Xiomara Méndez Morales fue secuestrada en el barrio porteño de Flores y hallada sin vida en el auto de sus captores en la localidad bonaerense de Ituzaingó. Mientras los peritos continúan con las tareas de investigación, se conoció el testimonio de una compañera de escuela de la víctima. Según la menor, Xiomara se subió a un coche Fiat Duna de color rojo por su propia voluntad.
Xiomara salió del colegio y se subió al auto en el que la encontraron sin vida.
Tal como contó la compañera del colegio de Xiomara, una persona de unos 40 años se acercó a la puerta de la escuela, habló con ella y juntos se fueron en el Fiat. Al mismo tiempo, los secuestradores pidieron como parte del intercambio para acceder a la liberación de la niña, drogas y 30 mil pesos, lo que hace sospechar a los pesquisas que los malvivientes conocían a los padres de la rehén, una pareja de trabajadores de clase media, ambos de nacionalidad peruana.
Otros testigos sostienen que uno de los secuestradores le habría dicho a la adolescente que habían sido enviados a pedido de su mamá para ir a buscarla. Con esa justificación y al conocerlo, la menor confió en ellos y se subió al vehículo.
La menor conocía a los captores.
De hecho, los tíos de la víctima reconocieron a uno de los captores, quien sería un remisero que solía trasladar a Xiomara. Incluso los detenidos serían conocidos del padre de la menor. Los investigadores están evaluando el caso con todos los testimonios recabados, y no descartan que pueda tratarse de un ajuste de cuentas.
Los detenidos, Fernández a la izquierda y Cortez a la derecha.
Los sujetos apresados fueron identificados como Luis Fernández, de 40 años y Martín Cortez, de 36. Aparentemente conocían a la familia de la menor, quien, según testigos, subió al coche de los malvivientes de forma voluntaria.