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Triste, solitario y final: Barreda a 23 años del cuádruple femicidio

El 15 de noviembre de 1992, Ricardo Barreda asesinó a su esposa, Gladys McDonald, a su suegra, Elena Arreche, y a sus dos hijas, Cecilia y Adriana Barreda. Hoy se cumplen 23 años del crimen que conmocionó a la sociedad, y BigBang te cuenta detalles.

15 Noviembre de 2015 11:52
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Más allá de la toma de la creciente toma de conciencia, de la marcha “Ni una menos”, la condena a la violencia de género y de las redes sociales que amplifican y difunden la cuestión, Ricardo Barreda despertó una inexplicable idolatría entre hombres y hasta en mujeres, por su tan recordado crimen. Aún hoy lo miran con cierta admiración.

Causó el repudió de muchos y la “admiración” de otros por sus crímenes.

Fue un odontólogo respetado hasta el trágico 15 de noviembre de 1995. Esa mañana se despertó y le dijo a su mujer que iba a limpiar las telarañas del techo, según contó en más de una oportunidad.

"Andá a limpiar, que los trabajos de conchita son los que mejor hacés”, le respondió su mujer con la cual llevaba una mala relación desde hacía mucho tiempo, relató Barreda en el juicio televisado de mayor audiencia de la historia de nuestro país.

Frente a las constantes humillaciones por parte de su mujer, suegra e hijas, el odontólogo hizo lo impensado: Decidió podar la parra y se topó con la escopeta “Víctor Sarasqueta” que su suegra le había traído de Europa. Tomó el arma, la cargó y se llevó cartuchos adicionales en los bolsillos. Ya sabía lo que iba hacer.

Su primera víctima fue Gladys, que se encontraba junto a su hija menor en la cocina. La secuencia fue siniestra y propia de una película de suspenso: luego mató a su hija, Adriana, a su suegra, que se encontraba bajando por las escaleras, y por último asesinó a su hija Cecilia, quien bajaba detrás de su abuela.

Fue condenado a cadena perpetua en un juicio televisado.

La intención de Barreda fue hacer pasar el cuádruple femicidio como un robo dejando los cartuchos y la escopeta en el baúl de su auto, un Ford Falcon. Desordenó los muebles y tiró papeles por el suelo.

Al mediodía tomó su auto y se deshizo de los cartuchos y del arma para luego irse al zoológico, al cementerio y más tarde a un hotel alojamiento con su amante, Hilda Bono.

El Ford Falcon donde Barreda escondió la escopeta.

Al retornar a su casa a la medianoche, llamó a los servicios de emergencia medicas: “Vengan, entraron ladrones y lastimaron a mi familia”. A pesar de sus dichos y por más que se mostró tranquilo en todo momento, a los investigadores les resultaba sospechoso todo lo que contaba el dentista.

El comisario  Ángel Petti, le dio un ejemplar del Código Penal abierto en la página que contenía el artículo 34, que establece la inimputabilidad de aquellos que no entienden lo que hacen, por locura u otro motivo. Esta situación provocó que Barreda confesara el delito y contara los detalles de la masacre.

El 29 de marzo de 2011, la Sala I de la Cámara Penal de La Plata le otorgó libertad condicional.

En el juicio a cargo de los jueces Carlos Hortel, Pedro Soria y María Clelia Rosentock, que se llevó a cabo en 1995 y que fue televisado en directo, se lo condenó, en fallo dividido, a cadena perpetua.

Barreda pasó varios años en la Unidad Penal 9 de La Plata y a principios de 2008 le concedieron el beneficio del arresto domiciliario, por su buena conducta y por ser mayor de 70 años.

En prisión llegó a rendir algunas materias de la carrera de Derecho. Hoy tiene 79 años, y cuando salió de la cárcel, se fue a vivir con su segunda mujer, Berta André, a un departamento que ella tenía en el barrio porteño de Belgrano. 

Pero en los últimos meses de 2014 el juez Dalto consideró que la situación entre ambos revestía "peligro inminente" debido a una posible debilidad mental de ella y el riesgo de provocar una reacción por parte del odontólogo.

Berta André, la última pareja de Barreda, falleció por complicaciones de salud.

Por este motivo, a Barreda se le revocó la prisión domiciliaria y volvió a ser alojado en la cárcel de Olmos hasta que pueda fijar un nuevo domicilio de residencia.