Marcharon tres veces. Miles de mujeres pidieron por las que no tienen voz, por las que quemaron, violaron, torturaron y asesinaron con saña y alevosía. Pero el pedido de #NiunaMenos parece no escucharse.
Luego de la concentración que arrancó en el Obelisco, que dio como resultado una postal histórica, y que se replicó en todo el país y algunos países extranjeros, se conocieron en los medios al menos cuatro femicidios.
Miles y miles de personas marchaban para combatir y concientizar sobre la violencia de género
La marcha se realizó el miércoles 19, y ese mismo día, la epidemia endogámica de la violencia de género volvió a desplegarse. Mientras miles y miles de personas marchaban para llamar a la toma de conciencia sobre la violencia de género, una mujer recibía una golpiza salvaje en Mendoza y falleció horas más tarde. El femicida, en este caso, fue su hermano.
Fue atacada en la misma tarde del 19, alrededor de las seis de la tarde, en una vivienda ubicada en el barrio La Favorita, Mendoza capital.
MIÉRCOLES NEGRO
El día anterior a la marcha, en Mar del Plata, una joven de 19 años denunció que fue interceptada por un auto cuando se dirigía a su colegio en una zona residencial. Según la policía dos delincuentes encapuchados la subieron a la fuerza, la violaron y luego la liberaron en un muelle del Club de Pesca.
Pero como si no hubiera sido poco,el 23 de octubre, cuatro días después de la marcha, tres mujeres fueron asesinadas a puñaladas por Daniel Zalazar. Una de ellas, Claudia Lorena Arias, había sido pareja de Zalazar y hace diez meses tuvo una hija con él . Zalazar también intentó asesinar, sin éxito, a su propia hija, y a un niño de 11 años, hijo de una pareja anterior de Claudia, en una casa de la localidad mendocina de Godoy Cruz. Otro de los hijos de Claudia, de 8 años, logró esconderse y pedir ayuda por teléfono.
A cuatro días de la marcha, tres mujeres fueron asesinadas a puñaladas por el ex marido de una de ellas, que también atacó a una niña de siete meses y un niño de 11 años,
El atacante permanece detenido. Daniel Zalazar es un profesor de taekwondo de de 31 años, oriundo de Santa Cruz. Luego de los crímenes dejó las hornallas de gas de la cocina abierta y una vela encendida, fue a un hospital a curarse una herida en un brazo y quedó detenido.
Zalazar y su ex pareja, a quién mató a puñaladas, como a otras dos mujeres.
Los femicidios fueron perpetrados el 23 de octubre en una vivienda de la calle Entre Ríos al 1600, en el barrio El Trapiche, de Godoy Cruz donde al parecer el atacante mantuvo una discusión con su ex pareja tras lo cual comenzó a acuchillar a toda la familia.
También en Córdoba, como en Mendoza, el domingo 23, estuvo marcado por hechos de violencia familiar. Se trata de un femicidio en Traslasierra, ocurrido en Las Tapias, a 180 kilómetros de la capital cordobesa en el departamento San Javier.
Un hombre de 43 años asesinó a puñaladas a su ex pareja. Gustavo Dómini frenó a su ex mujer,Claudia Carrizo, que iba en moto por una calle vacía, y la atacó con un cuchillo. Según las fuentes policiales, Dómini le dio cinco puñaladas: una fue en el abdomen y otra en la garganta. Pese a que tenía una restricción judicial, se acercó a su ex pareja y la mató. Una hora después del crimen fue detenido en su casa de la calle General Paz de Villa Dolores.
EL ÚLTIMO CASO
Un hombre fue detenido ayer en la localidad cordobesa La Pampa, por acuchillar a su ex pareja. El apresado, que registra antecedentes por violencia de género y tenía orden de restricción perimetral, por lo tanto no podía acercarse a su ex novia, fue identificado como Dante Aguirre.
La víctima, Rosana del Valle Salinas, fue hallada sin vida el domingo 29 de octubre cerca de una estancia conocida como Curva de las Monjas. Según la autopsia, murió por una herida de arma blanca en la zona del pecho. El ataque podría haber ocurrido luego de que ella se retirara de su trabajo. El detenido quedó alojado en la subcomisaría de Sinsacate a disposición de la Justicia de esa jurisdicción.
Pese a tanta muerte, el cántico "¡Ni una Menos, vivas nos queremos!" sigue sonando cada vez más fuerte, a la espera de que alguna vez sea escuchado.