14 Diciembre de 2015 09:22
La noticia es real. Nada de película ni serie. Una carpeta con manuscritos hallados en el sótano de una quinta de Don Torcuato, donde Puccio vivió en los años 90, salieron a la venta. Según pudo saber Bigbang, un hombre ofrece a cambio de 150 mil pesos una carpeta con notas de Puccio escritas a mano, documentos supuestamente firmados por Juan Domingo Perón en la época en que el líder del siniestro clan que secuestraba empresarios en su casa de San Isidro era Cónsul en Madrid.
De la realidad a la ficción.
A los 19 años, Puccio fue condecorado por Perón por ser el diplomático más joven del país. El siniestro Arquímedes siempre se jactó de ese contacto, que según él le sirvió para inmiscuirse en el poder hasta usarlo como trampolín hacia sus actividades criminales.
Puccio, durante un asado en General Pico. Foto: Nacho Sánchez.
“Son cartas, documentos, fotos y escritos que llevan su firma y también la de Perón. hasta ahora nadie ofertó nada por este material”, dijo a BigBang el enigmático vendedor de este material que, según él, halló en un sótano de Don Torcuato, donde Puccio llegó a cumplir arresto domiciliario hace unos años. Este año, la película de Puccio y la serie convocaron, entre las dos, a más de diez millones de personas.
En este video puede verse la última entrevista a Puccio antes de morir, en 2013. ¿Sabía de esos papeles ocultos o lo había olvidado?
Otra oferta polémica
Hay una especie de Pucciomanía, porque hasta un hermano de Arquímedes, que se llama Rómulo, vende por MercadoLibre un cuadro de la familia en el que aparece pintado Arquímedes”.
El cuadro lo vende un hermano de Arquímedes. La autora, su madre.
La pintura fue hecha por su madre, Isabel Ordano de Puccio, en el año 1941, y se titula Los pequeños pintores. Allí aparece él junto a sus tres hermanos. El valor de venta es de $3 millones.
El de Puccio es uno de los casos más misteriosos de la historia criminal argentina. En el mundo no hubo una familia que se dedicara a la industria de los secuestros y que secuestrara, entre 1982 y 1985, a conocidos de San Isidro, y que además los tuvieran en el sótano de su casa.