Una mujer asesinada. Un hombre como agresor y un arma blanca en medio de una discusión: la historia de cada día se repite una y otra vez. Lo que había empezado como una conversación con voces elevadas, terminó con un nuevo femicidio y seguido a ello, el suicidio del violento, que pertenecía a la Policía provincial de Neuquén.
El hecho ocurrió en el barrio Loteo Social, en el oeste de Neuquén, en la madrugada del sábado. El clima estaba totalmente peligroso: un viento crucial que no paraba de generar preocupación. En el medio de todo eso, en el domicilio en donde se hospedaba la pareja, comenzaron a escucharse gritos y por último estruendos.
¿Qué pasó? Comenzaron a preguntarse los vecinos del lugar. Lo primero que se les cruzó por la cabeza fue que justamente a causa del viento y el mal clima, estaban ocurriendo problemas en la intersección de las calles Chimpay y Moritán, por lo cual tomaron la decisión de llamar a la Policía para que se hagan presentes y así confirmar qué de todo lo que se les ocurría estaba verdaderamente sucediendo.
Sin embargo, nada de todo lo que pensaron era cierto. Es que en aquel domicilio, el abuso de poder se hizo presente de varias maneras. En un principio, porque la víctima, identificada como Emili Yamila Espinoza Moreno se encontraba dentro de la casa junto a quien era su pareja, Jesús Gabriel Juan y de un momento a otro una discusión se hizo presente a tal punto que desató la furia total del hombre, quien tomó la peor decisión de todas sobre la vida de ella. Y en segundo lugar porque, aprovechando de su labor como Policía, utilizó su arma para ponerle fin a los dos.
Con el llamado de los vecinos que alertaron a la Policía por incidentes, los mismos llegaron a la vivienda y tras no escuchar más gritos ni estruendos, que finalmente resultaron ser disparos, ingresaron al hogar y se encontraron con la peor imagen: la víctima, de 27 años, estaba tirada sin vida con un balazo en la cabeza que es lo que le produjo la muerte.
Por otro lado, el femicida de 30 años con un disparo en su cuerpo que aún no le había causado su muerte, por lo que fue trasladado al Hospital más cercano, y en ese mismo domicilio también estaba la hija de un año y medio de edad que tenían en común.
Según informaron fuentes cercanas al caso, las discusiones se hacían presentes en varias ocasiones pero en ningún momento se supo de algún tipo de violencia física ni de problemáticas dentro de sí. Ambos convivían hace años y en marzo del 2019 decidieron casarse para confirmar su "amor". El femicida, ya tenía un hijo de 10 años con quien era su ex pareja, y hace menos de dos años había decidido tener una hija con quien asesinó en la madrugada del sábado.
Los oficiales que ingresaron al hogar encontraron el cadáver de Moreno y por un costado al Policía con un disparo que si bien no lo había dejado sin vida, sí lo dejo peleando por ella. Por eso mismo, fue trasladado al hospital Castro Rendón en donde luego de pocas horas finalmente murió. En ese lapso con vida, no pudo mencionar ni dar detalles de lo que había ocurrido pero las imágenes del crimen dejaron todo más que claro.
En la autopsia, los primeros datos dejaron por sentado lo que había ocurrido que era con lo que se encontraron los oficiales que ingresaron al domicilio. "Traumatismo de cráneo encefálico grave por herida de proyectil de arma de fuego", indicaron. Sin embargo, esta prueba y todo lo que se recopilará de ahora en más le servirá para la investigación a la fiscal encargada del caso, Lucrecia Sola, quien ya confirmó que la hija que tenían en común ambas personas se quedará con la familia de la madre, prohibiendo que los allegados a quien era su padre puedan acercarse.