Atrás quedaron los festejos y la algarabía del triunfo en el ballottage frente a Daniel Scioli. Desde hoy, el electo presidente, Mauricio Macri, comenzará a tejer una red de gobernabilidad para su gestión que le permita transitar en paz los primeros meses de gestión. La empresa no resulta sencilla y el macrismo comenzará a negociar en tres frentes a la vez: gobernadores, Congreso y sindicatos, los desafíos por delante.
Macri ya piensa en la gobernabilidad de su futuro mandato.
“Este cambio no puede detenerse en revanchas o ajustes de cuentas”, pronunció Macri minutos después de proclamarse ganador de la elección. Se trató de un mensaje de unión, de paz. Inclusive completó esa idea al pedirle a quienes no lo votaron que se unan a su proyecto, todo un gesto diferenciador del tono algo más confrontativo del kirchnerismo. Pero sobre todo, fue el inicio de un plan de gobernabilidad que comenzó antes de saberse jefe de Estado.
Gobernadores
Si bien es cierto que Macri estará flanqueado por Horacio Rodríguez Larreta en la Ciudad y María Eugenia Vidal en la Provincia, el presidente electo no cuenta con demasiados aliados a lo largo y ancho del país. De los 24 gobernadores, doce de ellos llegaron al poder de la mano del Frente Para la Victoria.
Gobernadores macristas. Larreta, Vidal, Morales (Jujuy) y Cornejo (Mendoza).
Sin embargo, en algunos casos se trata de mandatarios provinciales cuyas gestiones dependen en buena parte de los fondos del Estado Nacional para pagar los sueldos de la plantilla de empleado público, por lo que un escenario de armonía no sería visto con malos ojos.
Algunos ejemplos de ellos son los mandatarios provinciales de Catamarca, Lucía Corpacci; de Chaco, Domingo Peppo; de Entre Ríos, Gustavo Bordet; de Formosa, Gildo Insfrán; de La Rioja, Sergio Casas; de Misiones, Hugo Passalacqua; de Salta, Juan Manuel Urtubey; de San Juan, Sergio Uñac, entre otros.
Claudia Ledesma Abdala, gobernadora kirchnerista con la que Macri deberá negociar.
Sin embargo, Macri tendrá paradas bravas como las que le esperará en Santa Cruz, en donde tendrá que tender lazos con la flamante gobernadora Alicia Kirchner. Otra provincia con ADN kirchnerista como Santiago del Estero no será un escenario simple de negociar. Su titular, Claudia Ledesma Abdala, es una fiel militante del proyecto K. A estos casos se suma Tierra del Fuego, con la kirchnerista Rosana Bertone, y Tucumán, comandada por el ex ministro de Salud de la Nación, Juan Manzur.
Schiaretti gobernador de Córdoba, distrito clave en el triunfo de Macri.
En sintonía, el Presidente electo tendrá que convivir con cuatro mandatarios peronistas que estaban distanciados del armado oficialista del PJ: el cordobés Juan Schiaretti; el puntano Alberto Rodríguez Saá; el pampeano Carlos Verna; y el chubutense Mario Das Neves. A su vez, tendrá que negociar con la tercera provincia en importancia, Santa Fe, que ya le dio la espalda al candidato macrista Miguel Del Sel. Allí el socialismo gobernará por cuatro años más de la mano de Miguel Lifschitz.
Para su tranquilidad, el jefe de Gobierno porteño sabe que no tendrá problemas, en principio, con los gobernadores radicales de Corrientes, Ricardo Colombi; de Mendoza, Alfredo Cornejo; y de Jujuy, Gerardo Morales.
Congreso
El frente Cambiemos no tendrá quórum propio en Diputados y será la segunda minoría detrás del Frente para la Victoria. Por ello asomo como crucial el rol de los integrantes del frente Unión por una Nueva Argentina, que lidera el ex candidato a presidente Sergio Massa y las fuerzas minoritarias. En el Senado el escenario es más complejo.
El Congreso de la Nación, escenario de algunas de las futuras negociaciones.
Macri deberá recurrir, en la Cámara baja, a los bloques minoritarios para que avances sus proyectos. Negociaciones que será de vital importancia en un año donde se decidirán a los dos integrantes de la Corte Suprema, el Defensor del Pueblo, y cuestiones sensibles que fueron protagonistas de la campaña como impuesto a las ganancias, el Memorándum con Irán, restructuración de deuda, etc.
El macrismo intentará tejer acuerdos para sancionar leyes en el Congreso.
El kirchnerismo y aliadas dispondrán de 113 diputados, Cambiemos 88, UNA 31, Progresistas 7, Compromiso Federal 4, la Izquierda 4 y los demás partidos compartirán las 10 restantes.
La primera batalla
Uno de lo primeros conflictos será la elección de las autoridades. Por ley, quien elige al presidente de la Cámara es la fuerza mayoritaria o la primera minoría, en este caso, el Frente para la Victoria. Pero Cambiemos intentará poner allí a un hombre propio. En ese terreno será fundamental el rol del armador político Emilio Monzó, quien no ocupará ningún cargo en el Gobierno de Macri ya que será esta, su tarea fundamental.
Emilio Monzó, armador político clave en la estructura del próximo presidente.
Inclusive Cambiemos deberá negociar con los diputados que responden a la agrupación kirchnerista “La Cámpora”, que tendrá en total un bloque de 24 diputados. Monzó ya se reunió con Eduardo “Wado” de Pedro, Secretario General de la presidencia, quien asoma como el interlocutor entre Macri y Máximo Kirchner. A estos se le suman otros nombres importantes como el ministro de Economía, Axel Kicillof.
Senadores
Se trata de la batalla más difícil. El Frente para la Victoria contará con 38 senadores propios más 4 aliados, garantizándose así el quórum propio (37) y quedando cerca de los 48, que representan los dos tercios de la Cámara. Cambiemos será primera minoría con tan sólo 15, mientras que el peronismo disidente tendrá 9, Progresistas 3 y "otros" completan los 3 restantes.
Michetti, al frente del complejo escenario en el Senado.
Gabriela Michetti, que será la presidenta de la Cámara Alta por ser la vicepresidenta de la Nación, tendrá la difícil tarea de negociar con el peronismo.
Sindicatos
La última y tercera pata con la que Macri intentará acordar para evitar cualquier conflicto social y gremial en el país son los gremios, que en los últimos años perdieron terreno de la mano de Cristina Kirchner. El electo presidente deberá negociar las bases y condiciones de una paz social en la que los gremios buscarán que el supuesto “ajuste”, del que tanto se habló a lo largo de la campaña, no toque a los trabajadores.
Moyano, revitalizado por el triunfo de Macri en busca del poder que perdió.
Gerónimo “Momo” Venegas fue uno de los pocos gremialistas que apoyaron abiertamente a Macri, mientras que el triunfo del líder del PRO reposicionó a Hugo Moyano en el ajedrez del poder. El presidente de Independiente ahora aspira a recuperar privilegios e influencia que alguna vez tuvo con Néstor Kirchner y el primer mandato de Cristina.
Una imagen de los acuerdos que podrían garantizar la “paz social”.
Con el jefe de gobierno porteño lo unen los negocios en la recolección de la basura en la ciudad de Buenos Aires, los millonarios plazos fijos que atesora el gremio en el Banco Ciudad y el sponsoreo del mismo banco al club Independiente, entidad que Moyano preside.
En la vereda de enfrente, Antonio Caló, jefe de la CGT oficialista, emerge como la primera incógnita. Tras el 25 de octubre, el sindicalista manifestó su apoyo abierto a Scioli: “ganará en segunda vuelta porque el pueblo es peronista". El líder de la UOM, será otra parada difícil en la búsqueda por garantizar la gobernabilidad. Una palabra que por estas horas resuena en la mente del electo presidente. Un desafío para los primeros meses de su gestión para demostrar que puede conducir los destinos del país.