Luego de que el miércoles fuera el turno de la querella, el abogado Hugo Tomei, defensor de los ochos rugbiers de Zárate imputados por la muerte de Fernando Báez Sosa, comenzó su alegato en el caso que investiga el crimen cometido el 18 de enero de 2020, a la salida del boliche Le Brique en Villa Gesell.
Los fiscales Juan Manuel Dávila y Gustavo Garcia, habían expuesto en su turno sobre la responsabilidad de los acusados, y pidieron la cadena perpetua para todo el grupo, tras afirmar que "todos golpearon a Fernando y se turnaban" para hacerlo, lo que generó las condiciones que derivaron en su muerte. También Fernando Burlando, Fabían y Facundo Améndola, abogados de los padres del falllecido, Graciela Sosa y Silvino Báez, tuvieron su oportunidad para dar su exposición. Finalmente, habló la mamá de Fernando. Se espera que después de Tomei, los ocho imputados den sus últimas palabras.
Las frases más destacadas de Hugo Tomei
Luego de escuchar a Graciela Sosa, no puedo menos que conmoverme. La pérdida de un hijo es de las peores cosas que le pueden pasar a un ser humano. Hablar después de ella me hace sentir en condiciones de desigualdad. Discutir en presencia del dolor es difícil, por más preparado que esté. Así que voy a hablar de algo que también nos duele, la violencia de la que fuimos víctimas los abogados defensores, los acusados, sus padres. Yo considero que ustedes, jueces del Tribunal, conocen la prueba mejor que ninguno. Así que no voy a mostrar todo de nuevo. Pensaba en que días antes del 18 de enero del 2020, 10 chicos jóvenes se fueron de vacaciones a Villa Gesell con auto y dinero de sus padres. Habían estado en la playa, a una previa, fueron al boliche Le Brique y terminaron envueltos en un homicidio. Un verdadero problema que voy a analizar más adelante. El caso tuvo una impronta mediática inigualable que transformó este caso en un paradigma de lo que no debe ocurrir. Horas y horas de reproducción de videos y audios, constancias del expediente expuestas en las redes sociales, canales de televisión; programas destinados a tratar el tema siempre con una condena. Y acá va otra desigualdad: represento ocho condenados por la opinión pública, y ante eso es muy difícil. Porque también es una forma de presionar al Poder Judicial. Fuimos víctimas de violencia durante tres años. La Dra. Emilia Pertossi acaba de recibir un mensaje diciendo que le iban a hacer unas cuantas cosas. Esto es por un proceso judicial que se ha mediatizado. No quisiera estar en los zapatos de ustedes porque entiendo que cualquier decisión que sea contraria a la perpetua, la comunidad va a pensar en actos del Tribunal que no son propios. Y eso es falso.
Todos somos libres e independientes decimos. Pero en la psiquis la opinión pública tiene su peso. Por un lado nos encontramos al principio del proceso con 10 chicos detenidos. El Estado pretendía que declaren, confiesen o se responsabilicen unos a otros.
Después se empezó a hablar y juzgar el caso, y empezaron a aparecer profesionales que hacían dictámenes de las personalidades de los imputados. Psiquiatras, psicólogos y abogados hablaban como si lo conocieran. Todo para decir que eran unos asesinos que no merecen ninguna piedad. No hay palabra que alcance para el sufrimiento que ellos están atravesando. Y no es comparable con la muerte.
El Presidente de la Nación (Alberto Fernández) nos sorprendió con un cartel pidiendo perpetua. Es docente. Sé que el Tribunal no se va a dejar amedrentar por nada. He visto un manejo absoluto de la situación.
Pide que pasen el video donde el abogado Burlando se refirió a los imputados con insultos: "merecen morir en la cárcel".
Esto duele porque es un profesional reconocido, de los mejores. Y lo que logra con esto es que ellos hace tres años estén encerrados en celdas diminutas. No sabemos por dónde defendernos porque no se trata de cumplir una pena en condiciones dignas, sino que se trata de un tortura. Nosotros venimos acá y nos abstraemos. En la esquina me gritaban 'asesino', y estoy a punto de alegar. Que sean los Tribunales de Justicia los que nos den sentencia. Si cometieron un crimen que lo paguen, si no lo hicieron recuperarán su libertad.
El primero de los planteos. Cuando arranqué las líneas se había hecho un debate entre las partes, que decían que no tenía teoría del caso. Y no me equivoqué cuando dije que debían quebrar el principio de inocencia, que era lo que defendía. Después de los largos alegatos de ayer, me estoy encontrando con otro hecho. Pareciera llamatitvo lo que estoy diciendo, pero si el objeto del proceso está descrito, ayer nos pasó que escuchamos cosas que no estaban incluidas. Y desde ese lugar voy a pedir la absolución porque el hecho no está probado. Los acusadores probaron otro hecho.
Si la sentencia dice que acá el problema lo tienen los ocho y después señala a uno solo, hay incongruencias. El debate es para que la acusación confirme si esto se dio o no. Me quejé siempre de la indeterminación, que ahora pretende ser determinada. No estamos hablando del mismo hecho. Si son ocho los que tienen el altercado, no puede ser uno. De estos ocho, cinco le pegaron a Fernando y tres a los amigos de él. Por supuesto que está el previo acuerdo. ¿Qué sucedió en el alegato? Todos le pegaron. Si fue así, no estamos hablando de lo mismo. Es una cuestión técnica. Se prueba lo que se imputa, y se probó otra cosa distinta a la que se probó ayer.
Hablan de Ayrton Viollaz, Luciano y Lucas Pertossi, que no le pegan a Fernando, que son los responsables de pegarle a sus amigos. De esta indeterminación tampoco surge quién de esos tres lastimó a los amigos. Otra vez la indeterminación. Yo me tomaría el trabajo de preguntarle a Lucas a quién le pegó, por lo menos para cerrar la indeterminación, porque la fiscalía no lo pone.
Luciano, a vos te acusaron de pegarle a los amigos de Fernando. Ayrton, resulta que sos la persona que arengaba para generar este homicidio. Pero acá no lo dice, dice que los gritos se dieron durante su accionar. Por lo tanto, el grito de combate de 'vamos ahora que la Policía se retiró', no puede ser probada. En este párrafo tampoco van a encontar quién fue el que gritó, pero ahora resulta que es Viollaz. Ahí me explicaba por qué tantas horas de alegato: cuando uno tiene que postular una mentira, insiste e insiste.
En este caso, porque los hechos alegados no respetan el objeto de la requisitoria de citación a juicio, en absoluto, voy a solicitar la absolución. Es una cuestión técnica y procesal.
Tengo que hacer algunas críticas. No hay duda que toda la evidencia está contaminada. El Estado debió ser responsable o responder por estas cuestiones como la publicación de las actas en el proceso, testigos que salían de acá y duplicaban su testimonial para que la vean otros testigos. La mente de los testigos es endeble.
Algunos de los testigos lloraron, otros se abrazaron con los particulares damnificados, y eso está muy bien. Pero tengo que mostrarle al Tribunal que hay algo más. Tenemos algunos testigos que estaban en la puerta de Le Brique y que gracias al custodio y la chica que hizo RCP, dijeron que estaban en la puerta y no se veía. Sin embargo tenemos a Tomás Bidonde o Alejandro Muñoz. Es imposible que se vea.
Tomás Bidonde, elegido por la acusación como el máximo testigo, no le da para ver desde el lugar el cuerpo de Fernando. Con este simple detalle estoy diciendo que este testigo no vio lo que dijo ver. Y es probable que lo que haya visto, angustiado por ese padre que lloraba, lo haya obtenido de los medios y las redes sociales que estaban pasando los videos infinitamente.
El problema de todo esto es cómo se han mostrado todas las constancias del expediente y cómo los testigos inconscientemente fueron asumiendo una posición que tiene como contrapartida una sentencia difícil de hacer. Las emociones, sentimientos y prejuicios nos completan. La mente humana apoyada en las emociones es difícil.
Todos hicieron todo. Esa es la cuestión. Sin embargo, hubo una rueda de reconocimiento que no dice eso. Fue a los 10 días de la detención y ya para ese día proliferaban los videos. Y desde ese lugar, la agente fiscal armó su relato para que sea probado en juicio. Tenemos a Máximo Thomsen, que lo reconoció. Enzo, patadas a Fernando. De Lucas, Bidonde lo reconoce pegándole al amigo de Fernando. Ayrton lo reconoce Bigide como el que le pegó a él. Hay como un cambio en el decir, después de tres años. Y es obvio, no se le puede pedir después de tanta información procesal, que recuerde las cosas como fueron.
La Corte Suprema de Justicia debería hacer algo para que estos juicios mediáticos no impliquen o intervengan en los casos concretos del Poder Judicial.
Todos acordaron darle muerte, distribuyeron sus roles, esta es una forma de coautoría. Pero si todos le pegaron, la coautoría es otra. Cada uno tiene el dominio causal y también cambiaron esto los acusadores. No está el dolo. Recuerdo que la Fiscalía lo puso ayer en una patada en la cabeza.
El perito no pudo determinar cuál de los golpes causó la muerte. Se habló mucho de Thomsen, el líder, el monstruo. Pero lo cierto que esa pisada que él reconoce, no había lastimado la boca, la encía, los labios, las piezas dentales. ¿Cuál es la entidad de esa patada para hablar de dolo? Si no lo hay, no hay caso.
El plan criminal es un hecho del pasado. La Fiscalía, inteligentemente, a falta de pruebas, utiliza los siete minutos desde que salieron de Le Brique para decir que hicieron un plan. ¿Cómo le vamos a creer a Thomsen? Si es un salvaje. No debería pasar eso aquí. Yo miraba atónito, soy un hombre formado en Derecho y tengo apego a la Ley. Y sin embargo no puedo. Es mucho, es demasiado.
Ayer se habló de violencia y de que los jóvenes debían aprender y esforzarse. Pero insultando, un prestigioso abogado, no hace ningún ejemplo. Es tan contradictorio como este juicio.
Voy a hablar de la famosa emboscada. Se habló mucho. El plan criminal era que había que dejar en estado de indefensión a Fernando, mientras Lucas, Ayrton y Luciano alejaban. Estuvimos trabajando sobre esto. Lucas Filardi dijo 'mi amigo Santiago Corvo me saca y me dice no te metas más'. Juan Besuzzo pidió ayuda a los patovicas. Corvo sacó a los amigos de una situación de peligro.
El supuesto golpe de Fernando a Thomsen, que ninguno de sus amigos y testigos mencionó. Sin embargo, un agente de seguridad de Le Brique nos trae que sí pasó. Cuántas cosas raras pasaron. Todas tienen un sentido: la condena perpetua de estos jóvenes que tenían en el momento del hecho entre 18 y 20 años.
Se habló durante todo el debate que Fernando fue golpeado a mansalva. Pero la autopsia encuentra seis golpes, siete diría Fenoglio. En función de la cantidad de patadas y traumas que ha sufrido ese cuerpo, no concide con los relatos. Los testigos pueden mentir inconscientemente, pero la autopsia no. Esa autopsia nos está marcando un límite, porque las patadas y golpes de puño fueron muchísimos y con una intensidad pocas veces vista, con saña dijo un testigo. Yo pensaba, ¿dónde fue ese golpe? Porque no está. Hay moretones y raspones. Y son seis.
Después se habló del RCP. Lo que quedó claro es que puede causar traumas, y teníamos una cuestión con el hígado. Si el perito hubiera tenido el golpe exacto que le causó la muerte, estaríamos hablando de otra cosa: homicidio, dolo eventual, pero como no lo tenemos, y teníamos a 10 chicos revoltosos de Villa Gesell, los detenemos y vemos si podemos encontrar un dato. No se va a saber nunca quién fue. Pero vaya a saber cuánta valentía se necesita para lo que va a venir después.
Durante las horas de alegato de ayer no encontré una mención a la planificación, que no es cualquiera, es la que dice la requisitoria que arranca diciendo que se pusieron de acuerdo para matar con alevosía. No sólo incluye el dolo, sino la alevosía. La patada fue espontánea. Era más fácil, para matar a una persona, agarrar un ladrillo, un cuchillo.
Máximo Thomsen estaba resistiendo para quedarse en el boliche. Y si la idea era ajusticiar a la persona que le habría pegado, ¿por qué no se dejó sacar y no se fue solo a buscarlo? El último párrafo de la imputación, habla de lograr su impunidad. Se dieron a la fuga pretendiendo lograr su impunidad. Se fueron a dormir y se fueron a Mc Donalds. Estos pibes no tenían dimensión de lo que había pasado. Estos eran unos chicos que cometieron un delito, pero hay que verlo todo en su conjunto. Filmaron su propio crimen, tenían dos autos para escaparse. Se ponen de acuerdo para matar, graban la muerte, no tiran el celular y se lo dan a la Policía con la clave.
El ADN de Blas Cinalli en la uña de Fernando. La Fiscalía no lo puede explicar. Yo tampoco tengo la necesidad de hacerlo. Son los acusadores quienes tienen que traer de qué manera se desarrollaron. Porque tiene ADN también le pegó. No. Pasó algo más. ¿Será que los amigos de Fernando no vieron todo o se olvidaron de una parte de la historia? Es todo muy raro.
He sido lo suficientemente claro: no hay dolo, no se pudo probar el plan para matar en esos siete minutos, no hubo estado de indefensión, hubo una agresión de mis defendidos hacia el otro grupo, y creo que ese hecho debe ser calificado por el artículo 25, como homicidio en riña o en su defecto como homicidio simple en dolo eventual, y que se distribuyan las participaciones que el Tribunal entienda, y para concluir, también el homicidio preterintencional, que creo que corresponde analizar desde ese lugar.
Me olvidaba de algo importante. Quiero plantear la nulidad del secuestro de los teléfonos y de las prendas de vestir, porque cuando se los detuvo no se les informó sus derechos, y ellos lo hicieron voluntariamente. Eso terminó siendo una prueba fundamental de la Fiscalía para conseguir la condena. A las 16 les contaron sus derechos.
Espero que la sentencia sea justa y que también sea una posibilidad de enseñanza de ustedes para todos nosotros, porque homicidios van a seguir existiendo, pero que ninguno sea como este, desde el tratamiento que se le dio de los medios de comunicación, y de algunos participantes de este juicio.