El 18 de septiembre de 2006 Jorge Julio López debía presentarse ante el Tribunal Oral N° 1 de La Plata para declarar en el juicio que se le seguía al represor Miguel Etchecolatz por delitos de lesa humanidad cometidos durante la última dictadura. Nunca más se supo qué pasó con el albañil de 77 años, que ese día desaparecía por segunda vez. Hoy, diez años después, las líneas de investigación apuntan a llamados telefónicos ocurridos ese mismo día y huellas. También trabaja una comisión especial de la Policía Federal para dar con su paradero.
López se convirtió en uno de los casos más emblemáticos. Su segunda desaparición ocurría diez años atrás y ponía un manto de oscuridad en un juicio que debía encontrar memoria, verdad y, por sobre todas las cosas, Justicia. López ya había aportado datos a la Justicia sobre las condiciones ilegales de detención que padeció entre 1976 y 1979, primero en la Comisaría 5ª de La Plata, y luego en el Pozo de Arana.
Fuentes de la investigación negaron a BigBang que hubiera existido abandono de la búsqueda. “Se sigue trabajando y buscando a los responsables”, apuntaron. En estos diez años se hicieron allanamientos y se investigaron más de 100 cuerpos NN. Además, se cotejaron más de 5 millones de registros telefónicos. A pesar del esfuerzo de la Unidad Fiscal de La Plata, nunca se logró hallar al albañil.
López se transformó rápidamente en el primer desaparecido en democracia, en un episodio que fue ampliamente condenado por los organismos de Derechos Humanos. Días atrás, el fiscal Marcelo Molina le envió al titular de la Procuraduría de Crímenes contra la Humanidad, Jorge Auat, el informe donde detalla el estado de la causa y las líneas de investigación. Auat espera encontrarse mañana con esos datos.
Desde 2014, la fiscalía exige al ministerio de Seguridad la asistencia de una fuerza “especializada en delitos complejos”. Ocurre que por el momento la única fuerza de seguridad que busca a López es la Policía Federal, por medio de la “Comisión Caso López”, que actúa bajo las órdenes del fiscal Molina. Para los investigadores, incluso, muchas de las líneas de investigación fueron agotadas.
Jorge Julio López desapareció el 18 de septiembre de 2006, cuando debía ir a declarar.
En el informe que le envió a Auat, el fiscal Molina describe que se avanzó en la investigación de todos los represores que fueron denunciados por López a lo largo de sus testimonios ante el Tribunal Oral de La Plata. Incluso, hay una causa abierta por “obstaculización” de la investigación, que apunta a miembros del Servicio Penitenciario Federal.
Diez años después, la causa por la segunda desaparición de López tiene 45 cuerpos, 59 legajos y 74 anexos. De hecho, uno de los legajos apunta a investigar a todas las personas que fueron mencionadas por López como los responsables de la represión que sufrió entre 1976 y 1979. Muchos de ellos ya fueron juzgados y condenados en el juicio “Circuito Camps”, otros tienen pedido de elevación a juicio y otros diez fueron recientemente procesados.
Los familiares y los organismos de derechos humanos apuntaban hacia la responsabilidad de los represores que eran investigados. Sin ir más lejos, el entonces presidente Néstor Kirchner durante una cadena nacional se inclinó por esa hipótesis: “Todo hace pensar que actuó mano de obra desocupada, elementos paramilitares que quieren amedrentar y lograr su objetivo de mantener su impunidad”.
Fuentes de la investigación aseguraron que la pista de Etchecolatz en la desaparición de López fue exhaustivamente investigada. Sin ir más lejos, durante el juicio de La Cacha, el represor mostró un papel donde escribió “Jorge Julio López, secuestrar”, lo que le valió una nueva causa, donde fue imputado por intimidación y perturbación al ejercicio de las funciones públicas.