03 Octubre de 2022 13:24
Los vecinos del Barrio Autódromo, en la provincia de Córdoba, no pueden salir del horror. Desde hace más de una semana, la Policía busca los cuerpos de Esther Castro y de Sara Castro, dos hermanas de 41 y 39 años respectivamente, que habrían sido asesinadas por su padre y sus hijos.
Los investigadores creen que los cadáveres fueron lanzados a un pozo de agua que tiene una profundidad de más de 50 metros y está ubicado en el patio de la vivienda familiar, adonde las dos mujeres habrían sufrido una historia de abusos sexuales, amenazas y dominación durante toda su vida.
Hace pocas horas, los dos hijos de las mujeres, el mayor de 29 años que es hijo de Esther y el menor de 24, hijo de Sara, confesaron el crimen frente a la Policía. Los dos están detenidos y fueron imputados por el homicidio calificado y homicidio en concurso real de las hermanas. Además fue detenida una chica de 17 años que los habría ayudado a cometer el crimen.
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Pero la fiscal de Violencia Familiar, Andrea Martin, que está a cargo de la investigación, cree que hubo más cómplices. Para eso, ya citó a varios vecinos. Entre ellos, hay una mujer que en diálogo con canal de televisión de Córdoba conto que una de las hermanas desaparecidas le había dicho: “Algo malo va a pasar”.
Una historia de terror
Las autoridades pudieron comprobar que en la casa donde vivían las dos hermanas también compartían 10 personas más entre adultos, adolescentes, niños y bebés. Según el relato de los vecinos, el jueves pasado, dicha familia prendió una enorme fogata en el patio de la casa y comenzó a olerse un “olor nauseabundo”. Pero nadie dio avisó a las autoridades, que en ese momento buscaba a las hermanas desaparecidas.
Además una testigo confirmó que desde que Esther y Sara comenzaron a ser buscadas, la familia comenzó a realizar “ritos satánicos” durante toda la noche. “Ya eran raros y hacían brujerías, pero desde que las mataron, los gritos se volvieron insoportables”, le contó un vecino a un canal local.
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Según relataron a los investigadores, los vecinos escuchan alabanzas a diferentes dioses y santos, rezos extraños en una lengua desconocida, gritos y llantos. Además, desde que las dos hermanas son buscadas, aparecieron extraños crucifijos colocados en las ventanas de la propiedad.
Las pruebas del crimen
Tras un allanamiento, la Policía encontró palas, machetes, hachas y una maza que tenían manchas de sangre. Los investigadores creen que varios integrantes de la familia mataron con esas herramientas a las dos hermanas, desmembraron los cuerpos y los lanzaron al pozo ubicado en el fondo del terreno.
Por ese motivo hay varios equipos que trabajan en el lugar. Desde los agentes de la Policía de Córdoba, hasta la División Canes, el personal del Departamento Unidades de Alto Riesgo (Duar) y la Policía Científica. Por el momento, no pudieron dar con los cuerpos. Aunque dos hombres ya se quebraron, aun no dijeron qué hicieron.
La historia que rodea a esta familia está llena de historias de abuso sexual, embarazos y secretos. Hace siete meses, el padre de las dos hermanas desaparecidas falleció. El grupo familiar había llegado hace 10 años al barrio y siempre mantuvieron un extraño comportamiento.
De hecho, la principal versión indica que el padre de Esther y Sara las violaba desde que eran pequeñas, y que fruto de esos abusos habían quedado embarazadas en diversas ocasiones. Por eso se cree que los detenidos, no solo serían los hijos de las asesinadas sino también serían hijos de su propio abuelo. Una historia de incesto digna de una película de terror.