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A medio siglo de su muerte: el día en el que Fidel traicionó al "Che"

Mañana se cumplirán 50 años de su asesinato. Peleó codo a codo con Castrodurante las 25 semanas que duró el conflicto en Sierra Maestra. Llegaron al poder, pero sus diferencias se agravaron.

por Manuela Fernandez Mendy

08 Octubre de 2017 08:10
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“Otras tierras del mundo reclaman el concurso de mis modestos esfuerzos. Nada legal me ata a Cuba”. Esas fueron algunas de las palabras de despedida que Ernesto “Che” Guevara le escribió a comienzos de 1965 a Fidel Castro, antes de partir el 19 de abril rumbo a la fallida expedición guerrillera en la República Democrática del Congo, bajo la identidad falsa de Ramón Benítez.

Fidel y el "Che" durante su detención en México en junio de 1956.

No era una misiva cualquiera, era un testamento político: el líder cubano sólo podía leerla si el argentino perdía la vida en las selvas africanas, como una suerte de pasaporte diplomático para absolver a la Isla de represalias internacionales. Pero Fidel sacó el as de espadas antes de tiempo, cuando recibió la información de que el foco guerrillero de 120 cubanos liderados por el “Che” sorteaba ya con dificultad la resistencia congoleña.

“Hago formal renuncia de mis cargos en la dirección del partido, de mi puesto de ministro, de mi grado de comandante, de mi condición de cubano”, leyó Castro el tres de octubre de ese mismo año durante el Primer Congreso del Partido Comunista Cubano, sólo 167 días después de la partida del argentino.

El "Che" caracterizado como Ramón Benítez.

Las noticias de la traición tardaron poco tiempo en cruzar el Atlántico. “El 'Che' comenzó a dar patadas a la radio, mientras gritaba: 'Miren a dónde lleva el culto a la personalidad'. Fue al encuentro de su muerte sabiendo que lo habían traicionado”, recordó Daniel Alarcón Ramírez, más conocido como “Benigno”, uno de los cubanos que combatieron en el Congo y luego lo acompañaría en Bolivia.

Intentó llevar la revolución al Congo.

La derrota llegó pocos días después y dejó desamparado al revolucionario latinoamericano. “No hubo un solo rasgo de grandeza en esta retirada”, fue una de sus últimas anotaciones en África. Sabía que no podía regresar a Cuba y mucho menos viajar a la Argentina, donde por entonces Arturo Illia ejercía la presidencia, con quien se había encontrado sólo cuatro años antes en Punta del Este, en el marco de la reunión de la OEA.

Estuvo exiliado durante cinco semanas en la embajada cubana en Tanzania y luego partió a Praga, capital de la República Checa, país en el que permaneció cinco meses hasta establecer su próxima ruta revolucionaria. En comunicación con Fidel, el “Che” comenzó allí a orquestar su desembarco en la campaña guerrillera que le costaría la vida: el operativo Bolivia.

Se exilió durante cinco meses en la embajada cubana en Praga.

“Cuando el Che fracasa en Congo y se va a Praga, medita y plantea hacer la revolución en la Argentina, pero Fidel le dice que ahí no puede hacerse. Luego quiere hacerla en Perú, y le repite lo mismo. Y le inventan el espejismo de Bolivia”, reconoció el escritor cubano, Alberto Müller.

El "Che", Fidel y Camilo Cienfuegos tras la victoria revolucionaria de los "Barbudos".

Volvió el 21 de julio de 1966 a Cuba. En secreto y de encubierto, el “Che” regresó de madrugada, con su cabeza rapada, sin barba y unos lentes que pretendían ocultar uno de los rostros más conocidos de la Revolución. Se reunió con Castro y el grupo de compañeros que lo acompañarían al país en el que por entonces gobernaba el conservador René Barrientos Ortuño.

Nadie en la Isla sabía que el argentino, que había renunciado a su nacionalidad cubana, había regresado. Ni siquiera sus cinco hijos, de quienes se despidió el dos de noviembre de ese año. “No sabíamos que era él, nos dijeron que era el tío Ramón. Y me acuerdo que me sorprendía mucho las demostraciones tan afectuosas de un hombre al que no habíamos visto nunca”, recordó años después su hija menor, Celia, quien en ese momento tenía sólo tres años.

El revolucionario con cuatro de sus cinco hijos: Hilda, Aleida, Camilo, Celia y Ernesto.

“Queridos Hildita, Aleidita, Camilo, Celia y Ernesto: si alguna vez tienen que leer esta carta, será porque ya no esté entre ustedes. Casi no se acordarán de mí y los más chiquititos no recordarán nada. Su padre ha sido un hombre que actúa como piensa y, seguro, ha sido leal a sus convicciones”, fue el primer párrafo de la carta de despedida que les dejó.

"Su padre ha sido un hombre que actúa como piensa y, seguro, ha sido leal a sus convicciones

En la misma, el “Che” los instó a crecer como “buenos revolucionarios”. “Estudien mucho para poder dominar la técnica que permite dominar la naturaleza. Acuérdense que la revolución es lo importante y que cada uno de nosotros, solo, no vale nada. Sobre todo, sean siempre capaces de sentir en lo más hondo cualquier injusticia cometida contra cualquiera, en cualquier parte del mundo. Es la cualidad  más linda de un revolucionario. Hasta siempre hijitos, espero verlos todavía. Un beso grandote y un gran abrazo de papá”.

"Estudien mucho para poder dominar la técnica que permite dominar la naturaleza. Acuérdense que la revolución es lo importante y que cada uno de nosotros, solo, no vale nada. Sobre todo, sean siempre capaces de sentir en lo más hondo cualquier injusticia cometida contra cualquiera, en cualquier parte del mundo

Ninguno de los cinco herederos de Guevara volvería a saber de su papá. El desembarco en Bolivia fue catastrófico y, pese a diez meses de luchas en la selva, no logró la aceptación del campesinado.

En su diario, el argentino se quejó en varias de sus páginas que había perdido contacto con Manila, el hombre que le había asignado Fidel como nexo con las fuerzas revolucionarias bolivianas. La ausencia había sido orden de Castro, quien lo envió a Francia y dejó a las tropas del “Che” incomunicadas y sin apoyo.

La última foto del "Che" antes de partir rumbo a La Paz.

Su final llegó el 9 de octubre de 1967, cuando cae herido de una bala en su pierna izquierda en el combate de la Quebrada del Churo. Fue trasladado como prisionero de guerra a La Higuera y permaneció un día detenido en una escuela rural. “Ese cartel está mal escrito”, cuentan que le criticó a la maestra local. “Las mayúsculas nunca llevan acento”, sumó indignado, pese a que sabía que era sólo cuestión de horas hasta que le dieran el remate final.

Su cuerpo fue expuesto en el lavadero de un hospital en Vallegrande, Bolivia.

La bala del del soldado boliviano Mario Terán Salazar le puso fin a la vida del “Che”, quien en sólo ocho meses iba a cumplir 40 años. Un día después, su cuerpo fue trasladado en helicóptero a la ciudad de Vallegrande, en donde fue expuesto en el lavadero de un hospital. Horas después, le cortaron sus manos como “prueba de muerte” y su cadáver permaneció treinta años desaparecido.

De Sierra Maestra al Gobierno Revolucionario

La traición no lo sorprendió. Si bien las diferencias con Castro comenzaron aquel 30 de noviembre de 1956 en el que desembarcaron juntos del pequeño yate Granma en Santiago de Cuba, la victoria de la Revolución, que tuvo lugar 25 semanas después, no hizo más que profundizar sus posturas políticas.

Castro en Sierra Maestra: fueron 25 semanas de combate contra el ejército de Batista.

Aquel primero de enero de 1959, cuando los “barbudos” tomaron La Habana y derrotaron después de dos años y un mes a las tropas del presidente de facto cubano Fulgencio Batista, la postura política que debía tomar el nuevo Gobierno dividió las aguas dentro de sus líderes. Atrás quedaban los años de unión y lucha en Sierra Maestra: ahora debían marcar una posición de cara al pueblo y al mundo, que esperaban expectante su definición política.

El "Granma" permanece expuesto en las afueras del Museo de la Revolución.

“La Revolución empieza ahora y no será una tarea fácil. La Revolución será una empresa dura y llena de peligros. Sobre todo, en esta etapa inicial”, reconoció esa misma tarde el líder cubano en el histórico discurso que dio en el Parque Céspedes de la ciudad de Santiago. Y, aunque habló de un nuevo gobierno más equitativo, nunca calificó a la Revolución de comunista. ¿El motivo? La cúpula guerrillera no estaba en su mayoría a favor de una definición radical, que sí defendían tanto el “Che”, como su amigo, Camilo Cienfuegos.

La visita de Fidel a Washington y su definición: “No somos comunistas”

El 15 de abril de ese mismo año, sólo 105 después de la victoria militar, Fidel desembarcó en Estados Unidos, el país que más había apoyado a las tropas de Batista. Fueron doce días de una cargada agenda: visitó el monumento a Abraham Lincoln, se reunió con el entonces vicepresidente Richard Nixon, se hospedó en el Hilton, visitó la ONU y hasta dio una entrevista en un arcaico inglés a la NBC.

“Toda esta campaña falsa de comunistas. El Gobierno Revolucionario no es comunista. Es una campaña falsa, canallesca, que ni nos preocupa, ni nos asusta. El pueblo de cuba sabe que el Gobierno no es comunista

“Toda esta campaña falsa de comunistas. El Gobierno Revolucionario no es comunista. Es una campaña falsa, canallesca, que ni nos preocupa, ni nos asusta. El pueblo de Cuba sabe que el Gobierno no es comunista”, reveló en medio de una de sus conferencias. Luego, en televisión, sumó: “No soy comunista, no estoy de acuerdo con el comunismo. Y la prueba es la libertad de prensa en Cuba”.

Fidel se reunió con Nixon sólo 105 después de la victoria revolucionaria.

Las declaraciones enardecieron al ala más dura del Gobierno. Por entonces, el “Che” trabajaba junto a seis revolucionarios en el proyecto que daría lugar a la reforma agraria en el país. Faltarían dos años más para que Castro reconociera el carácter socialista de la revolución, después del bombardeo a tres aeropuertos militares en manos de exiliados cubanos apoyados por el gobierno estadounidense. “Eso es lo que no pueden perdonarnos, que estemos ahí, en sus narices, y que hayamos hecho una revolución socialista en las propias narices de los Estados Unidos”, sentenció durante el sepelio de las víctimas.

Raúl Castro y Camilo Cienfuegos, dos de los líderes del "ala dura" del Gobierno.

Cienfuegos había muerto dos años antes en un extraño accidente aéreo y, tras su muerte, el “Che” perdió a uno de sus principales aliados en el Gobierno. Sus críticas hacia los rusos, principales aliados de la revolución, y su cercanía con el gobierno maoista, volvieron a dejar en jaque el vínculo con Castro.

Fue recibido en Moscú, pero criticó con dureza la "política imperialista" de la URSS.

El punto de inflexión entre los líderes revolucionarios fue el discurso que Guevara dio en 1965 durante la conferencia Afroasiática en Argelia. En la misma, cuestionó el “accionar imperialista” de la Unión Soviética, a quien acusó de atar a la revolución en beneficio de su macro economía. Las palabras no pasaron inadvertidas en Moscú: la KGB lo puso de inmediato en su lista de perseguidos y fue Fidel quien le recriminó en su regreso a Cuba su avanzado “trotskismo”.

Fidel nunca aprobó el "maoismo" de Guevara.

“Los soviéticos consideraban a Guevara una personalidad peligrosa para sus estrategia imperialista y Fidel se plegó por razones de estado, visto que la supervivencia de Cuba dependía de las ayudas de Moscú. Y eliminó a un compañero de lucha molesta. El Che era el líder más amado del pueblo”, denunció Alarcón Ramírez, ex compañero del argentino en Bolivia.

Pasaron sólo dos semanas desde sus enérgicas críticas hacia los rusos y su llegada al Congo. Ese fue, dicen, el primer desaire de Castro hacia uno de los revolucionarios más visibles de su revolución.

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