28 Noviembre de 2023 12:15
Alberto Fernández sigue siendo el presidente de todos los argentinos hasta el 10 de diciembre. Con el diario del lunes, las reflexiones del jefe de Estado parecen sacadas de contexto. Una de las frases que quedará para la historia es: "Tengo la tranquilidad espiritual de haber puesto todo en los cuatro peores años del siglo".
En medio del contexto de la asunción de La Libertad Avanza (LLA), Fernández parece sentirse en la obligación de dar algunas explicaciones: desde su gestión en la pandemia, pasando por el manejo de los fondos públicos y llegando al summum de sus problemáticas, como la ruptura del peronismo.
Es evidente que Argentina cambió rotundamente después de que Javier Milei consiguiera el 56% de la voluntad popular en las últimas elecciones presidenciales y, ese giro de 360 grados se llevó puestos a algunos integrantes del peronismo como lo es Daniel Scioli.
"Pichichi" como se lo conoce en el ambiente político, gestionaba las relaciones internacionales con Brasil, país comandado por Lula Da Silva que ya adelantó que no aterrizará en Argentina para la asunción de Milei hasta que éste no le pida perdón por haberlo llamado "comunista y corrupto".
Últimamente, Fernández no calla nada y no le tembló la voz para criticar arduamente a Scioli que rápidamente se enlistó con el gobierno de LLA para seguir desarrollando sus tareas como embajador en Brasilia, capital del país hermano. Sobre él dijo sin pelos en la lengua: "No entiendo cómo se puede representar al Gobierno de Fernández y al de Milei". Y fiel a su estilo fue categórico: "No me vengan con la historia de que se puede representar a la Argentina", expresó y lo condenó: "Eso es falso".
Como si no fuera poco, Alberto analizó: "Es problema de Scioli si se queda. A cualquiera que haya trabajado en nuestro gobierno le tiene que ser objetivamente imposible trabajar con Milei", declaró impertinente. Y continuó: "Eso es lo que creo, porque pensamos muy distinto".
Aunque no se confirmó todavía la continuidad del cargo, Scioli ya dijo estar preparado. La futura canciller Diana Mondino que representará a Argentina en el mundo, habría dado el visto bueno para que "Pichichi" colabore con la causa.
Alberto Fernández siendo Alberto Fernández
En la misma entrevista en la que criticó al actual embajador argentino en Brasil, Fernández vanaglorió su gestión pero desde un lugar descalabrado: "Siento tristeza porque me hubiera gustado que uno de los nuestros me sucediera. Y digo qué pena que no pudimos hacer lo que queríamos o no salió", dijo haciendo hincapié en la fragmentación perenne del peronismo.
Sin embargo también reconoció: "Pero aun sabiendo que hubo situaciones complejas, tengo la convicción de que hicimos muchas cosas y que, si uno tiene en cuenta el contexto, se hicieron bien (...) Tengo la certeza de que mi equipo hizo todo lo que humanamente se podía hacer para que la Argentina progrese".
Fernández reconoció no tiene nada que esconder, menos que menos chanchullos económicos: "Me voy sin un centavo más. No es ningún mérito, pero es raro en nuestro país", dijo más que aclarando... oscureciendo y siguió: "No tengo testaferro, no tengo cuentas en el exterior. Todo lo que tengo está declarado en la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP)".
Además exteriorizó orgulloso: "Habiendo sido el Gobierno que más obra pública hizo en la historia argentina, no hay una denuncia de corrupción".
Fernández "le cantó las 40" a Milei
El presidente consideró en la entrevista que brindó a Urbana Play que no se quedó con las ganas de advertirle punto por punto lo que él mismo sostiene desde hace tiempo: la dolarización que propone Milei llevará a Argentina a épocas oscuras.
Sobre el tema contestó: "No es una buena idea la dolarización porque el plan de convertibilidad nació para contener la inflación" reflexionó y continuó: "Como plan fue exitoso, pero era para dos años. Cuando se volvió una política económica fue un desastre porque privó al país de una herramienta central que es la política monetaria", reconoció.
Dejando la veta abierta para que se filtre lo que hablaron en aquella reunión en Olivos, Alberto contó: "Y le recordé (a Milei) cómo termino ese programa en el '99, con un proceso recesivo, con la industria nacional aniquilada y 18 puntos de desempleo". Fernández dio una de cal y una de arena. Primero dijo: "Tengo que reconocer que tuvo una actitud muy respetuosa conmigo. Fue una reunión muy correcta en el trato".
Pero también le dio con un cañazo al reconocer que Milei tiene: "Un discurso muy violento, una actitud homofóbica, donde también desconoce una realidad que es la igualdad de género, un discurso que dice que es mentira que las mujeres están en peores condiciones que los hombres en términos laborales, un discurso en el que dice que ser homosexual es lo mismo que el que elige tener piojos y que, por lo tanto, se atenga a las consecuencias".
Las llamativas frases de Alberto Fernández
- Sobre Cristina Fernández de Kirchner. Atrevió a contar sus intimidades con la vicepresidenta; dijo: "Por ahora no hablamos y no sé qué pasará en el tiempo". Además hizo un gran mea culpa: "Funcionó al comienzo, pero se volvió disfuncional" y también apuntó: "La cosa no funcionó como debía funcionar en una coalición; parecía que íbamos para distintas direcciones, y eso se trasladó en acciones e hizo más difícil la gestión. Me parece que es parte de un debate que nos debemos internamente en el peronismo".
- Sobre el peronismo. Expresó que lo que le falta es una reconversión, más precisamente usó la palabra "reconfiguración" y resumió: "El peronismo tiene que discutir lo que es y lo que quiere ser. Fue demasiadas cosas a lo largo de la historia: ha sido conservador neoliberal con (Carlos) Menem; conservador popular con (Eduardo) Duhalde; progresista con Néstor (Kirchner), con Cristina y conmigo. ¿Qué es el peronismo?", cuestionó filosóficamente.
- La fiestita en Olivos. La frase que resumiría su postura es la siguiente: "Me equivoqué. Trato de explicarme por qué hice semejante pavada. Asumo mi responsabilidad".
Pero también pidió disculpas... una vez más: "Lamento enormemente lo que ocurrió ese día. Ese día deben haber entrado no menos de 70 personas a Olivos porque era la Casa Rosada porque la Argentina necesitaba seguir siendo administrada. Hice reuniones con un montón de gente que me planteó problemas y cuando llegó la noche Fabiola (Yáñez) me dijo que iban a hacer un brindis y nunca reparé que eso no se podía hacer".