El sol apenas despuntaba en Villa Celina cuando el horror se hizo presente en una calle de tierra. Marina, una mujer trabajadora de 32 años, caminaba con su carrito, cargado de verduras para vender en la feria, y su pequeño hijo a bordo, sin sospechar que en pocos segundos se desataría una pesadilla. De repente, un hombre se abalanzó sobre ella con violencia desmedida. Sin mediar palabra, la derribó, la golpeó con puños y patadas, y amenazó con apuñalarla si no entregaba su celular. El llanto desesperado de su hijo se fundió con los gritos de la madre, que intentaba protegerse de la salvaje agresión.
Las imágenes captadas por una cámara de seguridad son estremecedoras. La brutalidad del atacante, la resistencia inútil de la víctima y la angustia del pequeño son una escena de terror en pleno amanecer. Marina no tuvo oportunidad de defenderse. El delincuente, un conocido ladrón de la zona, la arrojó al suelo sin piedad y la arrastró, sujetándola de una pierna, hasta que logró arrebatarle el celular. Luego, huyó como un cobarde, dejando atrás a una madre golpeada y a un niño traumatizado. "Me estaba siguiendo, porque pasó por el frente y me pedía el celular. No me di cuenta", expresó la víctima en diálogo con TN.
Y sumó: "Me paré, vino y me agarró. Me empezó a golpear en la cabeza, me dio patadas. Mi nene estaba llorando. Creo que tenía un arma, porque me dijo que si no lo soltaba me iba a dar cuchilladas. Mi nene estaba llorando, no sabía qué hacer y del susto me fui. Como me golpeaba en la cabeza me fui a buscar a mi pareja, que estaba llevando otras cosas también. Tengo tres nenes. Traigo verdura y vendo eso, los martes y los jueves. No tengo otra cosa. No tengo trabajo seguro".
Los vecinos, testigos indirectos de la barbarie, estallaron de furia. "La policía brilla por su ausencia", exclamó Roxana, una vecina que fue una de las primeras en asistir a Marina. "¿Qué más podemos hacer? Estamos a la deriva". La indignación se tradujo en una espontánea movilización para exigir seguridad. "Nos vamos a juntar y acompañar a Marina a la comisaría. Esto no puede quedar impune", aseguraron.
Más allá del espanto por el robo, el caso desnuda una realidad aterradora: ni siquiera una trabajadora humilde, que sobrevive vendiendo verduras en la feria, está a salvo de la delincuencia feroz que se apodera de las calles. De acuerdo con Marina, el delincuente la encaró amenazándola con lastimarla con una supuesta arma blanca que llevaba en su morral. "Si no lo soltás te voy a dar cuchilladas", habrían sido las palabras del agresor, quien luego de propinarle una golpiza, huyó con el botín.