El show de la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, a la hora de postularse como defensora de la ley y luchadora contra el narcotráfico, recibió un duro revés a partir de dos casos de corrupción policial que tomaron relevancia en las últimas semanas y que atentaron contra el perfil que busca construir la funcionaria. Es que recientemente un escándalo narco que involucró a una banda integrada por gendarmes activos y retirados, demostró que no todo es luz en la Gendarmería Nacional (GN). La investigación que impulsa la Unidad Fiscal de Salta comenzó a partir de la detención del cabo Diego Hernán Delgado, en mayo de 2024. Este llevaba 303 kilos de cocaína en su camioneta.
Esa detención fue la punta del ovillo que desmarañó una trama de serie narco. En el celular de Delgado, ubicaron un grupo de WhatsApp denominado "Los Peluches". Este estaba integrado por otros compañeros y ex compañeros de la fuerza y se basaba en compartir tutoriales para aprender a esconder de forma más eficiente estupefacientes en vehículos y evadir controles.
Por la investigación ya quedaron detenidos, además de Delgado, el gendarme Federico Rubén Batista, el aspirante a la fuerza Francisco Agustín Flores, y el ex integrante de la fuerza Adrián Emilio Escarlata. Hasta el momento descubrieron que la red estuvo involucrada en el tráfico de más de 334 kilos de cocaína desde el NOA y el NEA. Una nada pequeña mancha en el prontuario de las tropas de Bullrich.
Es que a través de esta red, también compartían información confidencial respecto a operativos y otras medidas que se ordenaban desde las altas jerarquías de la GN. Un hecho que expuso las falencias en los mecanismos de control internos y la cruel realidad de que el enemigo está dentro de cada una de estas fuerzas.
La Policía Federal Argentina (PFA) también quedó en el ojo de la tormenta a partir de un reciente caso de una viuda negra que fue detenida por haber desvalijado a una víctima el último 14 de diciembre en Villa La Ñata, en el partido bonaerense de Tigre. Se trata de Micaela Alejandra Garrido, cabo de 29 años de esa fuerza, quien permanece detenida en la Unidad N°59 del penal de Merlo del Servicio Penitenciario Bonaerense (SPB).
Aquella noche encontró a su víctima en Plaza Serrano y tras tomar unos tragos, lo sedujo hasta que este accedió a llevarla a su hogar. Allí, perdió el conocimiento al poco tiempo y cuando se levantó había sido robado. La viuda negra cayó a los pocos días a partir de encontrar el auto que le había sacado al desvalijado. Fue la investigación del fiscal Cosme Iribarren, titular de la UFI de Benavidez, la que llegó a Garrido, que tenía un domicilio registrado en el barrio de emergencia conocido como Ciudad Oculta.
Al identificarla también vieron que era de la PFA y que trabajaba en la comisaría de la terminal de micros de Retiro. Allí la capturaron a partir de la notificación que le llegó al subcomisario de la Federal a cargo de esa dependencia. El caso, evidentemente menor que el de la banda narco, también reveló la descomposición interna de la principal fuerza de seguridad del país. El perfil anticorrupción de la ministra Bullrich tiene cada vez más grietas. En el discurso todo parece pulcro, aunque en los hechos se esconde una bola de nieve que promete crecer mientras se sigan tapando esta realidad.