Hubo más de 5 millones de cruces de llamados, cientos de allanamientos, pericias en más de 100 cuerpos no identificados, en una causa con 45 cuerpos, casi 59 legajos y 74 anexos. En quince años, la causa por la desaparición de Jorge Julio López sumó miles de páginas, pero no pudo resolver una incógnita que más de una década después provoca estupor, alarma y preocupación: qué le pasó al albañil cuyo testimonio era clave en el juicio que condenó al represor Miguel Etchecolatz por delitos de lesa humanidad cometidos durante la última dictadura.
El 18 de septiembre de 2006 Jorge Julio López fue desaparecido por segunda vez en su vida. Con 77 años, era un testigo clave para el Tribunal Oral N° 1 de La Plata. López ya había declarado en varias ocasiones en el juicio contra Etchecolatz, ex jefe de investigaciones de la Policía Bonaerense. Un día después, el represor era condenado a prisión perpetua.
Durante el juicio, López aportó datos sensibles sobre las condiciones de detención que padeció entre 1976 y 1979. El albañil estuvo primero en la Comisaría 5° de La Plata y luego en el Pozo de Arana. A lo largo de las audiencias, relató cuáles fueron los tormentos que les aplicaron los torturadores.
Uno de los más emotivos fue tres meses antes de su desaparición:
- López: Etchecolatz estaba al costado, y mandaba: “Dale, dale, dale, subí un poco más, subila, que este gringo que está en la parrilla se dio vuelta, era floja la máquina está”.
"(Etchecolatz) Se me ponía cerca, pero con una capucha, un estilo capucha peluda y de mono. Me conocés, me decía. Vos hacete el guapo, como hiciste esa noche, me decía a mí. No me hacía mucho la picana, porque era con batería y no me hacía mucho, sí sentía el cosquilleo. “Ahora acá vas a sentir, vas a ver”. Entonces le dijo a otro cargándome: 'Che, prendela directo desde la calle a la máquina'".
- ¿Quién decía eso?, le consultó el Juez.
- El señor Etchecolatz, el señor Etchecolatz, agregó López.
- ¿Él dijo todo lo que está contando?", insistió el Juez.
- Todo. Mandaba a otro y el otro repetía. Cuando yo le digo: 'Sí, sí, está bien lo que usted dice', grita: 'guacho, gallego, decime señor comisario'.
- ...Patricia (Dell' Ortto) les gritaba: 'No me maten, no me maten. Llévenme a una cárcel, pero no me maten. Quiero cuidar a mi nenita'. Y ellos no, la sacaron, van a ver ustedes, si un día encuentran el cadáver, la cabeza tiene el tiro metido. Pum. Otro tiro. Algo observaba, de costado, a Patricia la pude ver bien".
Julio López, en una de las audiencias, en 2006.
LA INVESTIGACIÓN
Al igual que la primera, la segunda desaparición de López estuvo envuelta por un velo de absoluta oscuridad. Fuentes de la investigación remarcaron a BigBang que hubo decenas de hipótesis investigadas. La más fuerte apuntaba a Etchecolatz. Es decir: la Justicia investigaba si los responsables de la primera desaparición de López eran, también, quienes se encargaron de que jamás llegara al tribunal de La Plata donde se leería la sentencia.A pesar del paso de los años y la falta de novedades, fuentes de la investigación negaron que hubieran dejado de buscarlo. Inclusive, años atrás se creó la “Comisión Caso López”; que depende de la Policía Federal y actúa bajo órdenes del fiscal de la causa, Marcelo Molina. Sin embargo, la mayoría de las líneas de investigación fueron “agotadas”, según describieron ante este medio.
Julio López desapareció a los 77 años. Nunca llegó a los tribunales de La Plata.Una de las hipótesis que sí continúa está vinculada a la investigación y análisis de llamados telefónicos, un reclamo planteado desde el inicio por una de las querellas. Para la abogada Myriam Bregman, quien patrocinaba a López, “la causa es un monumento a la impunidad”. “Se decidió no investigar, fue una decisión política y jurídica”.
VIDENTES Y PENDULISTAS
La causa por la desaparición de López incluye varios aspectos delirantes e insólitos. En los inicios hubo dos episodios llamativos y que fueron investigados por el primer juez que tuvo la causa, Arnaldo Corazza. Primero, una vidente que decía convertirse en pájaro, y aseguraba haber “avistado” a López en las orillas de un río. Otra de las hipótesis fue planteada por una pendulista.Otro de los datos llamativos está vinculado a un perro, Quintín, que integraba el equipo de rastrillajes de la Policía. Se lo llegó a acusar de “guiar mal a los policías” en los peritajes. “El juzgado tardó en ir a buscar al Servicio Penitenciario donde estuvo detenido Etchecolatz, y seguía los rastros que tiraba una vidente y que planteaba una pendulista”, señaló Bregman a este medio.
La fotografía de Leo Vaca, para Infojus, que revela el contenido de un papel que mostró Etchecolatz.Las hipótesis que apuntaban al represor fueron “agotadas”. En 2014, una imagen tomada por el fotógrafo Leo Vaca durante el juicio de La Cacha sumó más oscuridad. Allí se veía a Etchecolatz en el banquillo de los acusados, portando un pequeño papel con letra manuscrita: “Jorge Julio López, secuestrar”.
Uno de los legajos apunta a la investigación de todas las personas que fueron apuntadas por López como responsables de la represión y tormentos sufridos entre 1976 y 1979. Muchos de ellos fueron condenados en el juicio por el Circuito Camps, otros aún tienen pedidos de elevación a juicio y otros fueron procesados un año atrás.