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Política

A 40 años de las Madres, la emoción de la hija de Azucena Villaflor, la fundadora

Cecilia De Vincenti recordó a BigBang cómo fueron los comienzos de la lucha: "Nunca tuvieron sed de venganza, sí de Justicia".

30 Abril de 2017 14:00
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Las primeras reuniones de Madres de Plaza de Mayo comenzaron en el living de Azucena Villaflor de Vincenti. Todavía la organización no tenía nombre, pero ya eran varias las madres que se juntaban, desesperadas, para accionar en la búsqueda de sus hijos secuestrados por la última dictadura cívico militar. Hoy se cumplen cuarenta años de la primera ronda de los jueves en la Plaza de Mayo y habrá actos y homenajes.

Cecilia de Vincenti, hija de la fundadora de Madres, recordó en diálogo con BigBang la historia de lucha de las últimas cuatro décadas. “Mi mamá y las Madres transformaron el dolor en amor”, señaló.

El reclamo de Madres y Abuelas es reconocido en todo el mundo.

La lucha de Azucena Villaflor comenzó a los pocos meses del Golpe de Estado del 24 de marzo de 1976. Su hijo, Néstor, desapareció junto a su novia, Raquel Mangin, en noviembre de ese año.

Primero fueron reuniones en casas. La mayoría fueron en el living de Azucena, en Villa Domínico, partido de Avellaneda.

Se juntaban varias madres en busca de sus hijos desaparecidos. Fueron varios meses de una lucha intensa y a escondidas, hasta que finalmente se animaron a reunirse frente a la Casa Rosada. Fue el 30 de abril de 1977, hace exactamente cuarenta años.

La primera de las marchas fue un sábado y prácticamente no tuvo repercusión. La segunda fue un jueves y se transformó en una costumbre. Cuando los militares observaron la reunión de señoras, les ordenaron de inmediato “no detenerse”, ni “agruparse”. “Circular”, les gritaban. Eso hicieron las Madres de Plaza de Mayo. Circularon en ronda alrededor de la Pirámide de Mayo. Ni un solo jueves dejaron de circular. El jueves pasado fue la ronda 2.037.

"Circulen", les ordenaba la Policía a las Madres que se reunían en Plaza de Mayo.

En diálogo con BigBang, la hija de Azucena Villaflor recuerda el aniversario y no duda en emocionarse y destacar que es una fecha muy especial. “Mi mamá y las Madres transformaron el dolor en amor, y el amor en búsqueda”, asegura.

La historia de la fundadora de Madres es una de las más emblemáticas en la lucha de memoria, verdad y Justicia. En diciembre de 1977 fue "desaparecida" por el grupo de tareas que comandaba el represor Alfredo Astiz, condenado  a prisión perpetua en la Megacausa ESMA por los crímenes de lesa humanidad cometidos en la última dictadura.

Astiz se infiltró en la iglesia de la Santa Cruz donde Villaflor se reunía junto a otras madres y las monjas francesas Alice Domon y Léonie Duquet, también desaparecidas. Fue secuestrada por un grupo de la Armada y de acuerdo a los testimonios del juicio, permaneció en la ESMA.

De Vincenti junto a Enrique Arrosagaray, autor de los libros Los Villaflor de Avellaneda y la biografía de Azucena.

- ¿Cómo podés definir la lucha de las Madres, a cuarenta años de la primera ronda?

Yo digo que mi mamá y las Madres pudieron transformar el dolor en amor, y el amor en búsqueda.

- En más de una ocasión las Madres y las Abuelas hablan del deseo de Justicia y nunca de venganza...

-Exactamente. Por eso digo que todo lo terminaron transformando en amor, por querer saber dónde están sus hijos, en el profundo amor de la búsqueda, por eso nunca tuvieron sed de venganza. Sí de Justicia, y de que los militares estén en cárceles comunes. Así lo veo, tanto a modo personal como de manera colectiva.

- ¿Cómo fueron los comienzos de Madres de Plaza de Mayo?

Las Madres venían a mi casa, se sentaban en la mesa del living planificando actividades. Después con la desaparición de mi mamá, Astiz que se infiltra... Yo soy muy agradecida, porque las Madres no se asustaron, como pretendían los militares, y siguieron haciendo las rondas de los jueves.

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- ¿Y cómo eran esos días de reuniones en tu casa?

-Yo iba a la escuela secundaria, cuando llegaban las Madres yo estaba en la escuela. Escuchaba un cachito, las saludaba, y enseguida me iba a mi cuarto, porque eran espacios en los que no podía meterme. Tenía entre 15 y 16 años. Estaba ahí un ratito, las conocía y ellas seguían charlando de sus cosas. Eran reuniones de mujeres y todas opinaban.

- En los libros de la escuela siempre se recuerda que las Madres se juntaban en espacios de clase alta, que iban a parques y preguntaban por sus hijos. ¿Cómo viviste vos eso?

-Se juntaban en confiterías coquetas para que no sospecharan: eran señoras tomando el té. Se reunían en la confitería frente al Congreso, El Molino, otra era El Tortoni, y también en Las Violetas. También hicieron una especie de despedida de un trabajo en el Parque Pereyra Iraola, para que nadie les preguntara qué estaban haciendo ahí reunidas. Se separaban por zonas para localizar a más madres en la misma situación y juntar a muchas en la Plaza de Mayo.

Azucena Villaflor fue una de las fundadoras de Plaza de Mayo. 

- La lucha de Madres y Abuelas es única. No existieron en ningún lugar del mundo, a pesar de dictaduras que hubo, sobre todo en América Latina, organismos de estas características. ¿Por qué crees que se dio en Argentina una organización como Madres de Plaza de Mayo?

-Cuando mi mamá fue a un organismo de Derechos Humanos, porque existían dos antes de la creación de Madres, le preguntaron exactamente lo mismo que le preguntaban los militares: dónde militaba mi hermano. Mi mamá vino a mi casa enojada, me acuerdo que preguntó indignada: “¿Qué les importa dónde milita mi hijo? ¿Porque es peronista y ellos son comunistas no lo van a defender?”. Creo que ese fue uno de los disparadores para decidir juntarse. Las Madres no se preguntaban nada de sus hijos, ni dónde militaban o si militaban. En el caso de mi mamá esa respuesta fue un disparador para seguir luchando.

- Hace pocos días le otorgaron al represor Miguel Etchecolatz la prisión domiciliaria en una de las causas por la que tiene condena, aunque no se hará efectivo. ¿Qué pensás de estos pedidos?

No me extraña de un Gobierno que dice que los derechos humanos son un negocio. Si no salimos a pelear para que no suceda, van por todo. Los militares se sienten protegidos, de alguna manera, por la política económica y social que lleva adelante este Gobierno. Ellos (los represores) van a pedir, y si el pueblo no sale a pedir Justicia y cárceles comunes, no sé si una marcha como la del 24 de marzo pasado, tan masiva, alcanza para que el presidente visualice cuántos somos los que pedimos Justicia.

Hoy se cumplen cuarenta años de la primera ronda de Madres de Plaza de Mayo.

De Vincenti recuerda, además, la importancia que tuvo el juicio en la megacausa ESMA, donde además de Astiz, fueron condenados ocho represores, entre ellos el “Tigre” Acosta. “Hoy Astiz está juzgado y en cárcel común, que es lo que de alguna manera nos da tranquilidad: que sigan presos, en cárcel común, como hasta ahora. Y no como quieren algunos ahora: hacerlos pasar por viejitos y mandarlos a sus casas”.

“Para nosotros fue muy importante el encuentro del cuerpo de mi mamá, poder saber qué pasó exactamente con ella. Insisto en que los juicios deben continuar, para las familias es muy reparador poder despedirnos aunque sea de los huesitos y saber dónde están enterrados hoy”, señaló De VIncenti a BigBang. El cuerpo de su madre fue identificado en 2005, tras un intenso trabajo del Equipo Argentino de Antropología Forense.

ACTOS PARA RECORDAR LA LUCHA DE MADRES

La Asociación Madres de Plaza de Mayo, que preside Hebe de Bonafini, movilizó hacia la Plaza de Mayo durante la tarde. Luego, hicieron entrega del clásico pañuelo blanco a la organización italiana Kabawil. En el acto contarán con la música de Ignacio Copani, Bersuit y Cafundó. 

Las Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora conmemoran durante esta tarde los 40 años de lucha del organismo de derechos humanos. Además de reunirse para exigir Justicia, harán una serie de narraciones de algunas de las vivencias de los cuarenta años de lucha. Las Madres volverán a exigir por la apertura de los archivos secretos que contengan información de la última dictadura cívico militar.