28 Abril de 2025 08:56

La noche del sábado en Isidro Casanova se tiñó de sangre y horror. Un chofer de la línea 378 fue salvajemente atacado por un delincuente que, tras pedirle viajar sin pagar, lo agredió brutalmente con un arma blanca. El rostro del conductor quedó desfigurado por varios cortes profundos, en un hecho que podría haber terminado en tragedia. El ataque ocurrió pasadas las 21:45, en el cruce de Ruta 3 y Marconi. El asaltante, que durante todo el recorrido simuló ser un pasajero más, desató su violencia al final del trayecto. Sin mediar más palabras, le arrancó las pertenencias y lo agredió ferozmente, escapando luego a pie por la oscuridad de las calles matanceras.

"La herida podría haber sido mortal. Si cortaba apenas más abajo, llegaba a la yugular. Así no se puede trabajar", denunció, conmocionado, Gabriel Gusso, delegado de la UTA. La víctima fue asistida de urgencia por una ambulancia del SAME y, tras ser atendido, radicó la denuncia. Está fuera de peligro, pero las heridas fueron tan profundas que requirió varios puntos de sutura.
El salvaje episodio desató la indignación de todo el sector. Seis líneas de colectivos de la empresa Almafuerte -218, 284, 325, 378, 622 y 628- iniciaron este lunes un paro total de actividades en reclamo de mayores medidas de seguridad. Y la tensión no termina allí: el martes, los trabajadores marcharán desde la sede de la empresa en San Justo hasta la plaza central de la ciudad para exigir respuestas concretas.
"Estamos totalmente hartos. Las promesas no se cumplen, y cada noche salimos a trabajar con miedo", expresaron los delegados en un comunicado. La protesta no solo afecta a miles de usuarios que dependen de estos servicios para movilizarse en el conurbano, sino que además pone en evidencia un problema que se agrava día a día: la falta de protección para quienes están expuestos a la inseguridad callejera.

El trasfondo es aún más alarmante. Según denunció Gusso, existía un plan para instalar cámaras de seguridad en los colectivos, pero la falta de fondos y la suspensión del servicio de monitoreo satelital dejó a los choferes desprotegidos: "Ahora las cámaras solo graban, pero no se pueden ver en vivo. No hay forma de prevenir un ataque. Estamos a la deriva", sentenció. Mientras la policía analiza las grabaciones de las cámaras de seguridad de la zona para identificar al atacante, el colectivo del horror ya se convirtió en símbolo de una crisis que no puede seguir ignorándose. Hoy el reclamo de los choferes no es solo por ellos: "Es por la seguridad de todos", aseguran.