En los últimos meses, Patricia Rendón Rodríguez vivía la felicidad absoluta y el miedo total. Por un lado, estaba feliz porque a sus 31 años se había enamorado de Francesco Nuvolari, un italiano de 27 años que vive en Roma y con el que se reencontraría en los próximos días en Europa. Por el otro, vivía atemorizada por su ex marido y padre de su hija de ocho años, Fernando Cronenbold, quien vivía amenazándola tras la separación ocurrida hace unos años. Por eso había hecho incontables denuncias en la justicia de General Roca, en Río Negro.
Rendón Rodríguez tenía muchos proyectos. Quería seguir trabajando en su local de ropa y disfrutar de más actividades con su hija, con quien era muy unida. También deseaba con mudarse a Italia en algún momento junto a su novio. Por eso, cuando el martes por la mañana, su amiga pasó a buscarla por su casa y no la encontró, le pareció que algo raro había sucedido.
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Esa misma mañana saldría rumbo a Buenos Aires. Tenían pasajes para tomar un vuelo que salía desde el Aeropuerto de Neuquén. para que Patricia pudiera tramitar el pasaporte y después partir a Italia. Era imposible que no estuviera en su hogar. Por eso, la mujer realizó la denuncia por desaparición. Sospechaba que su ex le hubiera hecho algo. No se equivocó.
Durante ese lapso, Cronenbold no atendió los llamados de los investigadores. Por eso se convirtió en el principal sospechoso. Cuando fue detenido por la Policía negó ser el autor del crimen. Hasta que se quebró y confesó el femicidio: afirmó que había matado a golpes a su ex esposa y que la enterró. Tras detallar la zona adonde dejó el cuerpo, la Policía rastrilló la zona y encontraron el cadáver a la vera de la ruta 57, a unos 60 kilómetros de la ciudad de Catriel, Río Negro, adonde residían.
En esa zona se encuentra el yacimiento Puesto Morales, un lugar conocido por el femicida porque trabajaba en el lugar. Los detalles del asesinato son escalofriantes. El fiscal Gustavo Herrera a cargo de la investigación reveló que Cronenbold atacó a Patricia, la mató a golpes en la cabeza, envolvió el cuerpo en papel film, lo trasladó hasta la vera de la ruta y lo enterró. Antes le cortó el pulgar de la mano derecha para poder desbloquear el celular de Patricia con su huella digital y poder ver qué había escrito y las fotos que tenía. La fiscal del hipótesis es que actuó “por celos”.
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Además detalló: “En horas de la tarde del martes, el detenido se trasladó a la zona rural de Catriel a hacer unos trabajos y dejó a la nena al cuidado de una niñera. Cuando volvió a Catriel, intentó evadir un control policial en la ruta 151 y fue demorado. Manejaba el Renault Megane de su ex esposa y en el interior se encontró ropa manchada de sangre. Este miércoles por la mañana se ordenó su detención por el delito de secuestro coactivo. Pero finalmente confesó el crimen”.
En una entrevista, Lorena, la amiga de Patricia afirmó: “Fui a la casa y no estaba. La llamé y nunca contestó. En la tienda tampoco estaba. Y fui a la casa del exmarido y no me atendió. Durante el último tiempo habían tenido discusiones porque él no quería ver a su hija. Nunca le contestaba los mensajes y la nena lloraba”.
En tanto, el novio italiano de la mujer asesinado contó: “Era una mujer muy determinada, muy capaz de realizar cosas. Él la mató por eso. La mató porque en los últimos tres meses hizo grandes cambios. Primero, hizo una renovación completa de su casa; segundo, renovó la tienda donde trabajaba; tercero, compró el boleto de avión para viajar por Italia conmigo; y cuarto, le pidió el divorcio a este hombre. Él se sintió inferior. No creyó que ella pudiera tener esa evolución en su vida”.