11 Enero de 2018 17:03
Desde que confesó ser la autora de los disparos que terminaron con la vida de Fernando Pastorizzo, Nahir Galarza no volvió a declarar formalmente frente a la Justicia.
Nahir supeditó su declaración a la recepción de asistencia psicológica.
Si bien luego agregó datos acotados, como que la relación que mantenía con la víctima era "abierta", luego aseguró que ampliaría su declaración sólo después de recibir asistencia psicológica.
Ese asunto, mientras tanto, se está dirimiendo en estos días: hay dos departamentos judiciales donde puede caer la responsabilidad de ofrecer este servicio a la joven y la decisión llegaría recién la semana próxima.
Y tanto Galarza como su defensa esperan esta oportunidad para desplegar el costado psicológico de su defensa y apuntar con todas sus fuerzas a la idea de un trauma previo.
Violencia y trauma
En ese sentido, los abogados de la acusada no sólo plantearán que fue víctima de violencia de género por parte de Pastorizzo, sino que hechos ocurridos en su infancia la habrían marcado psicológicamente.
Puntualmente, en 1998, Marcelo Galarza, padre de Nahir, estuvo involucrado en enfrentamientos con el submundo narco. De hecho, hasta fue enjuiciado por matar de un disparo de escopeta a Claudio Cañete, un hombre acusado de vender drogas.
En el marco de esta trama, la casa de la familia fue atacada con una granada cuando la acusada era una beba de apenas meses. Es por eso que su defensa intentará probar que eso determinó un profundo trauma psicológico que la llevó a autoinculparse para evitar el linchamiento social a sus padres.
Agravantes y atenuantes
En este punto, los abogados de la querella apuntan a que la carátula de la causa contra Nahir incluya tres agravantes: por el vínculo, por alevosía y por premeditación.
¿Conseguirá Nahir una carátula con atenuantes?
Sin embargo, desde el entorno de la acusada le señalaron a BigBang que la defensa planea buscar otra figura: la de un homicidio en contexto de violencia de género.
Vale remarcar que esa carátula, judicialmente, no existe como atenuante. Las mejores esperanzas para Galarza radican en que, más allá de los agravantes, se tenga en cuenta el atenuante de la legítima defensa si efectivamente se prueba que la joven fue víctima de violencia. Claro, la respuesta desproporcionada (golpe contra disparo, por ejemplo), tampoco le jugaría a favor. Lo que se dice, un escenario muy complicado para para la chica entrerriana.