06 Julio de 2016 12:44
El polémico ministro de cultura porteño, Darío Lopérfido, renunció a su cargo, desgastado tras el repudio que produjeron sus desafortunadas declaraciones acerca de los desaparecidos.Sin embargo, tampoco es que se haya quedado sin trabajo: continuará siendo el director artístico del teatro Colón.
Todo empezó el 24 de enero de este año. Durante una charla pública con el periodista Edi Zunino, en Pinamar, Lopérfido no paró de tirar títulos y selló su suerte política. Aquella fatídica tarde,dijo: "En la Argentina no hubo 30 mil desaparecidos. Fue una mentira que se construyó en una mesa para obtener sus subsidios... "
"Si algún error enorme cometió la dictadura militar ,enorme, fue no hacer un proceso legal y hacerlos desaparecer y matarlos de esa manera", dijo además Lopérfido entonces, obviando el sencillo hecho de que la instauración de una dictadura es en sí misma un acto ilegal y por lo tanto no puede derivar en procesos "legales".
"En la Argentina no hubo 30 mil desaparecidos. Fue una mentira que se construyó en una mesa para conseguir subsidios
Aquella fatídica tarde también dijo: "El peronismo era como el nazismo alemán pero sin matar judíos". La banalización del holocausto -que en cualquier contexto hubiese generado un escándalo- pasó inadvertida ante otra frase igualmente desafortunada.
Darío Lopérfido, el funcionario repudiado por sus dichos.
Desde ese momento, el funcionario nunca pudo recuperar el costo político perdido, porque además jamás se disculpó por lo dicho: por el contrario, ratificó sus dichos. Los repudios no se hicieron esperar: desde los principales dirigentes del movimiento de Derechos Humanos, como Estela Carlotto y Adolfo Pérez Esquivel, hasta muchos importantes intelectuales del mundo, comenzaron a exigir su renuncia.
"El peronismo era como el nazismo alemán, pero sin matar judíos
"Es nefasto, pero no es extraño", dijo Hebe de Bonafini. "Que Lopérfido nos dé la lista de los que piensa que son los desaparecidos. Manejamos la cifra de 30 mil porque los propios depredadores registraron cerca de 45 mil”, respondió Estela de Carlotto. “A este muchacho le recomiendo que se informe correctamente y deje de malgastar su tiempo”, fue contundente el ex premio Nobel de la Paz, Adolfo Pérez Esquivel.
“Consideramos estas declaraciones como un claro intento de banalizar y restar importancia a las atrocidades cometidas en esos años, como así también de arrojar un manto de descrédito sobre los organismos y las políticas de derechos humanos. Creemos que estas declaraciones significan un grave retroceso y una afrenta para todos aquellos que estamos comprometidos con las políticas de derechos humanos -un compromiso que bajo todo punto de vista desearíamos compartir con su actual Gobierno-, y da cuenta de una actitud especialmente inapropiada viniendo de un funcionario público.
Nuestra confianza y nuestro respeto por las iniciativas públicas del Gobierno de la Ciudad, y por extensión del Gobierno Federal, resultan lesionados por expresiones públicas como la del Ministro de Cultura, a quien ustedes avalan permitiendo que permanezca en su cargo”, decía, entre otras cosas, la solicitada que entre otros, firmaron Alain Badiou, Jean Luc Nancy, Chico Buarque, Joan Manuel Serrat, entre otros.
Lopérfido recibió "escraches" en cada una de sus apariciones públicas. En el Bafici, en el teatro Colón, en ArteBA. El movimiento fue persistente.
Su último acto polémico fue denunciar lo que llamó "el mayor fraude de la historia audiovisual", en referencia al proyecto BACUA, las producciones televisivas de ficción impulsadas del Estado durante los gobiernos kirchneristas.
"El impacto lo calculo entre mil millones de pesos y 800 millones por año. Las productoras eran las de (Claudio) Villarruel y (Bernarda) Llorente. Compraron las voluntades de todos los fanáticos kirchneristas porque actuaban siempre los mismos: Rita Cortese, Luis Machín, Alejandro Awada, Juan Palomino, Gustavo Garzón, fans del kirchnerismo que, dicho sea de paso, son los que piden mi renuncia por decir éstas cosas”, declaró.
Los actores aludidos le respondieron muy duramente, muy especialmente Luis Machín, quien le escribió una carta abierta publicada en el diario Página/12, donde, entre otras cosas, le dijo:
"El día 26/6, a través de un medio de comunicación al que usted le concedió una nota, me doy por enterado de que soy un ladrón partícipe del mayor fraude de la historia audiovisual argentina. Y que además mi voluntad fue comprada para seguir fanáticamente las políticas de un Gobierno Nacional elegido por el pueblo. (...) En su denuncia, sin fundamento ni pruebas, usted nombra a algunos actores y dice que nosotros pedimos su renuncia. Usted, señor ministro, omite decir que somos cerca de 9 mil los firmantes de ese pedido, entre los que se encuentran representantes de la cultura, artistas nacionales e internacionales. Y usted continúa mintiendo al negar la veracidad de las firmas de los artistas internacionales. Esos artistas, mal que le pese, han firmado su pedido de renuncia".
Luis Machín: "Hágase cargo usted de sus mentiras", le dijo a Lopérfido.
"Trabajé en series impulsadas por el Estado, en series para canales privados, en forma independiente y generando mis propios proyectos. Y en todos los casos, trabajé con la libertad del que trabaja de lo que le gusta. Así lo hice siempre. Ojalá a usted le pase lo mismo en su actividad, sabrá de lo que hablo. (...) No tengo nada que ocultar, lamento decirle. No mezcle las cosas. Haga las denuncias donde hay que hacerlas. Y, así como yo me hago cargo de lo que pienso, de lo que siento y de lo que gano con mi profesión, hágase cargo usted de sus mentiras, de sus intentos por embarrarnos a todos por igual y del repudio que le hace la sociedad en cada una de sus apariciones públicas", concluyó Machín.
Otros tiempos: Lopérfido con Fernando de la Rúa y su hijo, Antonio de la Rúa.
Ahora, Darío Lopérfido pasó a la historia. Probablemente su carrera política haya pasado a la historia, pero nunca se sabe. También se pensó lo mismo luego de la caída de Fernando de la Rúa, en diciembre de 2001. Lopérfido, un funcionario muy influyente en aquella administración -mucho más de lo que su condición de vocero presidencial y secretario de Medios indicaba- reconoció haberle sugerido a De la Rúa que declarara el Estado de Sitio: la medida terminó con movilizaciones populares en las 24 provincias, 38 muertos en todo el país y la caída de aquel Gobierno.
Sin embargo, con el paso de los años Lopérfido logró reciclarse en la política: primero, como director del teatro Colón durante la gestión de Macri. Luego, como ministro de Cultura de Horacio Rodríguez Larreta. Hasta que se sintió seguro y se fue de boca.