El dolor y la tristeza inundó a Santó Tomé, en la provincia de Corrientes. Todo ocurrió cuando, de pura casualidad, la madre de una joven descubrió el cuerpo de su hija, junto al de su pareja, en la casa en la que vivían desde hacía un año.
Todo comenzó el viernes 9 de julio. Durante ese feriado, la mamá de Nancy Roxana Viano, de 19 años, decidió visitarla en Santo Tomé. Al llegar a la vivienda ubicada en la calle Centeno al 100, la mujer tocó el timbre y golpeó la puerta. Pero nadie atendió.
Preocupada, dio la vuelta a la casa e intentó ingresar por la parte de atrás de la vivienda. Antes de eso, volvió a golpear la puerta. La misma respuesta: nadie respondió. Por eso, se asomó por una de las ventanas. En ese momento, la invadió el horror. Vio a su hija, acostada sobre una cama. Inmóvil. No respondía a sus llamados.
“¡Nancy! ¡Nancy! ¿qué te pasa? Abrime”, le repitió la madre, durante largos minutos. Después gritó el nombre de su yerno. Su nombre era César Daniel Quiroz, tenía 20 años y salía desde hacía un año y medio con la chica. Sólo hubo silencio. En plena crisis y en llanto, la mujer llamó a un vecino y a un familiar. Les contó lo que ocurría y les rogó que la ayudaran. Uno de los hombres rompió la puerta delantera e ingresaron. Se encontraron con el espanto absoluto.
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En la cama, el cuerpo de Nancy tenía las marcas de estrangulamiento. Todavía tenía el cordón de una campera alrededor de su cuello. No había signos de defensa. Estaba en la misma posición en la que fue asesinada por quien fuera su novio y con quien convivía desde hacía un año. Los investigadores creen que la tomó por sorpresa. Estaba vestida con ropa interior y una remera, por lo que, seguramente, la atacó mientras dormía.
A pocos metros del cadáver de la chica, estaba el de César. Se había suicidado, luego de colgarse con una cuerda armada por él con distintos trozos de cuero. A los pocos minutos, la Policía local llegó al lugar. No había dudas de que había sido un femicidio seguido de suicidio.
La madre no encontraba consuelo. Se echaba la culpa por no haber acudido antes al lugar. Es que desde hacía unos días, las continuas comunicaciones telefónicas con su hija se habían detenido. Eso le había llamado la atención a la mujer. Y por eso aprovechó al feriado para visitarla. No sabía que se encontraría cara a cara con la muerte de Nancy.
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En el barrio, todos sabían de la violencia que César ejercía sobre ella. Pero nunca hicieron nada. Nadie denunció en la comisaría sobre los constantes golpes que se escuchaban desde el interior de esa casa. Durante el año en el que convivieron, Nancy tampoco pudo realizar una denuncia contra quien se convertiría en su asesino.
Desde que comenzaron a salir, los papá de Nancy se negaron a aceptar la relación. Sabían que era un hombre que la maltrataba cada vez que se veían. De hecho, la última vez que viajaron a Santo Tomé para visitarlos, la pareja protagonizó una dura discusión frente a ellos.
En tanto, en sus redes sociales, los jóvenes se dedicaban mensajes románticos y publicaban fotos juntos. Sus allegados sabían que la realidad era otra. Ella había terminado el secundario y trabajaba en un negocio de ropa. Él le hacía escenas de celos por todo y la había alejado de su grupo de amigos. Ahora todo es dolor por la injusta muerte de Nancy.