26 Marzo de 2020 21:39
Luego de ponerse alcohol en gel en sus manos, en su despacho de la Quinta de Olivos, el presidente Alberto Fernández dialogó con la TV Pública y dio su visión de cómo el Coronavirus cambiará el Mundo.
Además, le hizo una dura advertencia a todos aquellos que aún no respetan la cuarentena obligatoria: Se terminó la paciencia, el tonto tendrá que darle explicaciones a un juez y quedará embargado”
Las frases más importantes del presidente
Nos estamos dando cuenta lo que le está pasando al mundo y nadie está exento a este virus. Lo que minimizaron esta pandemia y los que tardaron en reaccionar a ella hoy lo están padeciendo. Hubo un cambio de visión. Todos se están dando cuenta que estamos en un problema y que no se salva nadie. Lo que pareció ser un tema del invierno chino, terminó siendo un problema del verano sudamericano. Este tipo de cosas hay que asumirlas como una gran aldea que somos. Veo lo que el Fondo y el Banco Mundial plantearon ayer, cuando dijeron que los acreedores privados deben dejar de cobrar intereses a los países en deuda porque no es posible pagarlos hoy en día. Hemos recibido del Banco Mundial 300 millones de dólares de un crédito para poder asignarlos a cuestiones sociales. Vamos a recibir 35 (millones de dólares) más para poder asignarlo a cuestiones médicas. Yo siento que el mundo le está prestando atención a la dimensión de la crisis.Debemos conocer qué le están pasando a dos países que están bloqueados, como Venezuela y Cuba. No hay una cuestión política, es una cuestión humanitaria. No hay derechos para mis amigos y mis enemigos no tienen derechos. No, los derechos los tienen todos. El derecho a vivir bien y el derecho a vivir sano lo tienen todos los pueblos. Nosotros frente a una pandemia debemos ocuparnos de esos pueblos que están sometidos a un bloqueo que no le dejan llegar comida o remedios. Lo que el virus demostró es que uno ´puedo cosechar una riqueza y perderla en 10 minutos. Uno debe darse cuenta de lo endeble del sistema. Un virus que va sobre los consumidores empobrece a aquellos que, con avaricia y necesidad de ganar dinero desmedida, ven como se derrumba sus imperios en las bolsas del mundo. Deberíamos generar un sistema más igualitario para poder vivir en el siglo XXI. El costo de tantas vidas alguna enseñanza nos tiene que dejar, sino habla muy mal de la humanidad. Algo debe cambiar. Cuando hoy escuchaba a los líderes europeos por África, yo lo celebro. Pero meses atrás no los dejaban entrar a Europa. Reclamo la ética de la responsabilidad social, que es entender que el que se cayó necesita de nuestra mano para levantarse. Si marchamos todos juntos a la par, ahí seremos una mejor sociedad. Necesitamos que tanta muerte no sea en vano. En el año 2016 el FMI le recomendó al Gobierno de entonces que reduzca los gastos de salud y ese gobierno lo hizo. Convirtió el ministerio en secretaría y ahora con este problema debemos hacer esfuerzos enormes para cubrir todo el trabajo que el anterior gobierno dejó bacante. Cuento esto para que aprendamos, que no nos vuelva a pasar esto. El Ministerio de Salud contactó a los más importantes infectólogos y mejores médicos que la Argentina y la OMS pudo acercarnos. Escuchamos a todos y procedimos como nos recomendaron. El día que dijimos ´pongamos la cuarentena´ lo hicimos viendo la experiencia de otros. Si no paramos el contagio, éste es exponencial y podríamos estar viviendo lo que pasa España e Italia. Eso buscamos evitar. Pero todo es pude hacer gracias a lo que los médicos y científicos me enseñaron. Estamos haciendo lo que debíamos hacer, el resto depende de nosotros. En cumplirlo. Nuestro destino para superar la pandemia depende de nosotros, de cómo nos comportamos, de cómo nos arriesgamos, de cómo podemos ser irresponsable de salir y contagiar a otros. Hay una parte que depende de nosotros. Por eso me enojo tanto. Le dije a la ministra de Seguridad que haya inflexibilidad absoluta. Hoy secuestramos un montón de autos, iniciamos un montón de procesos penales. Se terminó la paciencia. Del mismo modo que se terminó la paciencia con los especuladores: los que aumentan los precios o los que guardan los productos esperando que éstos aumenten su valor. Lo que está en juego es la vida de la gente y nadie tiene derecho de jugar con eso. Que un tonto se escape de la policía cargando tablas de surf, bueno termina como termina los tontos: dándole explicaciones a un juez y embargado. La mayoría de los argentinos no son tontos. Hay mucha gente que además le tenemos que agradecer eternamente por lo que hacen. Hablo de los médicos, enfermeros, de los policías, de los oficiales de las fuerzas armadas, gendarmes, prefectos, medios de comunicación y de todos. Todos ellos hay que darles las gracias porque se están exponiendo, son la cara que enfrentan al virus. Estamos en deuda con ellos. Las clases pueden esperar. Si algo que no me urge es el inicio de clases. Después vemos como compensamos esos días. No tiene mucho sentido subir a un chico o un adolescente a a un colectivo para que termine infectado a esa edad. Eso puede esperar. Nadie sufrió por recibirse un año antes o un año después. Tampoco van a sufrir por terminar un mes antes o un mes después el colegio” A partir de ahora va a haber otro mundo. Habrá que pensar si el teletrabajo y la teleeducación no son viables a partir de ahora. La idea es que los alquileres no aumenten porque la gente está trabajando menos. Queremos evitar los desalojos porque a la gente le cuesta tener dinero para pagar. Queremos poder sortear entre todos el mal momento y ser responsables. Atender a todos y no dejar a nadie a esta lógica. Hoy en día el gastronómico que trabajaba como mozo en un restaurante no trabaja porque no hay gente. Hoy le pedí al director del ANSES que busquemos un modo de resolver el problema del cobro de las jubilaciones. Vamos a ver si prolongamos la cuarentena, debemos ser cuidadosos porque paraliza la economía y genera todos estos problemas que estamos hablando. Pero tenemos que preservar la salud de la gente. Cada vez que se infecta uno más, sufro. El sistema de salud no fue bien tratado en este último tiempo. El lunes estuve en un hospital en La Matanza, que se llama René Favaloro, que me impresionó mucho. Se terminó en 2015 y nadie le puso camas o la aparatología para que funcione. Lo dejaron ahí olvidado y el intendente de ese momento convirtió la planta baja en atención ambulatoria de gente. Eso evito que no tenga intrusos.
Pero hubo otro hospital, terminado en el mismo momento y en las mismas condiciones en la Matanza, que quedó a merced de los vándalos. Se llevaron los aires acondicionados, las luces y los caños. Eso es una pena. El deterioro que sufrió la salud es evidente. Al final, si las vacunas de sarampión teníamos y eso hay que reconstruirlo.