El grito ahogado de una discusión, un disparo en la madrugada y una joven muerta sobre la cama de un hotel. La secuencia, tan brutal como dolorosa, tuvo lugar en la habitación 28 del Hotel Moeris, en El Talar, partido de Tigre, cuando Giovanna Sosa, de 20 años, fue asesinada de un tiro en la boca. Su novio, Nicolás Tiziano Fiz, de la misma edad, escapó antes de que los empleados del establecimiento ingresaran y encontraran la escena del crimen: sangre, restos de pólvora y el cuerpo de la víctima tendido, sin vida. Las cámaras de seguridad registraron el ingreso de la pareja a las 2:40 de la madrugada. Desde el inicio, su recorrido no fue casual.
Giovanna, que había salido de su casa en Los Polvorines en un auto pedido en una de las habituales aplicaciones de transporte, pasó a buscar a Fiz en Tigre, en la intersección de General Pacheco e Italia. Luego de recorrer varias cuadras y pasar por otros tres hoteles, finalmente se detuvieron en el Moeris. Lo que sucedió dentro de la habitación fue un espiral de violencia que terminó de la peor manera. Los empleados del hotel escucharon golpes, gritos, una discusión.
Durante tres horas, el conflicto se intensificó entre las cuatro paredes de la habitación. Nadie intervino. A las 5:30 de la mañana, un estruendo los sacudió. La detonación de un arma de fuego anunció lo irreversible. Cuando los trabajadores ingresaron, la encontraron sin vida, con un orificio de entrada por la boca y salida por la nuca. A un lado, la vaina servida de una pistola 9 mm, la misma que horas más tarde sería hallada en la casa del sospechoso.
Fiz, que ya había escapado encapuchado y con una mochila al hombro, fue capturado en su domicilio. El hallazgo del arma homicida selló la hipótesis de los investigadores: no fue un accidente. Ahora, permanece detenido en la Comisaría 5° de Tigre, a la espera de ser indagado por la fiscal Mariela Miozzo, de la Fiscalía de Género de Tigre. La muerte de Giovanna pudo haberse evitado. Su familia y amigos lo gritan entre el dolor y la impotencia. En redes sociales, la joven había expuesto a Fiz por violencia psicológica, verbal y física. "Todos los días amenazándome con la familia", escribió días antes de su asesinato. "Desde que nos separamos me manda videos con otras chicas. Estoy cansada". Su prima, Juana Sosa, explotó en las redes: "¿Tuvieron que esperar a que la mate para hacer las cosas bien?".
Pero no solo en redes había quedado registrado el infierno que vivía Giovanna. En enero, había presentado una denuncia formal en la Comisaría de la Mujer de Malvinas Argentinas. Por esa causa, la Justicia dictó una restricción perimetral contra Fiz. Sin embargo, el vínculo siguió. Nadie pudo evitar que se vieran. Nadie detuvo la tragedia. El expediente contra Fiz se nutre de evidencias contundentes. Las cámaras de seguridad captaron su huida del hotel. El chofer de aplicación que los trasladó relató el recorrido de la pareja. La bala encontrada en la habitación coincide con la pistola incautada en la casa del sospechoso.
La autopsia reveló que Giovanna no presentaba lesiones antiguas, pero el impacto del disparo fue a corta distancia, lo que refuerza la hipótesis de un ataque directo. Un tío de la víctima confirmó lo que muchos ya sospechaban: "Su papá le pedía que lo dejara, que terminara con esa relación. Pero ella no podía. Era una relación tóxica". Ahora, la fiscal Miozzo busca responder la pregunta que podría convertir este femicidio en un crimen premeditado: ¿Fiz le tendió una trampa a Giovanna para matarla? Mientras tanto, su familia clama justicia. "El asesino tiene que pudrirse en la cárcel", escribió su prima. "Vamos a luchar por vos y por todas", sentenció.