21 Abril de 2025 08:29

Una escena de horror sacudió la noche del sábado a la ciudad rionegrina de Allen. Un operativo policial por el presunto robo de caños derivó en una situación límite cuando uno de los sospechosos se atrincheró en su casa y utilizó a su hija de apenas 7 años como escudo humano. Durante varios minutos, la vida de la niña pendió de un hilo ante la desesperación de su madre, la violencia del padre y la tensión que rodeó cada segundo de un operativo que pudo haber terminado en tragedia.
Todo comenzó con un llamado anónimo que alertaba sobre dos hombres que circulaban en bicicleta cargando caños robados, aparentemente sustraídos de un terreno baldío ubicado del otro lado de la Ruta Nacional 22. Agentes de la Comisaría Sexta iniciaron un patrullaje preventivo por calle Martín Fierro y rápidamente interceptaron al primero de los sospechosos, quien admitió haber sustraído los elementos en compañía de otro hombre, aún prófugo en ese momento.
Con los datos aportados, personal de la Brigada Motorizada localizó al segundo implicado en la zona de calle Lago Mascardi. Iba con un enorme caño Tubing de aproximadamente cinco metros e intentaba ingresar a su casa. Al ser abordado por los efectivos, reaccionó con extrema violencia: empujó a un cabo, intentó arrebatarle el arma reglamentaria y luego corrió hacia el interior de la vivienda, donde se encerró en una habitación junto a su hija menor de edad. Allí comenzó una pesadilla.

Según relataron fuentes policiales, el hombre usó a la niña como escudo, sujetándola frente a su cuerpo para impedir el ingreso de los efectivos. La madre de la menor, entre gritos y lágrimas, imploraba que actuaran de inmediato: temía por la vida de su hija y suplicaba que no permitieran que el agresor le hiciera daño. "¡Va a hacerle algo, por favor sáquenla de ahí!", se la escuchó decir, según testigos del operativo. La tensión se volvió insoportable.
Los oficiales, entrenados para actuar en situaciones límite, irrumpieron en la habitación en una maniobra rápida y precisa. En cuestión de segundos, lograron rescatar a la niña ilesa. Sin embargo, el agresor no se rindió fácilmente: ofreció una feroz resistencia, golpeó a los efectivos y tuvo que ser reducido por la fuerza. La menor fue inmediatamente asistida por personal especializado en infancia, que se encargó de contenerla emocionalmente tras el traumático episodio.
El hombre, por su parte, fue trasladado a la comisaría y luego al hospital para una revisión médica. Las autoridades judiciales ordenaron su detención formal, junto con la del otro implicado, en el marco de una causa por "hurto, atentado contra la autoridad y resistencia a la autoridad". Poco después del operativo, un vecino del barrio se presentó en la comisaría y radicó una denuncia penal por el robo de los caños, lo que terminó de consolidar el expediente judicial que ahora pesa sobre los dos detenidos.
El Gabinete de Criminalística trabajó en la vivienda para recolectar pruebas clave, mientras la Fiscalía investiga si existen más personas involucradas en el robo. Ahora, la Justicia tendrá la responsabilidad de determinar el futuro de un hombre que, lejos de proteger, convirtió a su propia hija en rehén de su violencia. Mientras tanto, una niña de 7 años deberá comenzar a sanar una herida que no se ve, pero que marcará su historia para siempre.