04 Julio de 2017 16:45
De nada sirvió el alegato de su defensa, que apuntaba a serias alteraciones psicológicas. Hoy, la justicia mendocina condenó a Verónica González a 20 años de prisión por asesinar a su hijo de cuatro años, Bautista.
Verónica González al momento de escuchar el veredicto. (Foto: Los Andes).
El hecho se remonta al 18 de octubre del año pasado, cuando la policía acudió a un departamento de la ciudad de San Rafael (Mendoza) luego de recibir un llamado al 911.
Allí se encontró con el cadáver del pequeño y, al lado, con su madre, que presentaba heridas autoinfligidas. La mujer había asfixiado a Bautista con una almohada para luego enviar audios de WhatsApp a su ex pareja y a su psiquiatra confesándoles el crimen.
"Para mí ameritaba la pena de prisión perpetua", le declaró a Diario Uno el fiscal Victor Giambastiani, ante la decisión del tribunal de declarar la inconstitucionalidad de esa pena en este caso. "Ella es imputable, para mí no hay una cuestión de alineación mental ni esquizofrenia, fue un brote de violencia".
¿Inimputable?
Después de ser apresada, González fue trasladada al área de salud mental del hospital Schestakow. Y, si bien durante la instrucción adujo que sus facultades mentales estaban alteradas al momento del crimen, las pericias determinaron que comprendió la criminalidad del acto y que mató a su hijo en un acceso de ira.
El tribunal no aceptó la defensa de la acusada, que apuntaba a una situación mental anormal. (Foto: Diario San Rafael).
Durante el juicio, la abogada de Verónica, Florencia Garciarena, describió que la filicida atravesaba una "situación motivacional anormal" determinada por una historia de vida marcada por los abusos sexuales a los que la sometió su padre, la muerte temprana de su madre y un áspero juicio de filiación que mantenía con el padre de su hijo.
La misma González admitió que padecía de depresión y que consumía medicación psiquiátrica. Según su relato, horas antes del asesinato tomó tres blísters completos de pastillas.
La mujer, además, aseguró no recordar nada de lo que sucedió luego de cenar esa noche, ni el crimen, ni sus heridas autoinfligidas ni los audios que envió a su psiquiatra.
Sin culpa
De acuerdo al testimonio del psiquiatra forense Roberto Cesáreo, González "se encontraba angustiada al momento del hecho, pero era menor a los casos comunes de este tipo. Su estado era normal, como si nada hubiera hecho, no consta registro de culpa genuina".
González intentó suicidarse luego de cometer el crimen.
Por su parte, la psicóloga Natalia Martínez, quien había atendido a la acusada, recordó que activó "un protocolo de prevención para evitar al suicidio" ya que su paciente "aseguraba que no daba más".
"No entiendo qué pasó para que tome la decisión de matar a su hijo, ya que siempre se mostró una madre protectora del pequeño", agregó la especialista.