Durante las últimas dos semanas se conocieron nuevas escuchas de conversaciones privadas entre la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner y su ex secretario de Inteligencia y hombre de confianza, Oscar Parrilli. Cerca de la ex mandataria cuentan que no hay preocupación por el contenido de las charlas que se hicieron públicas, aunque critican duramente al presidente de la Corte Suprema, Ricardo Lorenzetti; y al camarista Martín Irurzun, a cargo de la Oficina de Captación de Comunicaciones.
“No nos afecta, no hace mella, es una conversación privada. Lo grave es la filtración, porque o fue a propósito o es una falta de capacidad de los que tienen que hacer esto”, cuentan a BigBang en el entorno de la ex jefa de Estado. Las escuchas a Parrilli fueron en 2016 en el marco de una causa por presunto encubrimiento de Ibar Pérez Corradi, en un expediente en el que le dictaron la falta de mérito hace un año.
En los audios que se difundieron, se escucha a la ex presidenta insultando a Parrilli en varias ocasiones, pero también con duras críticas a dirigentes opositores, como Sergio Massa y Margarita Stolbizer, aunque también Cristina reparte insultos a dirigentes peronistas. “Seguro a más de uno le dijo esas cosas de frente”, coinciden varias fuentes del kirchnerismo.
Las conversaciones son de 2016, cuando la Justicia había ordenado interceptar el teléfono de Parrilli.
En cambio sí cuestionan el gasto de recursos del estado durante seis meses para oír las conversaciones. “El objetivo era saber de qué hablaba”. La jueza María Servini de Cubría había ordenado destruir las escuchas, por lo que allegados a la ex jefa de Estado critican que de todos modos se hubieran filtrado.
Quienes mantienen diálogo con Cristina cuentan que en este tiempo no cambiaron el modo en el que se comunican. “No hay nada prohibido, son conversaciones simples, llanas”, comentó un hombre que dialoga a menudo con la ex presidenta.