sabía que era la última vez que lo verían con vida. En la madrugada del domingo, se desató un tiroteo en la vivienda. Todavía no se determinó si fue por un intento de robo o por una pelea entre bandas. Pero Miguel cayó al suelo y murió a los pocos minutos.
Su amigo lo vio y tenía dos tiros en la cabeza y otro en su mano. A pocos metros, otro joven había recibido un balazo pero seguía con vida. Minutos después ese chico sería internado, operado y estaría fuera de peligro. Por el momento, la Policía no pudo localizar a los asesinos de Miguel.
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La Policía investiga si el ataque fue directo contra el joven o si fue una pelea y dispararon al grupo. Lo cierto es que la Científica aún se encuentra estudiando qué fue lo que pasó en esa casa del barrio Villa Libertador, en la capital cordobesa.
Por el momento, la autopsia determinó que Molina murió por los dos tiros que impactaron en su cabeza. También tenía otra bala en su mano. En tanto, el joven herido, llamado Daniel Chávez, recibió una bala en su brazo. En el resto de la propiedad había más balas.
Además, varios hombres y mujeres debieron ser atendidos en el hospital zonal porque recibieron golpes durante el ataque que realizaron dentro de la propiedad. La causa está a cargo del fiscal de Instrucción Tomás Casas, quien investiga varias hipótesis, tanto la pelea entre bandas como un intento de robo.
En los últimos meses, hubo otros seis muertos en diversas peleas en fiestas realizadas en Córdoba. Por ejemplo, el 24 de abril un policía de civil mató a tiros a un joven tras acusarlo de robarle el celular a su hijo. El hecho fue a la salida de una fiesta realizado en una casa del barrio Las Rosas.
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En tanto, el 1° de mayo, uno joven llamado Juan Garro, de 23 años, fue asesinado por la espalda durante una pelea entre barras a la salida de un cumpleaños que se celebraba en una propiedad de Río Cuarto. El 3 de julio hubo dos casos. Uno en Río Cuarto, donde un hombre mató a otro a puñaladas tras una discusión. En tanto, esa noche, en la puerta de un bar en la ciudad de San Francisco, Mateo Gallegos, un chico de 19 años, fue asesinado de dos disparos en la cabeza tras una pelea con otro. En ambos casos, los asesinos se entregaron a las pocas horas.
Dos semanas después de esos hechos, el 17 de julio, en la puerta de una disco de Alta Gracia, Joaquín González fue asesinado tras ser atacado con un ladrillo. Tras el golpe en su cabeza, perdió el conocimiento y estuvo dos días internado hasta que murió. Tenía 19 años igual que el criminal que se entregó a los pocos días.
El 17 de julio Joaquín González, de 19 años, fue atacado de un ladrillazo en la cabeza a la salida de un boliche en Alta Gracia. Luego de esto, el joven fue atendido en el Hospital San Roque y murió dos días después. Por ese crimen, otro adolescente se entregó ante la Justicia y quedó detenido.