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"Y lo hice sin leer": Tomei chicaneó a Burlando y los padres de los rugbiers lo festejaron

El letrado celebró la contundencia de su alegato, con los familiares de los acusados.

26 Enero de 2023 14:15
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La exposición que dio durante el alegato el abogado Hugo Tomei, en la causa donde defiende a los ocho imputados por matar a Fernando Báez Sosa a la salida del boliche Le Brique de Villa Gesell el 18 de enero de 2020, tuvo el objetivo de demostrar que no hubo un plan para asesinar a la víctima.

"He sido lo suficientemente claro: no hay dolo, no se pudo probar el plan para matar en esos siete minutos, no hubo estado de indefensión, hubo una agresión de mis defendidos hacia el otro grupo, y creo que ese hecho debe ser calificado por el artículo 25, como homicidio en riña o en su defecto como homicidio simple en dolo eventual, y que se distribuyan las participaciones que el Tribunal entienda, y para concluir, también el homicidio preterintencional, que creo que corresponde analizar desde ese lugar", fueron sus palabras cerca de que finalice su intervención.

El letrado, luego de dar su postura, se acercó a hablar con los padres de los acusados. Primero lo hizo con María Paula Cinalli, la mamá de Blas. Entre cuchicheos, ella mostró su conformidad con la ponencia de Tomei. Lo mismo hicieron el resto. Las sonrisas de todo el grupo lo demostraban. Inclusive las risas se oyeron en la sala del primer piso donde el Tribunal Oral Comercial 1 de Dolores determina el veredicto que dará el 6 de febrero de 2022.

Tomei también aprovechó el lapso posterior a su alegato para hablar con Mauro Pertossi, el papá de los imputados Ciro, Luciano, y también de Emilia, la abogada, que es su ahijada, y lo acompañó durante todo el proceso. Ellos son amigos y que él esté defendiendo a los ocho acusados se debe a la relación que lo une hace años al hombre que está vestido con una chomba roja.

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"Y lo hice sin leer", se jactó Tomei frente a las celebraciones de los progenitores de los imputados. La referencia es por la discusión que tuvo con el abogado Fernando Burlando, representante de los padres de la víctima, Graciela Sosa y Silvino Báez. Un cruce que fue porque el mediático letrado leía durante su alegato.

"Discúlpeme. Está leyendo el memorial y preferiría que se ajuste al código del alegato, que dice que no se lea. Yo esperé mucho tiempo ya. Tuve contemplación, yo sé que hay muchas fojas. Yo voy a tratar de no leer, voy a tratar de ser un poco más fluído", protestó antes de que la jueza María Claudia Castro, presidenta del Tribunal, les pida que no conversen entre sí.

Mientras se daban los tímidos festejos que se presentaron en la sala, María Paula Cinalli, la mamá de Ciro y Luciano Pertossi, advierte que los acusados ingresan nuevamente al recinto. Tomei está parado en el medio de la sala y sonríe. Hay celebración en el ala izquierda del Tribunal, antes de que vuelva a su escritorio, justo cuando los rugbiers toman asiento.

Los imputados están a punto de dar sus últimas palabras. La jueza los invita a eso. Ni bien Lucas Pertossi empieza con la frase "ante todo quería pedir disculpas a la familia de Fernando por todo lo causado", Graciela no lo mira bien. Tampoco lo hará cuando Blas haga lo mismo. No tiene empatía con ellos, como ellos no tuvieron empatía con su hijo, en aquella madrugada trágica donde le quitaron su vida.

Cada vez que uno termina de hablar, ella cierra los ojos. Tiene una mano en la boca y los mira con muecas de dolor y bronca en su rostro . Silvino, por su parte, está de brazos cruzados y los observa con el mentón levantado, visiblemente ofuscado.

El único de los padres que está parado es el de Máximo Thomsen, probablemente el acusado que más complicado está desde un punto de vista jurídico. El resto, salvo la mamá de Blas, están todos sentados y con la cabeza a gachas.

Entonces Burlando se pone de pie. Los padres de Fernando ya no miran a los acusados. Las lágrimas y la voz acongojada de Thomsen no los moviliza. No le creen. Lo demuestra Graciela cuando habla con alguien del equipo de Burlando y sigue con la mirada en el suelo. Silvino tampoco confía en el arrepentimiento que expone el acusado, lo mira directo mientras tiene la peor cara que tuvo durante todo el proceso. Las disculpas eran antes. No después de tres años.

María Alejandra Guillén y Érika Edith Pizzatti, madres de Enzo Comelli y Ayrton Viollaz, se quiebran igual que Thomsen. Lo mismo sucede con los padres de Ciro, Luciano y Blas.

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Graciela lo mira de reojo a Comelli mientras dice "yo le quiero dar mis sinceras disculpas a todos los involucrados, que no fueron solo nuestras familias y la de Fernando, sino cada una de las personas que dieron testimonio y pasaron este calvario, que se sentaron ahí". Tampoco le cree. A Luciano Pertossi, el último en hablar, directamente ni lo miró, al igual que Silvino.

A esta altura tampoco Pizzatti no puede dejar de llorar. Fue mucha la tensión de todos los días de juicio y ya van tres años que su hijo duerme en una prisión.

Los padres de Fernando no miran a ninguno de los imputados de buena manera. Pero esto se evidencia cuando le toca a Máximo.

La familia del principal acusado sabe que a su hijo no le espera nada bueno en términos jurídicos. Mientras su padre, Javier Thomsen, observa el techo del recinto, su madre Rosalía Zárate, y su hermano Francisco, miran al piso. Mientras Graciela hubiera preferido tirarse arriba de Fernando para que no lo golpeen, ellos harían lo mismo para que el acusado no pase lo que se le viene en su vida, con un pedido de prisión perpetua en su contra.

El veredicto es el lunes 6 de febrero. Tanto Castro, como los jueces Christian Ariel Rabaia y Emiliano Lázzari, deberán lidiar con una causa que tiene una fuerte condena social declarada y con pedidos de disculpas a último momento.