El jueves 30 de diciembre del 2004 quedó marcado en la memoria de todos los argentinos. Los que estuvieron, los que perdieron a alguien cercano, los que sobrevivieron. La juventud y la música tuvieron un antes y un después a raíz de la tragedia de Cromañón, en la cual 194 personas fallecieron y 1500 resultaron heridas. Por la causa hubo 21 condenados entre los integrantes de Callejeros y los funcionarios responsables de la seguridad.
Uno de los hechos más escalofriantes y que más grieta han generado cumplió 18 años y sus protagonistas alzaron la voz. Eduardo Vázquez era el baterista de la banda que en ese entonces no paraba de triunfar. Estaba casado, tenía un grupo lindo de amigos y le encantaba la música. Pero su destino fue brutalmente modificado y empapado de violencia, ya que a diferencia del resto de los integrantes de Callejeros, su historia traspasó todos los límites.
Esa noche, en la que presentaban su último álbum discográfico "rocanroles sin destino", Vázquez recuerda que minutos antes de comenzar el show en Cromañón, se sentó en la silla de la batería y al ver a su mamá junto con sus familiares, les lanzó un beso y una sonrisa. Pero a los pocos minutos de que empezó el show, la crueldad renació. “Tocamos una estrofa, y yo miraba fijamente a alguien arriba de los hombros de otro, con esa pirotecnia que definen como candela, que disparaba luces que impactaban contra el techo. Ni bien vi que apenas una llama chiquita se había prendido, automáticamente paré de tocar”, afirmó el baterista en diálogo con el portal Infobae.
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Lo que ocurrió fue que ni bien uno de los jóvenes del publico comenzó a prender la pirotecnia, una bandera quedó pegada y rápidamente el fuego se extendió por todo el lugar. Las puertas no estaban preparadas para abrirse, la capacidad máxima se había superado con crecer, la luz se cortó y los desesperados gritos de auxilio pasaron a ser lo único que se escuchaba. “Salté de la tarima y me fui hacia una playa de estacionamiento que estaba detrás. A los dos minutos escuché los gritos del terror, me asomé para adentro y vi que habían cortado la luz, que el techo estaba en llamas y que se desprendió un pedazo del tamaño de un colchón”, reveló el baterista.
Además, reconoció que entró en un estado de shock, lo cual no le permitió accionar. “Volví al estacionamiento por la misma puerta por la que ya salía un humo negro, espeso. La gente estaba desesperada, caían al piso o ya los sacaban desvanecidos. Por el shock dejé de escuchar, solo sentía un fuerte zumbido y no me pude mover más, me paralicé y perdí la noción del tiempo. Cuando reaccioné, el estacionamiento estaba repleto”.
Cabe recordar que si bien el músico cumplió su pena de seis años por la tragedia, en el año 2010 asesinó a su esposa Wanda Taddei. La prendió fuego y le dejó el 60 por ciento de su cuerpo quemado. Además de ejercer violencia de genero durante toda la relación, Vázquez había amenazado al ex novio de la joven con "prenderle fuego el auto".
“Yo salí con dos palillos, uno en cada mano, a tocar música y alguien comenzó un incendio debajo del escenario (...) ¿Cómo iba enfrentar, imaginar o entender que nos imputen? Yo perdí a mi mamá, pero con mis compañeros perdimos a más de 40 personas entre familiares y amigos”, reveló el baterista. “Ni siquiera tomaron criterios preventivos, nada, no hicieron absolutamente nada antes de Cromañón. Yo estoy en las tres categorías: condenado, víctima y sobreviviente, por eso no encuentro culpables, pero sí responsabilidades en los actores que se esconden detrás de las abstracciones como la corrupción, las miserias humanas, la política, los intereses, todas cuestiones que no se vinculan ni por casualidad con una banda de música”.