18 Febrero de 2025 07:28
![Viale y Milei](https://statics.bigbangnews.com/2025/02/crop/67b461380b8f5__400x300.webp)
Si la presidencia de Javier Milei fuera una serie de Netflix, este episodio se llamaría "El Criptogate y la magia de la edición". Pero lamentablemente no es ficción, sino una tragicomedia que quedó expuesta en su máxima expresión durante la entrevista que el mandatario pacto con Jonatan Viale. Lo que prometía ser un descargo épico del libertario sobre el escándalo de la criptomoneda $LIBRA terminó en una lección de "control de daños en vivo y en directo" con Santiago Caputo como el director de la orquesta y el hijo de Mauro Viale como un alumno aplicado que sabe cuándo borrar la pizarra y empezar de nuevo.
La "entrevista" fue emitida por TN con una prolija edición que recortó los momentos más delicados, pero como en todo thriller político, siempre hay un "backstage" que lo revela todo. Y en este caso, el video filtrado por la propia señal de noticias se convirtió en la escena clave que expuso la mecánica del Mileismo: un presidente que no entiende del todo la gravedad de lo que enfrenta, un asesor que le susurra al oído y un periodista que juega a la independencia hasta que le marcan la cancha.
El momento más impúdico de la entrevista se da cuando Milei, atrapado en su propio laberinto de excusas, empieza a enredarse sobre si el caso $LIBRA es un tema privado o una cuestión de Estado. Ahí entra en acción Santiago Caputo, quien, desde fuera de cámara, ordena frenar todo. "Arrancá con la pregunta de vuelta", se escucha decir. Viale, que segundos antes se jactaba de que no le dictaban las preguntas, asiente sin chistar: "Entiendo. Me doy cuenta. Puede traer quilombo judicial".
Y como un actor en ensayo general, reacomoda su guion y sigue adelante. Por unos minutos, el despacho presidencial se transforma en el set de "American Idol", con un jurado compuesto por Karina Milei, Manuel Adorni, Luis Caputo y, por supuesto, el omnipresente Santiago. Entre susurros y gestos, el destino de la entrevista se va moldeando en vivo. El mensaje es claro: el libertario puede rugir fuerte contra la "casta", pero cuando las preguntas incomodan, hay que resetear la escena.
En la parte que sí vio la luz, Milei ensayó su defensa. "Yo no lo promocioné, lo difundí", dijo, como si la diferencia semántica cambiara el resultado final de una inversión que dejó a miles en la ruina. Luego intentó minimizar el impacto: "Es falso que sean 44.000 personas. En el peor de los casos son 5.000", como si estafar a "solo" 5.000 inversores fuera un alivio. Y remató con una analogía digna de una charla de bar a las 3 AM: "Es como el que juega a la ruleta rusa y le sale la bala". Magistral manera de explicarle a los damnificados que la culpa es suya por confiar en lo que su Presidente recomendaba.
La revelación del backstage no solo puso en jaque a Milei, sino que también desató un temblor interno. Karina Milei ya analiza pedirle la renuncia al ministro de Justicia, Mariano Cúneo Libarona, para que se dedique exclusivamente a defender a su hermano. La jugada, aunque desesperada, tiene lógica: si el abogado del Estado se convierte en el abogado personal del presidente, al menos la confusión sobre el rol de la Justicia en este escándalo quedaría resuelta por completo. Como era de esperarse, el mileismo no tardó en ver una mano negra detrás de la filtración que dejó mal parado también al periodista favorito de Milei.
La diputada y ex cosplayer Lilia Lemoine lanzó en redes un mensaje críptico: "¿A qué juegan, muchachos?". Para el oficialismo, lo de TN no fue un "error", sino una traición de los medios que supuestamente deberían proteger a su líder. Milei, que nunca duda en ver conspiraciones en todos lados, ahora tiene que enfrentar la dura realidad: cuando hasta los aliados te exponen, quizás el problema no es "la casta" sino lo que pasa dentro de tu propio Gobierno.
Si la intención de la entrevista era cerrar el tema $LIBRA, la jugada terminó siendo un boomerang. No solo no despejó dudas sobre la participación de Milei en la estafa, sino que además confirmó que en su gobierno las entrevistas se pautan, se editan y se corrigen en vivo. ¿Les pasará lo mismo a Majul y Trebucq? Seguramente sí. En lugar de un Presidente dando explicaciones, vimos a un asesor ordenando, un periodista obedeciendo y un Milei desconcertado preguntando: "¿Cómo veníamos?". El libertario que llegó al poder prometiendo transparencia quedó atrapado en su propio show de manipulación mediática. Y lo peor para él es que, esta vez, la cámara siguió grabando.