05 Noviembre de 2024 10:39
El caso de Aralí Vivas, una nena de 8 años hallada calcinada y sin vida en su casa en Brinkmann, Córdoba, continúa generando conmoción y nuevas detenciones. La Fiscalía de Córdoba decidió imputar a la madre de la menor, Rocío Milagros Rauch, de 28 años, como partícipe en el presunto homicidio de su hija, acusándola de homicidio calificado por el vínculo debido a una posible omisión de cuidado. Cabe destacar que en la causa ya fueron detenidos el padrastro de la víctima, Matías Ezequiel Simeone, de 33 años, y un amigo suyo, Cristian Hernán Varela, de 40 y quien fue visto cerca de la vivienda en el momento del incendio.
Cabe destacar que en la sede judicial se solicitó los antecedentes penales de los dos acusados y se supo que "Simeone se encontraría en libertad condicional por haber sido declarado penalmente responsable de los delitos de amenazas, tenencia ilegal de arma de fuego, desobediencia a una orden judicial, encubrimiento, violación de domicilio, lesiones leves calificadas, daño y desobediencia a una orden judicial, dispuesta por Cámara en lo Criminal y Correccional de la Ciudad de San Francisco".
La autopsia de Aralí reveló que no murió por inhalación de humo, sino que sufrió un traumatismo en el cráneo, lo que refuerza la hipótesis de un crimen encubierto por el incendio. De hecho, la investigación reveló que el fuego estaba concentrado en la habitación de la menor y que ella no intentó escapar, a pesar de que las puertas estaban abiertas. Este detalle refuerza la teoría de que el incendio fue intencional para cubrir un homicidio.
La tragedia comenzó a esclarecerse el lunes, cuando el fiscal Oscar Gieco ordenó la detención de la madre de Aralí, considerándola partícipe necesario del homicidio. La mujer estaba siendo investigada por haber dejado sola a la menor mientras ella se encontraba en otra vivienda, presuntamente bajo la influencia de drogas y sin cumplir con el deber de cuidado. Esta presunta negligencia de la madre se convierte en un elemento clave en la causa.
De acuerdo con la fiscalía, la mujer podría haber facilitado la situación que llevó a la muerte de la niña. El padrastro de la nena declaró que no estaba en la vivienda cuando se desató el fuego, ya que se había llevado a sus otros tres hijos, dejando sola a la niña. Esto, claro está, llamó la atención de los investigadores. El análisis forense reveló la ausencia de monóxido de carbono en el cuerpo de Aralí, descartando la hipótesis de que muriera por inhalación de humo.
En cambio, se hallaron signos de traumatismo craneal, lo cual indica que la pequeña ya estaba sin vida cuando ocurrió el incendio. Aunque restan estudios complementarios, esta evidencia respalda la teoría de que el incendio fue provocado para encubrir un posible asesinato. Los dos hombres están imputados por homicidio simple, pero el fiscal Oscar Gieco podría agravar los cargos incluyendo alevosía, violencia de género o criminis causae, según avance la investigación.
Mientras tanto, los vecinos de Brinkmann salieron a las calles el pasado domingo en una masiva manifestación exigiendo justicia por Aralí. La protesta, realizada en el departamento de San Justo, incluyó críticas hacia la UDER (Unidades de Desarrollo Regional) de San Francisco, a la que acusan de haber dejado a la menor y a sus hermanos en situación de vulnerabilidad al permitir que vivieran con su madre, pese a advertencias de profesionales. Durante la marcha, la ausencia de funcionarios municipales generó descontento, al igual que el manejo del caso por parte de la profesional encargada de supervisar la situación de la familia. Los vecinos continúan exigiendo una respuesta contundente de las autoridades y justicia para Aralí, quien fue víctima de un entorno complejo marcado por la violencia y la negligencia.