La noticia generó un espanto absoluto: luego de permanecer varios días extraviado, la policía encontró el cuerpo de Antonio Nicolás Carrano (85) enterrado en su propio jardín. Fue asesinado por su nieto, Damián Rodrigo Tello, un tatuador de 35 años fanático de Pink Floyd.
La denuncia la había hecho la madre del presunto asesino el pasado viernes, al llamar a fiscalía 3 de Avellaneda y asegurar que no tenía noticias de su padre desde hacía varios días. De esta manera, lo que comenzó como “averiguaciones de paradero”, continuó con la presentación de efectivos de la comisaría 5ta. de Wilde en el domicilio del jubilado. Allí, en la calle Caxaraville al 5600, fueron recibidos por el nieto y encontraron el cuerpo de la víctima enterrado debajo de unos adoquines.
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Según el relato de la Policía, los investigadores ingresaron al domicilio y observaron en el patio del fondo de la vivienda un montículo que les llamó la atención. Al acercarse, vieron partes de un cuerpo humano y en consecuencia aprehendieron a Tello al mismo tiempo que dieron aviso a la fiscal María Laura Carballal, a cargo de la Unidad Funcional de Instrucción (UFI) 2 especializada en violencia de género y familia de Avellaneda.
Mi nieto, el asesino
El presunto asesino en cuestión, Damián Rodrigo Tello, había hecho un posteo el pasado 2 de junio en homenaje a la víctima. “Mi abuelo, mi héroe, estoy tan agradecido”, había escrito en su Facebook y acompañado las palabras con una foto antigua del padre de su madre.
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Y no fue el único posteo que le dedicó. Más atrás en el tiempo, en la misma red social, el tatuador había escrito: “Comparto una foto de cuando era un bebé junto a mis abuelos maternos Nito Carrano y Carmen Fernández... Pasan los años y a pesar de todo sigo en el mismo lugar, luchando por ser lo que amo. Viva el tatuaje artístico”, publicó para sus seguidores.
Además de estos posteos donde involucra a su abuelo, Damián solía compartir no solo sus obras (pintaba, además de hacer tatuajes), sino también sus emociones. Aunque en un lenguaje un tanto encriptado, sus mensajes dejaban en evidencia un pedido de ayuda.
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¿A quién le escribía esos mensajes?
Entre los distintos comentarios que solía compartir el joven de 35 años, en sus últimas publicaciones de Facebook abundaban los mensajes pesimistas. “Cuando era chiquito me disfrazada con mi madre como Patch Adams el actor y les llevaba juguetitos a los niños de los hospitales me encantaba verlos sonreír quisiera poder dejar de pensar en ese maldito rayo cruel que me acuchilló y los que me abusaron y me lastimaron para robarme sólo el maldito dinero. Pero no voy a dejar que ningún niño sufra nunca más malditos aquellos que abusaron de esa mujer frente al Garrahan para filmar una película y tiraron a un niño a la basura. Dios los perdone y tenga piedad por favor”.
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No solo eso. También hablaba de tortura y de perdón. “Me extraño muchísimo. Lástima las personas que me lastimaron durante muchos años... Dios los bendiga y los perdone por los años de tortura. Pero jamás me voy a dejar vencer”.
O bien: “Desde chico mi mamá y mi papá quieren que haga música u está mierda me fanfarronea los dientes de plomo maldito rayo de mierda no puedo más”. Y agregaba: “Maldita vida de mierda. Estudio voy a la Universidad, me viven robando me viven abusando estoy hartó cansado de pedir ayuda”.
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Por último, en el mismo tono, se refería a su existencia: “Tengo la vida arruinada de por vida. Nadie me creé. Estoy muy lastimado, estoy harto. Desde chiquito ayudo a las personas, intento ser músico y siempre lo mismo tengo que estar viendo a esa mierda con dientes de plomo maldito rayo de mierda obligado a no respirar y mirar a la pared estoy podrido de estar acá sin poder estudiar trabajar ni nada de nada no soporto más”.
Según se supo luego, Tello, además de tatuador y pintor, cobraba una Asignación Universal por Hijo y se encontraba sin trabajo desde el año 2013. Este lunes deberá declarar por el delito de “homicidio agravado por el vínculo”.