Pasan las horas, pero el dolor y la tristeza por la muerte de Ema Piorno de Galé no hacen más que aumentar. La jubilada de 78 años fue asesinada por “Asfixia mecánica por estrangulación” durante la noche del último viernes en su domicilio de la calle Marcos Cachau, localidad de América, partido de Rivadavia, en la provincia de Buenos Aires.
Por el hecho fue detenido el domingo José Antonio “Corchi” Bigi, de 26 años, había estado nueve meses preso en la Unidad 20 de Trenque Lauquen por "violación de domicilio, lesiones leves y abuso sexual" y fue liberado el 11 de agosto de 2018.
Ema había decidido, sin conocer su historia penal, darle una oportunidad. Como “Corchi” necesitaba más ingresos y ella tenía que resolver algunos problemas en su casa, lo contrató para que se hiciera cargo de unas “changas”: como cortar el pasto o pintar las paredes.
La mujer, que tiene dos hijos, Jorge que vive en General Villegas y Norma que vive en Bahía Blanca, fue encontrada encerrada en su baño, atada de pies y manos. En un principio se creyó que había fallecido producto de un ataque cardíaco, pero la autopsia determinó todo lo contrario.
Según los análisis, la jubilada murió producto de una "asfixia mecánica por estrangulación". Además, la víctima tenía un "golpe cráneo encefálico en el parietal izquierdo". Bigi la había estrangulado, golpeado y atado para dejarla abandonada en el baño, mientras llevaba a cabo su plan delictivo: robarse simplemente la billetera de la mujer.
Ema había enviudado hace dos años: era propietaria de una chacra en la zona de Rivadavia y estaba a la espera de la sucesión de un campo. En su casa, también había un sobre que contenía 17 mil pesos que el homicida solo ignoró: se robó sus tarjetas de débito y crédito, que luego descartó en un tacho de basura en la calle, su celular y el dinero que había en la billetera.
Según fuentes de la investigación, Bigi se dirigió pasadas las cuatro de la tarde hacía la casa de la jubilada, una vez que terminó de trabajar en una obra en construcción. Las cámaras de seguridad de la zona muestras como llegó y luego se retiró de la casa de Ema por las vías del ferrocarril.
Los efectivos descubrieron una marca de la zapatilla de Bigi, secuestrada durante el allanamiento que se realizó en su casa el domingo, en el techo del galpón que tenía la víctima, por donde habría huido. Tras las pericias correspondientes, se determinó que la zapatilla coincide con la huella.
Bigi fue detenido el domingo a la tarde. Estaba con su pareja y sus tres hijos varones. Una vez en el móvil policial, rompió en llanto y confesó el crimen, aunque esta declaración carece de validez judicial y deberá ratificar -si así lo desea- sus dichos ante el fiscal Fabio Arcomano, titular de la Unidad Funcional de Instrucción (UFI) 6 del Departamento Judicial Trenque Lauquen.