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Viaje a la mente del asesino del country: odio, narcisismo y culpa

Para los investigadores del caso hay un enigma: qué llevó a Fernando Farré a matar a su ex mujer. En diálogo con BigBang, dos peritos psiquiátricos analizan la compleja estructura psicológica del homicida.

24 Agosto de 2015 09:35
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Narcisista, celoso, violento y deprimido. Esas características, según los peritos psiquiátricos, pueden encontrarse en la personalidad de Fernando Farré, el empresario que el viernes 21 degolló a su esposa Claudia Schaefer, en el country Martindale de Pilar. 

“No creo que haya sido un asesinato planificado. Por su forma de actuar, es probable que intente atentar contra sí mismo”, dijo a BigBang el psiquiatra Hugo Marietan, especialista en psicopatías, que analizó el perfil del empresario de 52 años.

La mirada llena de odio, después de cometer el femicidio. Sin vuelta atrás. 

Marietan explicó: “Fue CEO de multinacionales muy importantes. Estas compañías no eligen personas comunes, eligen especiales, tienen que ser personas emocionalmente frías, racionales y capaces de soportas estrés para poder reaccionar correctamente ante las crisis. Todas estas características son muy parecidas a las que tienen las personas psicópatas”.

Un hombre violento. Así lo definen quienes fueron testigos de la relación que tenía con su ex mujer.

¿Es o no un psicópata?

“Sin analizarlo en persona, es difícil diagnosticar. Tampoco puedo decir que Farré sea otro Barreda. Aunque mató con odio y, podría decirse, con placer. ¿Si puede llegar a volver a matar? Eso no se puede predecir, pero al matar se mató a sí mismo”, dijo a BigBang Miguel Maldonado, quien fue perito de Ricardo Barreda, el odontólogo que en 1992 mató a su esposa, su suegra y sus dos hijas.  

El empresario con David Bowie.

Para Mariertan, el empresario no tendría perfil de psicópata: “No creo que sea un psicópata. Yo creo que él pudo haber actuado bajo emoción violenta, no creo que sea un asesinato premeditado. Si él hubiese pensado tanto, no la hubiese asesinado. Es muy probable que un cuadro haya desatado todo esto. Pero no lo sabemos. El pudo haber sentido un estímulo negativo que desencadenó una perturbación emocional intensa y entonces ahí el cerebro se desorganizó y esto llevó a que reaccione de esa manera tan violenta”.

El empresario al momento de ser trasladado por la Policía.

Al hablar de la foto que se viralizó por todos los medios, en la que se ve al empresario después de cometer el brutal crimen, con la mirada enceguecida, Marietan comentó: “Por la foto que vi, la que está mirando a la cámara, esposado y tirado en el piso, se puede decir que el estaba en estado de shock emocional. Tenía la mirada perdida, estaba con culpa. Esto demuestra que no es un psicópata, ya que si lo fuese estaría riéndose, contento, porque logró su objetivo”.

Fernando Farré junto a la modelo Kate Moss, en un evento internacional

Para finalizar, Marietan dijo que el llamado “asesino del country” es ahora “un peligro para la sociedad, nunca lo ha sido en estos 50 años. El estaba focalizado en todo su problema afectivo. Puede ser un peligro para él mismo, quizá intente suicidarse en la cárcel”.

“Mató con odio y también con placer

La autopsia

Según publica Clarín, la esposa de Farré recibió el corte mortal en el cuello y el ataque fue por detrás. Además, Schaefer tenía heridas defensivas en las manos, cortes, moretones en los ojos y puntazos en el pecho. El cuerpo de la mujer también dejó en evidencia que antes del corte mortal en el cuello, hubo una pelea en la que el empresario casi le corta la falange.

Otros tiempos. La mujer vivió diez años de violencia.

Cómo pasa los días  tras las rejas: 

Un día después de asesinar a su mujer, Farré fue trasladado a la alcaldía Departamental III de La Plata, en el Complejo Carcelario de Melchor Romero. En todos estos días, el empresario sólo consumió agua, según reveló una fuente penitenciaria. 

Según asegura Clarín, el empresario está pasando una severa crisis de ansiedad y no duerme desde que mató a su esposa. Además, Farré no paró de repetir la frase: “Ya está, se terminó todo para mí”, ante psiquiatras y psicólogos que lo atendieron en la primera jornada de reclusión.