15 Noviembre de 2023 17:57
Un arma blanca en la mano. Un hombre que dispara. Una mujer que muere y un listado de femicidios que no deja de extenderse: así se vive la violencia de género en Argentina. Otro caso de horror sucedió en las últimas horas que culminó con dos fallecidos. Por un lado la víctima, identificada como Marli Koenemann, y por otro el femicida, Waldomiro De Freitas, que después de haber realizado el asesinato decidió quitarse la vida.
Control de todo y control de la vida de su pareja. Esa es la frase que definió el matrimonio que tenían Koenemann y De Freitas. El suceso ocurrió en la provincia de Misiones, en el domicilio que compartían ambos, ubicada en el kilómetro 961 de la ruta nacional 14, cerca de la localidad de Dos de Mayo, a 170 kilómetros de Posadas.
Según pudieron dar a conocer fuentes cercanas al hecho, la pareja llevaba 30 años de matrimonio con dos hijas de por medio. Si bien en los últimos años se notó el desgaste de la relación después de tanto tiempo juntos, ambos continuaban construyendo la vida a la par del otro. La víctima, de 58 años, era oriunda de Brasil por lo cual viajaba varias veces al año para visitar a su familia y también para traer mercadería al país que luego revendía. En cuanto a la vida de él, era agricultor y se pasaba sus tardes dedicadas al trabajo.
A pesar de que cada uno buscaba poder llevar la vida adelante, había un factor sumamente peligroso que condicionaba la relación: los ataques de celos por parte de De Freitas. La problemática del hombre surgía por los viajes que realizaba su ex pareja, los cuales creía que eran para tener otro tipo de encuentros y no por la familia o por su propio emprendimiento y fue justamente eso lo que detonó y lo llevó a realizar un femicidio.
La víctima se encontraba en Brasil hacía varios días y justo en la tarde que debía regresar al país, sucedió lo peor. De Freitas tenía bien en claro el horario que arribaría al domicilio calculando el viaje del aeropuerto hasta la casa y además, según los mensajes que se habían mandado donde ella le iba indicando paso por paso cuándo se haría presente en el hogar.
Teniendo todos esos datos en cuenta, consciente o inconscientemente, el femicida se tomó una botella de whisky y cuando supo que quien era su pareja estaba llegando a la casa, agarró una escopeta calibre 12.70, se ubicó en el frente de su casa y disparó. Fue cerca de las 18:30 horas, cuando el sol comenzaba a caer y la noche empezaba a hacerse presente. El agresor, lo pensó todo.
En un principio, disparó en el transformador de la red eléctrica para dejar sin energía a toda la zona así al momento de escuchar los impactos, quien se asome por la ventana o quien salga a la calle, no vea lo que estaba ocurriendo. Después de asegurarse que ninguna luz podía prenderse, le disparó en varias oportunidades a la víctima y tras chequear que la misma se encontraba sin vida, se disparó a él mismo en el cuello para quitarse la vida.
Los vecinos escucharon los disparos y alarmaron a la Policía, quienes también llegaron al domicilio junto a la Policía Científica de la Unidad Regional de Misiones y constataron los hechos. Ahí mismo, encontraron ambos cuerpos tirados, el de la víctima con muchas heridas y por su parte, un tiro en el cuello. Al costado, la botella de whisky totalmente vacía.
Los primeros resultados de la autopsia determinaron que el femicida asesinó con mucha mañana a la víctima, debido a que la misma presentaba heridas en todo el cuerpo. En principio, se le notó una fractura de cráneo con un orificio de salida, un disparo en el costado derecho, en el pecho, en el cuello y pérdida de masa encefálica. Mientras que el asesino, sólo tuvo el disparo propio en el cuello que terminó con su vida.
